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Nutrición

Cuidado con los agujeros nutricionales de las dietas más de moda

Los regímenes rápidos y fáciles consiguen hacernos perder peso. Pero no de forma saludable

Cristina Garrido

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«Buscáis la fama, pero la fama cuesta y aquí es donde vais a empezar a pagar. Con sudor». Con esta frase lapidaria, la profesora de baile de la mítica serie «Fama» advertía a sus alumnos de que detrás de todo éxito debe haber esfuerzo, constancia y motivación. Cambie la palabra fama por adelgazar y entenderá por qué una de cada tres personas son sobrepeso reconocen haber caído en dietas «milagro», que prometen resultados inmediatos con poco sacrificio.

«El tratamiento de la obesidad es complejo y difícil. Hay que ser honesto. Perder peso cuesta mucho. Hay que ser muy constante porque el cuerpo lucha contra la pérdida de peso», asegura a ABC Irene Bretón , miembro del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). El éxito de las dietas milagro, mágicas, de moda... llámelas como prefiera, radica en las promesas de pérdida de peso rápida, sin esfuerzo y que afirman ser completamente seguras. A veces incluso se rodean de un halo de ciencia o vienen avaladas por clínicas . Suelen tener una gran difusión mediática, y también por el boca a boca. «El problema de estas dietas es que se pierde peso . Y eso es lo que lleva a engaño y a que la gente se la recomiende a otras personas. Pero son perjudiciales a largo plazo . Si quieres estar más sano, no valen», alerta la doctora Bretón.

Sentirse mejor

No todas las personas que siguen estos patrones alimenticios alternativos buscan únicamente adelgazar. A veces es más una cuestión psicológica: de sentirse bien, más sano, a la moda, o «depurado». Como por ejemplo las dietas que restringen, aunque no haya intolerancia, el gluten o los lácteos , la paleodieta, o las detox. Pero estas tampoco tiene fundamento. No está demostrado que quitarse el gluten o los lácteos, si no hay un problema diagnosticado, mejore en nada nuestra salud . «Aunque el gluten no es un nutriente esencial ni necesario, no está comprobado que su exclusión de la dieta en personas que no tienen enfermedad celíaca u otra situación clínica que aconseje su retirada, tenga ningún efecto beneficioso», asegura la doctora Bretón. En cuanto a los lácteos, tan demonizados últimamente, tampoco hay evidencia. «Todas las guías internacionales defienden el consumo diario. Somos mamíferos y utilizamos la leche como fuente de calcio, proteínas y vitaminas liposolubles como la D», prosigue el doctor José Manuel García Almeida , jefe de Endocrinología del Hospital Quirón Salud Málaga y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo). Y en cuanto a la paleodieta, el doctor Almeida bromea: «Una dieta basada en una época en la que la esperanza de vida era de 25 años no parece el mejor modelo».

Ambos expertos coindicen en que si hay que retirar algún alimento por necesidad o por convicción, por ejemplo si se quiere ser vegano, siempre ha de ser bajo supervisión de un médico que nos guíe para indicarnos cómo compensar las carencias y evitar un desequilibrio nutricional. « La dieta vegana puede resultar deficitaria en algunos nutrientes esenciales si no se suplementa, como la vitamina B12. Algunos grupos de edad presentan un mayor riesgo de deficiencia si esta dieta no se realiza correctamente, como los niños, embarazadas y lactantes, los ancianos o las personas que tienen alguna enfermedad o toman medicamentos», avisa Bretón.

Hábitos saludables

Si queremos adelgazar de forma segura, los expertos lo tienen claro: hay que ir al médico. «Un especialista puede darte el enfoque de tu problema real. Descartar diabetes, tiroides, deficiencia de vitamina, etc. y planificar la intervención, que consiste en un periodo de 3 a 6 meses, en el que se come menos y se aumenta la actividad física. « Si se bajan las calorías pero no aumenta la actividad, a los seis meses se vuelve al mismo peso », afirma, en conversación con ABC, el doctor García Almeida, que advierte que una pérdida saludable en ese periodo de tiempo no debe exceder del 10% del peso de partida. «Una pérdida de peso rápida, de más de un kilo a la semana, vacía los depósitos de agua y proteínas. Supone un riesgo», señala.

La única justificación a una pérdida de peso más brusca y rápida es la que viene prescrita y controlada por un médico en casos en los que obesidad del paciente compromete a corto plazo su salud. Por ejemplo, niveles muy altos de glucosa, insulina o triglicéridos, un IMC de 50 que provoca dificultad respiratoria, o antes de una cirugía.

Hacer dietas estrictas por nuestra cuenta buscando una bajada de peso rápida cada cierto tiempo (operación bikini, operación pospolvorón, operación boda) desemboca en un « desastre metabólico a corto plazo », advierte el doctor García Almeida.

La única dieta que ha demostrado ser segura a largo plazo para conseguir y mantener un peso saludable, sin necesidad de suplementos, y que tiene efectos protectores frente al cáncer y las enfermedades cardiovasculares, es la dieta mediterránea , que incluye todo lo que muchas de estos patrones alternativos restringen: cereales, legumbres, frutas, verduras, frutos secos, lácteos, aceite de oliva como principal grasa, pescado y carne.

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