Salud y videojuegos, una fructífera relación para pacientes y médicos

Diguan forma parte de lo que se conoce como «videojuegos de salud». Se definen como juegos que buscan algo más que entretener. Su meta es educar en diferentes ámbitos como la sanidad o la formación. Para ello, utilizan la gamificación: adoptar mecánicas del juego a procesos no lúdicos para adquirir hábitos y alcanzar objetivos. Presentan situaciones reales que el jugador afronta sin presión para que, a través del ensayo y error, el usuario aprenda hábitos y técnicas de actuación aplicables a su realidad cotidiana.

Diguan recibió el premio al mejor juego de salud de 2014, junto a un trivial sobre la salud 2.0, durante la celebración del I Congreso Nacional de Juegos de Salud. Un concurso que organizó la agencia de comunicación COM Salud y redpacientes. En su segunda edición , que se celebrará el 16 y 17 de junio en Madrid, diferentes personas, empresas o instituciones podrán presentar el videojuego que hayan creado para la educación y rehabilitación de pacientes.

La novedad de este año es que las asociaciones de pacientes podrán elegir el videojuego que consideren adecuado para ayudarles a su enfermedad o proponer el suyo propio. Esta iniciativa cuenta con la colaboración del Foro Español de Pacientes y la asesoría de negocios TicBioMed.

El director de COM Salud, Carlos Mateos, explica que llevaron a cabo esta iniciativa «porque cada vez hay más juegos para diferentes patologías pero todavía hay muchas que no cuentan con un juego que les pueda ayudar».

Según Carlos Mateos, este proyecto ya se celebra desde hace años en Estados Unidos y en Europa. «En España hacía falta una iniciativa de este tipo: hay muchísimos juegos que se están utilizando por hospitales, por asociaciones de pacientes, pero muchos de estos juegos no se daban a conocer. Creíamos que era importante tener un evento multidisciplinar tanto para los desarrolladores, pacientes, como los profesionales y la población en general».

Los videojuegos, como experiencia lúdica, permiten que tanto pacientes como médicos se involucren de una forma que no podría hacer cualquier otra herramienta. El director de COM Salud indica que su nivel de inmersión y capacidad para emocionar son su principal valor diferencial. Así, un anciano con problemas de movilidad puede evitar desmotivarse por los tratamientos «matando marcianitos».

Por otro lado, permite a los médicos formarse en cualquier momento del día. «Los médicos siempre se suelen quejar de que no tienen tiempo y un huequecito para jugar siempre lo puedes encontrar». Además, les permite monitorizar la actividad del paciente e incluso recibir los resultados a distancia.

«Todo el mundo, desde la salud que trabaja con pacientes o que intenta formar, se ha dado cuenta que introduciendo un elemento lúdico los pacientes se enganchan mucho más y los profesionales se forman mejor».