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Carlos López Otín: «No somos inmortales ni lo seremos nunca»

El científico español dirige el curso «Investigación biomédica y progreso social» de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander

Carlos López Otín, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo Juan Manuel Serrano Arce
Bruno Pardo Porto

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Carlos López Otín (Sabiñánigo, Huesca, 1958) ha dedicado gran parte de su vida al mundo microscópico, pero eso no le impide tener una visión a gran escala de la ciencia. Es catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de Oviedo y uno de los investigadores de referencia en el campo de la biomedicina, donde ha abierto nuevas puertas para tratar la leucemia linfática. Su discurso se mueve entre el genoma humano y las letras de Leonard Cohen, entre los pequeños avances de los laboratorios y la responsabilidad social de su trabajo. Nos encontramos en Santander, donde dirige el curso «Investigación biomédica y progreso social» de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

Su curso se llama «Investigación médica y progreso social». ¿Le preocupa la relación entre la ciencia y el progreso?

Los últimos avances de la biología molecular permiten reprogramar células, es decir, hacer que retrocedan en el tiempo. Yo cojo las células de mi mano, les añado cuatro factores (cuatro proteínas) y vuelven atrás en el tiempo, a su estado embrionario. Esto parece que acerca la ciencia a la magia. Toda esta tecnología que ha transformado la manera que tenemos de entender la vida y acercarnos a las enfermedades, ¿cómo puede llevar al progreso social? ¿Cómo podemos convertir técnicas muy sofisticadas, información muy compleja, en logros que sirvan para el bien de la humanidad, para que nos beneficiemos todos? El gran fracaso de la ciencia moderna sería cuando sirva para crear nuevas formas de discriminación, incluida la discriminación genómica. La ciencia no tiene sentido si no adquiere una dimensión social, solo entonces se manifiesta en toda su plenitud.

¿En qué consiste la reprogramación celular?

Es un que proceso que consiste en tomar células adultas y volverlas atrás en el tiempo, retomar su potencial embrionario. Si una célula simplemente tiene desgaste por uso al reprogramarla borras todas las marcas del paso del tiempo (marcas epigenéticas) y así puedes llegar a reconstruir el tejido de un individuo. Sin embargo, puede ser que este individuo tenga una enfermedad, provocada por una mutación en un gen, y entonces no solo tenemos que reprogramar sus células, sino que además necesitamos editarlas mediante un proceso que se llama edición génica. La combinación de esta técnica con la reprogramación celular consigue células corregidas. Se puede llegar a sustituir órganos o partes de órganos mediante este proceso, aunque estamos en una fase inicial todavía. Las aplicaciones clínicas están empezando, es una lenta marea creciente.

¿Nos dirigimos hacia la inmortalidad?

La ciencia sirve para mejorar el mundo, pero no estamos aquí para ser inmortales . El científico no tiene que tener ese objetivo. Si estamos rodeados de más de 6.000 enfermedades hereditarias, de las cuales la mitad no se conoce cuál es el gen que la causa, ¿cómo hablar de inmortalidad y de eterna juventud?

Pero se habla

Mi resumen es muy sencillo: no somos inmortales, ni lo seremos nunca. Sin embargo, un medio tan conocido como Time dijo en portada que en 2045 el hombre será inmortal. Es posible que a través de la tecnología, de la suma de la inteligencia artificial con las nuevas técnicas de la reprogramación de células y de edición de genomas y regeneración de órganos se construya algo en este sentido. Es posible, pero será muy muy tarde y no será el homo sapiens. En todo caso será el homo sapiens 2.0. No somos inmortales, ni lo seremos nunca. No somos perfectos, ni lo seremos nunca. Precisamente debido a que somos imperfectos es por lo que estamos aquí.

¿Por qué?

Si fuéramos perfectos, si nuestros mecanismos de copia de material genético fueran perfectos, no envejeceríamos ni tendríamos cáncer. La mayoría de los tumores surgen por lo que llamamos origen replicativo del cáncer: efectos intrínsecos a nuestras maquinarias bioquímicas. Si estas fueran perfectas seguiríamos siendo las pequeñas bacterias que nos precedieron hace 3.500 millones de años.

Siempre ha compaginado su labor investigadora con la docencia. ¿Qué le aporta la enseñanza?

«No somos perfectos, ni lo seremos nunca. Precisamente debido a que somos imperfectos es por lo que estamos aquí»

Carlos López Otín

Además, piensa en cuál es la vigencia de un artículo científico. La mayoría de ellos pasan rápidamente de moda porque hay otros que los superan. ¿Cuál es la vigencia de un discípulo? Si has tenido un impacto sobre él, toda una vida. Mis mentores, mis maestros, me han durado toda la vida . Sus efectos perduran.

En sus cursos puede verse a gente de disciplinas muy diversas.

Las barreras, las fronteras entre disciplinas, se difuminan. La división del conocimiento en disciplinas refleja nuestra ignorancia en muchas cosas. Lo que sucede es que estamos en un momento de convergencia de muchas ciencias. Yo no distingo entre humanidades y ciencias, todo parte de un mismo afán de comprender el mundo que nos rodea desde distintas perspectivas. En este curso los alumnos pueden ser matemáticos, ingenieros, médicos, bioquímicos, abogados, economistas...

¿Siempre mira fuera de su campo de estudio?

Yo siempre pensé que tenía la oportunidad de intentar contribuir a explicar la vida y las enfermedades desde una perspectiva molecular y científica. Pero también te das cuenta de que toda la verdad no puede estar en eso. El que quiere abordar otras preguntas como la trascendencia humana o cuál es el significado de nuestra presencia en el mundo necesita abrir otras ventanas de conocimiento para que entre la luz. Leonard Cohen: « En todo hay una grieta solo para que entre la lu z». Y es así. En todos los sitios, en todas las disciplinas, hay grietas, pero para que entre la luz. A mí me gusta que me entre luz de todos los sitios. Yo no tengo ningún sentimiento de trascendencia, pero sin embargo sí me gusta tener la sensación tener la sensación de que hay personas que piensan en ello: hacia dónde vamos, en qué consiste la vida, cuál es nuestro destino.

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