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Cómo conseguir que tu empresa sea «la más feliz del mundo»

David Tomás cree que el buen ambiente en el equipo sustenta el gran ritmo de crecimiento de Cyberclick Group

Cómo conseguir que tu empresa sea «la más feliz del mundo» abc

érika montañés

Dice el coloquial aserto que «el dinero no da la felicidad», pero a la entidad escogida en diciembre pasado como el mejor lugar para trabajar por ser «la empresa más feliz» del mundo las cuentas le salen a 6 millones de euros de facturación anual. Cuando Cyberclick Group consigue un margen de beneficio de un 10% sobre el Ebitda, entonces reparte incentivos entre su cincuentena de trabajadores, aunque para su propietario, David Tomás , «el mejor lugar para trabajar no es el que más paga», si bien el sueldo de sus empleados está un 10-20% por encima del salario medio en España. En el último ejercicio, la entidad dedicada a la publicidad digital que fundó este ingeniero de 41 años hace algo más de tres lustros aumentó un 30% su volumen de facturación y un 50% su plantilla, y entre las claves que recomienda el empresario encontramos dictámenes tan curiosos como abogar por «la flexibilidad y las vacaciones libres» y considerar que «el mejor activo que tiene la empresa es la gente que trabaja en ella».

«El consejo es pararse y entender que hay que generar confianza en el equipo, porque éste invierte su energía y su tiempo en la empresa, así que es mejor que haga lo que le gusta porque eso tiene un efecto positivo en su vida y también en la productividad del sitio donde trabaja». La recomendación parte de Tomás hacia las sociedades que no cuidan a sus trabajadores como si fuesen oro en paño. Ese tiempo de reflexión se emplea, según el nominado entre 40 países como «Best Place to Work» 2014, como revulsivo para escuchar a todos los empleados sobre aquello que no funciona en la empresa y ganar tiempo y rentabilidad, «redunda siempre en beneficio de la compañía», asevera David Tomás.

Los empleados tienen 30 años, vacaciones libres y un sueldo superior al salario medio

La masa asalariada por Cyberclick Group tiene 30 años de media y responde cada tarde a un correo electrónico que le dirige el responsable. En dicho correo y con un semáforo en verde, rojo o ámbar, el trabajador identifica su estado de ánimo y también su relación con el quehacer realizado. Si hay algún problema, se acomete al instante, explica el también elegido en 2012 como uno de los emprendedores más influyentes menores de 40 años, y no se deja pasar. «La comunicación directa debe fluir» con naturalidad, asegura Tomás.

La criba más concienzuda

Uno de los pilares que cimentan el bienestar en «La empresa más feliz del mundo» (que Tomás ha querido compartir en un volumen publicado en Empresa Activa, Ediciones Urano) es la «identificación con los valores de la sociedad» y la responsabilidad suprema de su trabajadores. Para ello deben pasar un corte duro, con hasta siete entrevistas en las que «se charla y se toma un café con los demás compañeros, se observa al aspirante y su capacidad para alinearse con la empresa y su dedicación.

Superado ese primer trámite, el segundo nivel serán tres semanas de prueba. Al concluir este periodo, se vuelve a interrogar sobre su nivel de frustración, sus dudas, su desempeño y, sobre todo, «si encaja» con la entidad. «La base para trabajar mejor es la composición en pequeños grupos, de una docena de personas muy cualificadas y poco egoístas, responsables con su trabajo y el de sus compañeros, hasta el punto de que uno puede coger días libres porque después sabe que tendrá que entregar el trabajo en plazo y no repercutirá en los demás miembros del grupo, ya que hoy lo haces por ti y mañana sabes que otra persona se cogerá sus días», indica David Tomás.

Dos meses de salario después, los candidatos son interpelados sobre si tienen clara la opción de quedarse. El proceso termina con un contrato indefinido si la respuesta es afirmativa, o un despido «benévolo» si no es así. Se les «invita a irse» pero ayudándoles a buscar otro trabajo , incluso pagándoles una formación adecuada. Es el único momento en el que a Tomás se le tuerce el gesto: «No hay que confundir la felicidad con el idealismo de que no haya momentos peores y mejores. Es muy desagradable tener que deshacerte de alguien, pero para evitar eso el proceso de selección es muy riguroso. Siempre escogemos a gente capaz de admirar al resto, con mucho respeto a sus compañeros, que ayude siempre, e intente hacer las cosas mejor».

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