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Los donantes vivos de órganos reclaman una baja similar a la de la maternidad

Cada año alrededor de 430 personas donan un riñón o parte del hígado a sus hijos o algún familiar cercano sin ninguna protección social o laboral

Un trasplante realizado en el hospital Vall D'Hebrón, Barcelona ABC

LAURA DANIELE

Con apenas tres años María (nombre ficticio) tuvo que ser sometida a un trasplante hepático. Su padre no dudó en donarle parte de su hígado después de que las pruebas confirmaran que era un donante vivo compatible. «Ahora la niña tiene ... ocho años y está muy bien», afirma Juan, que prefiere utilizar un nombre ficticio, ya que aquella intervención le costó su puesto de trabajo. Para poder realizarse las pruebas Juan pidió unos días de baja y otros de vacaciones. Una semana después de la intervención fue llamado al despacho del director de Rercursos Humanos de la empresa en la que trabajaba y le despidieron.

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