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Comer fuera de casa: cuando la carta manda

Comer de menú es el pan de cada día para muchas familias. Repasamos las claves para elegir las opciones más saludables

SONIA SÁNCHEZ FERRI

Para muchos una opción de ocio y la oportunidad perfecta para establecer relaciones sociales, para otros una necesidad fruto de la falta de tiempo y de la rutina diaria. A pesar de la crisis económica, los españoles hacemos un gasto medio anual de 31.609 millones de euros al año en comer fuera del hogar, según el último Informe de Consumo correspondiente al año 2014 elaborado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

Los restaurantes que ofrecen servicio completo siguen siendo la principal opción aunque para gran parte de los españoles signifique renunciar a lo casero, a la calidad y a una seguridad alimentaria, que en muchos casos debe controlarse al milímetro. Sin embargo, el ritmo de vida acelerado marca la rutina del día a día y comer de menú se hace inevitable para muchas familias. La pregunta es si ganarle la partida al reloj está reñido con un estilo de vida saludable.

Variedad frente a cantidad

Los españoles dedicamos entre 30 y 40 minutos a comer a diario. Las prisas generan ansiedad que hace que en muchas ocasiones se opte por raciones abundantes con comandas que se centran en productos más básicos y funcionales dejando de lado platos de preparación más compleja.

La clave para que un menú sea saludable, según Elisa Blázquez, nutricionista de la Clínica Medicina Integrativa, radica en unas materias primas de primera calidad, aspecto que muchas veces escapa a nuestro control cuando la opción elegida es comer fuera de casa. «Elegir platos libres de salsas y cremas dejando de lado alimentos ricos en grasas saturadas es fundamental. Lo ideal es optar por guarniciones poco calóricas» , apunta esta experta.

Según explica, la comida del mediodía debe cubrir entre el 30 y el 35 por ciento del total calórico diario , aunque este porcentaje variará en función de las necesidades de cada persona. «Lo ideal es optar por un menú que ofrezca verduras y vegetales de primer plato y de segundo carnes o pescados, pero siempre a la plancha», apostilla, al tiempo que aclara que uno de los problemas cuando se come fuera del hogar es el tema del cocinado. «En muchos espacios de restauración se exceden con el aceite y la sal en el proceso de cocinado », precisa Blázquez. En cuanto a los postres, «lo mejor es optar por una pieza de fruta o un yogur».

Se trata de elegir con cabeza, aunque a veces el paladar se vuelva más caprichoso cuanto más nos acercamos al firmamento gastronómico. Los menús con estrella Michelín no están pensados o diseñados para alimentar a las personas en el día a día, sino para ofrecer una experiencia gastronómica única.

Según explica la dietista-nutricionista Julia Farré, «en estos espacios se usan ingredientes que están al límite de ser comestibles, pero que consumidos en pequeñas cantidades y de manera aislada o puntual no tienen ninguna repercusión para la salud. En cambio los menús de comida diaria tienen una función muy distinta, ofrecer una comida como la que haríamos en casa».

En escenarios donde el colectivo que consume es más elevado, como es el caso de hospitales, la seguridad alimentaria cobra un papel mucho más importante, ya que el público objetivo es mucho más vulnerable a una toxiinfección alimentaria.

Menos opciones

«El gran problema en estos centros se relacionacon la presentación, la temperatura y la escasez de presupuesto que limitan las opciones a ofrecer», apunta Clotilde Vázquez, Jefa del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz. «Lo fundamental es que el enfermo se encuentre con platos equilibrados y apetecibles y que coma lo máximo posible», indica.

El colegio ofrece un contexto perfecto para inculcar hábitos saludables a los más pequeños. Desde el programa Perseo, promovido por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición se pone a disposición de todos los centros educativos una guía donde se informa de las necesidades nutricionales que deben cubrir los comedores.

Es fundamental que el centro informe sobre la planificación diaria y mensual a los padres para que puedan ajustar comidas y cenas y desarrollar un plan dietético lo más equilibrado posible.

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