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Sergio Canavero: «Ya tengo cincuenta personas dispuestas a trasplantar su cabeza a otro cuerpo»

Este neurocirujano italiano está dispuesto a hacer el primer trasplante de cabeza en un plazo de dos años. Otros científicos lo consideran un delirio

Sergio Canavero: «Ya tengo cincuenta personas dispuestas a trasplantar su cabeza a otro cuerpo» ABC

ángel gómez fuentes

«Con un equipo de 150 personas, 36 horas de quirófano y diez millones de eurosse podría trasplantar una cabeza a un nuevo cuerpo de un donante. Esto podría suceder en el plazo de dos años, contados a partir del momento que un comité ético diera su aprobación. Quienes dicen que no es posible, se equivocan». Así de contundente se muestra Sergio Canavero (Turín, 1964), neurocirujano del hospital turinés Molinette, en una larga conversación con ABC.

El médico es irrefrenable: habla con pasión, explica, se agita, es muy duro contra sus colegas que no aprueban su proyecto. Canavero ha sido invitado para exponer su proyecto en la Conferencia anual de la Academia Americana de Neurólogos y Cirujanos Ortopédicos, prevista en Annapolis (Maryland, EE.UU.) el próximo junio.

Nos cita Canavero al cirujano norteamericano Robert White, que ya en 1970 realizó una operación parecida, pero el chimpancé no podía moverse, porque no se unió la médula espinal, y solamente vivió nueve días. La clave, que aún hoy no es posible resolver, es unir las fibras nerviosas que salen del sistema nervioso central y llegan a la médula, para luego dar el movimiento a brazos o piernas. Pero el neurocirujano italiano está convencido de que ahora es posible conectar las partes seccionadas de la médula espinal utilizando una sustancia química llamada polietilenglicol.

Esa sustancia actúa como adhesivo para favorecer la adhesión de las membranas celulares de donante y receptor. El paciente sería mantenido en coma durante cuatro semanas para mantenerlo inmóvil. Al despertarlo, Sergio Canavero prevé que estaría en condiciones de moverse y hablar. Un año después podría caminar tras intensa fisioterapia.

-Sus colegas dicen que es un proyecto sin fundamento. ¿Qué efecto le hacen esas críticas?

-Todas las críticas que me hacen son equivocadas. Yo llevo trabajando en este proyecto 30 años y he inventado un montón de cosas para llegar a este objetivo. Algunos dicen que es imposible, pero no saben de qué hablan.

-Por primera vez se trasplantó una mano en 1988, en Lyon. Dos años y cuatro meses después el hombre pidió que se la cortaran porque mentalmente se sentía separado de ella. ¿Se podrá superar el rechazo psicológico de verse en un cuerpo nuevo?

-Es una de las pocas objeciones justas que me han hecho. Ahora los pacientes con trasplantes de manos o de cara son preparados psicológicamente y no hay rechazo. Para el trasplante de cabeza, el paciente será sometido a un entrenamiento con la ayuda de psicólogos. Durante al menos seis meses, antes de la operación, se colocará unas gafas que le mostrarán su cabeza con un nuevo cuerpo .

-¿Tiene fecha, lugar y financiación para realizar el proyecto?

-Necesitaré 150 personas para hacer esta operación. Claramente tendremos que comenzar desde cero. Para coordinar el equipo, a partir del momento en que tengamos hospital y la aprobación por parte de un comité ético, serán necesarios dos años. Necesito diez millones de euros. Un ruso, que se ha ofrecido como paciente porque sufre distrofia muscular, me ha aconsejado hacer un «crowdfunding», una financiación colectiva. He escrito también un libro, cuyas ventas servirán igualmente para financiar el proyecto. El trasplante lo haremos probablemente en Estados Unidos.

-¿Cuenta ya con candidatos para el trasplante?

-Ciertamente. Ya hay unas cincuenta personas, la mayor parte transexuales dispuestas a trasplantar su cabeza a otro cuerpo. Y también decenas de personas con distrofia muscular y parapléjicos.

-Aparte de las objeciones médicas, hay un problema ético. ¿Vale la pena una operación tan invasiva para alargar la vida de enfermos terminales o con enfermedades degenerativas?

-Para mí no hay duda. Si uno tiene una enfermedad degenerativa, no hay un problema ético. Con pacientes de este tipo, el trasplante se hace, y punto. No me interesa lo que piensen otros.

-¿Es un pionero o un visionario?

-Soy un visionario en sentido positivo, al pensar y en ver qué sería posible en el mañana. Yo tengo un lema: Quien arriesga, gana.

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