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A clase en Semana Santa y Carnaval

Polémica por la supresión de las vacaciones de fiestas religiosas en Cantabria. «El siguiente paso será que los niños vuelvan al cole el 2 de enero», opinan algunas asociaciones de padres

Colegio San Agustín de Santander JUAN MANUEL SERRANO ARCE

ROCÍO FERNÁNDEZ ORTIZ

Apartir del próximo año, y a diferencia del resto de España, los alumnos cántabros no tendrán vacaciones por Semana Santa ni Carnaval . Serán sustituidas por sendos periodos de descanso a finales de febrero y en torno al Primero de Mayo. ¿La razón? El revolucionario calendario implantado este curso escolar, a punto de concluir ya, y que da otra vuelta de tuerca de cara a la nueva etapa lectiva, merced al pacto sellado ayer en la Mesa Sectorial Docente.

Consejería y sindicatos acordaron, por unanimidad, mantener el modelo estrenado en el 2016-2017, que reparte las clases en cinco bimestres espaciados por cuatro paréntesis de varios días y los meses de verano. En la práctica, hay días de descanso cada dos meses . Pero el Gobierno PRC-PSOE y representantes de los profesores han decidido dar un paso más y desvincular los descansos de fechas marcadas en rojo en el calendario laboral, como las religiosas de Pascua, lo que dificulta la conciliación. Con ello pretenden, según argumentan administración y Junta de Personal, lograr un mayor equilibrio entre los periodos lectivos y de descanso. Aunque muchos padres ven en esta decisión un intento de desacralizar ciertas fechas, como las ligadas a las procesiones.

El modelo, copiado de otros países europeos, une a la comunidad educativa y divide a las familias. Por un lado, quienes tienen hijos en la enseñanza pública no ven lógico que la programación del curso tenga que depender de las fechas religiosas. Por eso, el calendario «es una medida acorde a nuestros planteamientos», admite a este periódico Leticia Cardenal, portavoz de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPA) de Cantabria, que deja claro que no han participado en las negociaciones. Y por otro lado, aquellos que mandan a sus vástagos a centros concertados opinan que el único objetivo es desligar las vacaciones escolares de fiestas que «forman parte de nuestra cultura y tradición». Y puede que la cosa no quede ahí, porque según alertan desde Concapa a ABC, «el siguiente paso será que los niños vuelvan al cole el 2 de enero ».

Su presidenta, Mónica Haro, en total desacuerdo con romper con los descansos clásicos, pone un ojo en el resto de comunidades autónomas : «La diferencia de calendarios académicos no ayuda a la conciliación familiar ». Y otro, en los países de la Unión Europea: «Si hay que europeizar, que se empiece por la jornada laboral», dice Haro.

Y del curso que ahora finaliza, la portavoz de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y de Alumnos en esta región cree que ha logrado justo el efecto contrario para el que se concibió. Los cinco bimestres -y sus correspondientes evaluaciones, que se reducirán a cuatro el próximo 2017-2018- han saturado a los alumnos, de exámenes y trabajos. «No han descansado». A ello se suma que cada vez que se interrumpen las clases con semanas «en medio de la nada», unos días antes están ya «descentrados» y después les cuesta volver a la rutina y coger el ritmo.

Los padres de la concertada se quejan además de que la estructura del curso se ha negociado sin tener en cuenta a las familias y poniendo en juego el rendimiento de los alumnos, por lo que exigen un punto de equilibrio. Merche Palacios, autónoma y madre de dos hijos, el mayor en tercero de la ESO y el pequeño en cuarto de Primaria, ha tenido que hacer este año «encaje de bolillos» para compaginar su actividad con los descansos escolares. El próximo curso se presenta «aún más complicado» , por lo que además de recurrir a los abuelos tendrá que apuntarles en actividades extraescolares y «pagar». «A mí esto me cuesta dinero», se lamenta. Y además de ese gasto, tendrá que trabajar después de Pascua, cuando «todo el mundo está de vacaciones», y parar a principios de mayo, en unos días de gran carga laboral, con el fin de poder pasar unos días en familia.

Firmas contra la medida

Otro colectivo en contra del polémico calendario, la Asociación Enraizados, ha promovido una iniciativa contra la supresión de las vacaciones de Semana Santa a través de change.org, donde se han recogido ya más de 10.000 firmas.

Pese a las críticas, que también llegan del principal partido de la oposición -el PP ve una «ocurrencia» y «despropósito» el nuevo calendario- en la Consejería de Educación defienden a capa y espada un modelo que ha sido «bueno para los alumnos» y que ha venido para quedarse en Cantabria.

Sobre la nueva distribución de las vacaciones, el socialista Ramón Ruiz lo achaca a un intento de racionalizar tiempos escolares y que redunden en «un mayor bienestar físico y emocional» de los alumnos. Como a su juicio «ha quedado demostrado este curso». En similares términos, los sindicatos presentes en la Junta de Personal Docente -STEC, ANPE, UGT y CCOO- valoran el diálogo mantenido y se muestran satisfechos por el acuerdo alcanzado, que obedece a una reivindicación histórica de estos sindicatos.

Jornada reducida

El próximo curso, el calendario escolar mantiene los 175 días lectivos , repartidos en cinco bimestres separados por cuatro periodos de vacaciones que, por primera vez, esquivan las fiestas de Carnaval y Semana Santa. Esta última se reduce a cuatro días -del Jueves Santo al Domingo de Resurrección- pero sin más jornadas, ni por delante ni por detrás. En su lugar, se habilitan varios días de descanso en torno al 1 de Mayo (del 30 de abril al día 6). Y en febrero, las clases se interrumpen del 22 al 27. La primera semana de descanso para los escolares cántabros será de nuevo en otoño, al mes y medio de la vuelta al cole, del 30 de octubre al 5 de noviembre, seguida de las fechas tradicionales de Navidad (23 de diciembre al 7 de enero).

La mesa sectorial también acordó ayer mantener la jornada reducida en septiembre y junio para Infantil y Primaria (tres horas y media), en contra de la petición de los padres, que demandaban horario completo todo el año. Sí se implantará entre los alumnos de Secundaria y Bachillerato, que tendrán seis horas diarias de clase al inicio y final del curso escolar.

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