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Sociedad

La temperatura media del planeta aumentará 0,3 grados más este siglo

La decisión de Trump, enfrentado a toda la comunidad científica, puede obligar a revisar y actualizar al alza los compromisos del resto de países

Donald Trump, en el momento en que anunció la salida de EE.UU. del Acuerdo de París REUTERS
Araceli Acosta

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En las horas transcurridas desde que Donald Trump realizara su controvertido anuncio de abandonar el Acuerdo de París de lucha contra el cambio climático, e incluso en los días previos en que ya «se estaba contaminando a la opinión pública para que la decisión resultara inevitable y se diera por descontada», opina Teresa Ribera, directora del Instituto para el Desarrollo Sostenible y las Relaciones Internacionales (IDDRI), ni un solo país ha mostrado interés en unirse a Estados Unido s en lo que muchos consideran una carrera hacia el pasado.

Mientras el presidente norteamericano deshojaba la margarita, casi 40 ciudades de su país se habían comprometido ya a ser 100% renovables en 2035, incluida Pittsburgh, la ciudad del acero a cuyos votantes, y no a los de París, dijo Trump que se debía para tomar su decisión. El alcalde de Pittsburgh, Bill Peduto, decía momentos después en su cuenta de Twitter que «podía asegurar que seguiría las directrices del Acuerdo de París por nuestros ciudadanos, nuestra economía y nuestro futuro».

«Ciudades y empresas están comprometidas con la transición hacia una economía baja en carbono, porque las tecnologías renovables ya son competitivas por sí mismas y porque los ciudadanos demandan también calidad en el aire que respiran, del agua que beben… todo ha cambiado», explica Ribera. En este sentido, Glen Peters, investigador senior del Centro Internacional de Investigaciones Climáticas y Ambientales en Oslo, señala que «el viento, la energía solar y el gas continúan desplazando al carbón en la producción de electricidad en Estados Unidos, por lo que los planes de Trump de reactivar la industria del carbón podrían no ser capaces de contrarrestar las fuerzas del mercado ya existentes».

El cambio climático, una realidad

Pese a seguir siendo el segundo emisor del mundo después de China, el presidente Trump ha decidido que los intereses de Estados Unidos a corto plazo son más importantes que los del futuro del planeta del que también forman parte. Más allá de sus propios intereses o de su ceguera, según quien valore, son muchas las voces que creen que Trump ha olvidado algunas cosas sobre las que el 97% de la comunidad científica está de acuerdo.

A saber, que el cambio climático es real, que la Tierra se ha calentado 1,2ºC desde la Revolución Industrial , que está causado por el hombre, que tanto la quema de combustibles fósiles como la ganadería y la tala de las selvas tropicales emiten gases de efecto invernadero, y que sus efectos serán peligrosos: aumento del nivel del mar, extinciones masivas, grandes sequías… Las ciudades costeras desde Nueva York a Shangai sufrirán inundaciones . Ya en Miami Beach se está levantando el nivel de las calles y poniendo a punto instalaciones de bombeo ante una previsible subida del mar. Este es el mejor de los casos, las Islas Marshall, por su parte, desaparecerán bajo el agua .

Naciones Unidas ya ha advertido de que sin el compromiso de EE.UU. –que era reducir sus emisiones entre un 26-28% en 2025 respecto a 2005-, la temperatura del planeta aumentará 0,3 grados adicionales antes de final de siglo , si se cumple el peor de los pronósticos. Según el jefe del departamento Investigación Atmosférica y Medio Ambiente de la Organización Meteorológica Mundial, Deon Terblanche, la cifra es una estimación, ya que no aún se han elaborado modelos climáticos para evaluar el probable impacto de esta decisión.

Aun cuando las promesas recogidas en el Acuerdo de París se implementen completamente, las emisiones previstas para 2030 pondrán al mundo en una senda que llevaría a un aumento de la temperatura media global de 2,9 a 3,4 grados este siglo , según el Informe sobre la disparidad de las emisiones, que anualmente elabora el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Ahora habría que sumarle esas tres décimas de grado más.

Muy lejos de las pretensiones

Esto nos sitúa muy lejos aún del objetivo recogido en el Acuerdo de París de limitar el aumento a 2ºC a final de siglo sobre el nivel preindustrial y hacer todos los esfuerzos para que ese aumento no sea mayor de 1,5ºC. Los científicos están de acuerdo en que limitar el calentamiento global a menos de 2ºC este siglo (en comparación con los niveles preindustriales), reducirá la probabilidad de sufrir tormentas más intensas, sequías más prolongadas, aumento del nivel del mar y otros impactos climáticos severos.

El Panel de Expertos del Cambio Climático (IPCC) dejó claro en su quinto y último informe de Evaluación en 2014 que no hay otro camino para abortar una subida de 2ºC que llegar a un nivel de cero emisiones cerca de 2100, para lo que habría que reducirlas entre un 40 y un 70% en 2050 y desterrar definitivamente los combustibles fósiles de nuestra vida. Esto es, no valen las medidas tintas. Y estas reducciones «sustanciales» en las emisiones solo pueden lograrse a partir de cambios a gran escala en los sistemas energéticos y en el uso del suelo. Y además, estos cambios hacia una economía baja en carbono deben empezar cuanto antes.

Los líderes de los grandes países emisores se han apresurado a decir que el Acuerdo de París no va a renegociarse, pero lo que está claro es que con un actor tan importante fuera de juego tendrá que revisarse . Para poner al mundo en la senda correcta de los 2ºC, la ONU advertía el año pasado de que hay que reducir «urgentemente» un 25% las emisiones previstas para 2030. Por eso, en 2018 debe iniciarse ese proceso de revisión para que en el año 2020 los países puedan presentar sus nuevas contribuciones, al alza, mientras que en el año 2023 el tratado debe actualizar sus compromisos globales.

Esa revisión es ahora más importante que nunca , aunque las próximas elecciones americanas en noviembre de 2020 quizás reviertan la situación o, como confían muchos analistas, el mercado acabe antes por hacer que Estados Unidos se reconcilie con París y con el resto del mundo.

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