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Catalanes y gallegos, los más expuestos a sustancias perfluoradas

Los alimentos, el agua y el polvo doméstico son las principales fuentes de exposición

Sinc

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Sartenes, cajas de pizza, ropa y textiles son algunos de los productos que contienen compuestos alquilperfluorados , empleados por su resistencia y estabilidad química. Un grupo de científicos españoles ha presentado el primer mapa de exposición a estas sustancias de la población española. Los resultados se han publicado en la revista « Science of the Total Environment ».

Aunque aún no se tienen evidencias de los efectos en la salud de las personas para todos estos compuestos, dos de ellos –el sulfonato de perfluorooctano (PFOS) y el ácido perfluorooctanoico (PFOA)– son sospechosos de representar un riesgo para la salud humana e incluso tienen riesgo de ser cancerígenos , a partir de un cierto nivel de concentración. Por ello, fueron incluidos en 2009 en el anexo B de la lista de químicos restrictivos del Convenio de Estocolmo, un tratado internacional que regula el tratamiento de sustancias tóxicas.

« Los alimentos, el agua y el polvo doméstico son las principales fuentes de exposición. Aunque en menor medida, también hay que considerar la exposición debida al contacto con productos de consumo que las contienen como las prendas de vestir y otros textiles», advierte a Sinc Argelia Castaño, directora del Centro Nacional de Sanidad Ambiental (CNSA) del Instituto de Salud Carlos III.

Castaño y su equipo han realizado el primer mapa de la exposición a estos compuestos basándose en los datos obtenidos en bioambient.es del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, un proyecto lanzado en 2008 para entender la distribución de los contaminantes ambientales como metales, pesticidas, retardadores de llama, sustancias alquilperfluoradas y bifenilos policlorados en la población española adulta trabajadora, y establecer valores de referencia.

Tras analizar las concentraciones y la distribución geográfica de seis PFAS –PFOS, PFOA, sulfonato de perfluorohexano (PFHxS), ácido perfluorononanoico (PFNA), ácido perfluorodecanoico (PFDA), N-metil perfluorooctano sulfonamida (N-MeFOSA)– en el suero de 7 55 adultos españoles de 18 a 65 años de edad , los investigadores confirman que la población española está expuesta a estas sustancias, en niveles semejantes a otras poblaciones europeas.

«Se detectaron PFOS, PFOA y PFNA en casi todas las 775 muestras y PFHxS y PFDA en más del 85% de ellas», certifica a Sinc Mónica Bartolomé, primera autora del trabajo y científica en el CNSA.

«Los residentes del noreste (Cataluña) y noroeste de España (Galicia) tuvieron los valores séricos más altos de PFAS, mientras que los residentes de las Islas Canarias mostraron los valores más bajos para casi todos los PFAS», destaca Bartolomé. En el caso concreto de los PFOS, los niveles detectados en toda la población española superan los límites HBM-I establecidos por la Comisión Alemana de Biovigilancia Humana, lo que indica la importancia de seguir vigilando los niveles de exposición en la población, dicen los investigadores.

Por otra parte, la edad es un factor importante a considerar en la exposición, al ser las PFAS persistentes y bioacumulables. Según el estudio, «a más edad, mayores niveles». En cuanto al género, los hombres presentaron niveles más altos que las mujeres.

Sin embargo, cuando se eliminaron de la comparación las mujeres que habían amamantado a uno o más hijos, las mujeres posmenopáusicas y los hombres de mayor edad presentaron concentraciones de PFAS similares. «Esto sugiere que otras vías de excreción como la lactancia y la menstruación contribuyen a la reducción de la carga corporal de las PFAS en las mujeres», subrayan las autoras.

Para los científicos, los hábitos de vida también influyen en los niveles de PFAS. La exposición al tabaco y la dieta lo hacen de manera considerable. El estudio indica que el consumo de pescado está asociado a varias sustancias como las PFHxS, PFOA y PFOS. Pero también el consumo de cerveza y vino aumenta las concentraciones: los bebedores regulares de cerveza (de una a seis por semana) y los de vino mostraron una asociación con PFOA y PFOS. En el caso del vino además se detectaron PFNA y PFDA.

«Es necesario continuar con estudios de vigilancia humana, incluyendo otros sectores de población y ampliando el diseño de cuestionarios, para identificar fuentes de exposición adicionales; y sobre esta base, perfeccionar las actuaciones en la gestión de riesgo», concluye Castaño.

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