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Santiago Martín

Culpar a las víctimas

Si el drag canario quería transgredir y llamar la atención, ¿por qué no se ha disfrazado de Mahoma cortando cabezas de infieles, por ejemplo?

Santiago Martín

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La situación ideal para cualquier torturador, verdugo, criminal o, simplemente, abusador es poder hacer lo que quiere hacer y encima criminalizar a sus víctimas. Lo que de verdad desea no es hacer el mal, sino hacerlo y poder echar la culpa a quienes padecen las consecuencias de sus actos. Así, el violador dirá que la mujer violada era culpable porque llevaba la falda muy corta o porque, según él, le había mirado provocadoramente. Eso está pasando ahora con los católicos y nuestros cada vez más reducidos derechos.

Si una drag sale en un carnaval blasfemando contra la Virgen y Cristo y protestamos, los culpables somos nosotros porque no respetamos la libertad de expresión y, además, porque no tenemos sentido del humor. Es el mismo argumento que han empleado cuando hemos protestado por la caricatura ofensiva del Papa Francisco en el cartel del carnaval de La Coruña o cuando lo hicimos por la exposición en Pamplona de una «obra de arte» hecha con formas consagradas . Nos insultan y encima nos culpabilizan si nos atrevemos a protestar o a defendernos, por muy pacífica y legalmente que lo hagamos.

El drag canario, que para colmo dice que es agnóstico y quiere ser profesor de religión -seguro que si no le dan trabajo pondrá una demanda por discriminación y la ganará-, afirma que sólo quería llamar la atención y transgredir. Tan psicodélico es que pide perdón a quien haya podido sentirse ofendido a la vez que afirma que lo volvería a hacer de nuevo. Sin que se puedan comparar ambos casos, es como si el violador pidiera perdón a la violada y a la vez le dijera que si puede la violará de nuevo.

Si lo que él quería era transgredir y llamar la atención, ¿por qué no se ha disfrazado de Mahoma cortando cabezas de infieles, por ejemplo? ¿O por qué no se burlaron del profeta los caricaturistas gallegos o el pedazo de artista navarro? Eso sí que sería transgredir y llamar la atención. En cambio, como son muy valientes y originales, prefieren insultar a los católicos , a los cuales, además, pueden culpabilizar impunemente si se atreven a protestar. Y algunos incluso dicen que somos la Inquisición. Qué contentos deben estar Hitler y Stalin con estos discípulos suyos.

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