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Jean-Claude Romand, el falso médico de la OMS que asesinó a toda su familia

Fue condenado a cadena perpetua y hoy sigue en prisión

Fotografías policiales de Jean-Claude Romand
Pedro García Cuartango

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En la variada tipología de los seres humanos, Jean-Claude Romand es el mejor ejemplo de una persona con doble vida que desencadena unas consecuencias trágicas cuando ya no es capaz de mantener su impostura. Romand asesinó a su mujer, a sus dos hijos, a sus padres y a su perro en 1993 cuando estaba a punto de descubrirse que no era un médico e investigador de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sino un farsante. Su historia inspiró El adversario, el libro de Emmanuel Carrère, que fue un éxito internacional de ventas.

Este hombre había estado engañando a su familia, sus amigos y sus vecinos durante 18 años. Vivía en un pueblo cercano a la frontera suiza y les hacía creer que cada mañana se desplazaba a su despacho en Ginebra como alto funcionario de la OMS. En realidad, cogía su coche y se iba a pasear por los bosques alpinos o a deambular por los bares de las ciudades de los alrededores. Por la noche volvía a casa fingiendo que había tenido una jornada agotadora de trabajo.

Todo empezó cuando Romand cursaba segundo de Medicina, que no pudo aprobar. La relación con su prometida se fue a pique, lo abandonó todo y se resignó a ver la televisión e ingerir comida basura. Engordó 20 kilos y se convirtió en un desecho humano. Pero reaccionó gracias a su habilidad como mentiroso patológico, inventado una existencia imaginaria. Ello le permitió recuperar a Florence, su antigua novia, con la que contrajo matrimonio.

Gracias a su prestigio social, vendía productos financieros falsos y medicamentos «milagrosos» para luchar contra el cáncer. Así obtenía unos ingresos que le permitían mantener un alto nivel de vida. Nadie sospechaba de él hasta que conoció a una mujer llamada Corinne, con la que entabló relaciones. Romand cometió el error de estafar a su amante, que empezó a sospechar de él.

Su mentira comenzó a desmoronarse y su familia empezó a notar que mentía. Incapaz de confesar la verdad y sintiéndose acorralado, el impostor asesinó a su mujer con un rodillo de amasar, mató a sus dos hijos con un rifle, luego acabó con el perro y, horas más tarde, se dirigió al hogar de sus padres para quitarles la vida.

Regresó a su domicilio y tomó un frasco de barbitúricos. Luego incendió la casa. Los bomberos le encontraron inconsciente en medio de las llamas y le salvaron la vida tras pasar tres semanas en coma.

Fue condenado en 1996 a cadena perpetua , por lo que sigue hoy cumpliendo la pena en la cárcel de Châteauroux. Los psiquiatras dictaminaron que Romand actuó con pleno conocimiento de sus actos , aunque también diagnosticaron que sufría un trastorno narcisista de personalidad . Cuando le preguntaron por qué lo hizo, se limitó a responder que quería morir con sus seres queridos.

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