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Algunas ciudades alemanas podrían prohibir los vehículos diésel

Berlín, Dortmund, Bremen, Múnich y Stuttgart plantean restringir la circulación de estos coches

El escándalo de Volkswagen ha acelerado este tipo de medidas REUTERS/Suzanne Plunkett

JOSÉ-PABLO JOFRÉ

Grandes ciudades alemanas como Berlín, Múnich, Bremen y Stuttgart podrían prohibir la circulación de coches con motores diésel por ser considerados altamente contaminantes. Una pegatina medioambiental azul en el parabrisas indicaría que el motor del vehículo utiliza como combustible el diésel. Hasta que la etiqueta azul finalmente se introduzca deberán pasar algunos años ya que necesita de una base legal que la sustente.

Bremen ha advertido que antes de 2018 ve difícil la aplicación de la prohibición. Una encuesta de la agencia DPA demuestra la aprobación de los ciudadanos a una medida como esta.

Fue la ministra de Medioambiente, la socialdemócrata Barbara Hendricks , quien presentó esta primavera la propuesta de una etiqueta medioambiental azul con el objeto de prohibir la entrada de motores diésel a los centros urbanos. Desde los partidos conservadores y la patronal de fabricantes de coches Hendricks ha recibido críticas que se han unido a las advertencias de Múnich y Berlín: que una etiqueta como ésta podría generar una crisis social. En parte por la discriminación de vehículos generalmente más baratos.

Según el diario muniqués Süddeutsche, que se refiere a informaciones de las autoridades municipales, se necesitarían periodos de transición así como excepciones para residentes privados y empresas.

Varias ciudades alemanas se encuentran probando alternativas para reducir el NO2 (óxidos de nitrógeno) del aire, aunque planes concretos para prohibir la circulación de motores diesel aún no existen. En Düsseldorf están esperando a conocer las condiciones de la etiqueta azul. En Dortmund, un portavoz ha indicado que altos niveles de NO2 se encuentran exclusivamente en las carreteras cercanas. En Múnich, las autoridades están intentando probar primero aumentando los puntos de recarga para coches eléctricos y en la promoción y ayuda económica para la compra de este tipo de vehículos, así como de bicicletas para asociaciones, trabajadores y servicios de distribución.

Todo lo anterior es en parte consecuencia del dieselgate cuando el año pasado Volkswagen fue descubierta utilizando un software en 11 millones de sus coches que detecta si pasa por una prueba cambiando el régimen del motor para que emita menos gases nocivos. VW llegó a perder en dos o tres semanas un 40% de su capitalización bursátil y recortará 3.000 empleos en sus oficinas de Alemania antes de 2018.

La empresa alemana que llegó a un acuerdo con las autoridades estadounidenses para compensar a clientes y mitigar la contaminación en EE.UU por 13.000 millones de euros, podría dejar de producir coches con motores diésel.

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