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El Papa invita a Sri Lanka a «pedir y otorgar verdadero perdón» para superar el «baño de sangre» de la guerra civil

Más de un millón de personas acudieron a los dos encuentros del miércoles

El Papa invita a Sri Lanka a «pedir y otorgar verdadero perdón» para superar el «baño de sangre» de la guerra civil afp

juan vicente boo

Desde un santuario situado en la jungla del territorio tamil, el Papa Francisco invitó el miércoles a cingaleses budistas y tamiles hindúes a dejar atrás «la terrible violencia y el baño de sangre» en más de veinticinco años de guerra civil, terminada en el 2009 con la derrota de los «Tigres Tamiles» bajo una ofensiva final que causó la muerte a decenas de miles de civiles.

El Papa realizó un vuelo de 250 kilómetros en helicóptero militar desde Colombo hasta al santuario de «Nuestra Señora del Rosario» en Madhu, donde le esperaban más de medio millón de personas. El santuario es un centro espiritual al que acuden fieles de todas las religiones, y que acogió decenas de miles de refugiados de ambos bandos durante la guerra civil.

La veneración de la imagen se remonta al año 1544, cuando el rey de Jaffna, dio muerte a 600 cristianos para frenar la influencia portuguesa. A esa primera persecución seguiría, a partir de 1656, la de los calvinistas holandeses que arrebataron la colonia a los portugueses.

En su discurso pronunciado en inglés, el idioma puente entre las dos comunidades del país, el Santo Padre afirmó que «aquí todas las personas de Sri Lanka, tanto tamiles como cingaleses, son miembros de una misma familia».

En «la estela de tanto odio, violencia y destrucción» de una guerra que costo más de cien mil muertos y un millón de refugiados, el Papa invitó a pedir a la Virgen «la gracia de hacer reparación por nuestros pecados y por todo el mal que esta tierra ha conocido».

«Verdadero arrepentimiento y perdón»

Francisco reconoció que «no es tarea fácil», pero insistió en que «sólo cuando comprendemos el mal que hemos causado podemos experimentar verdadero remordimiento y verdadero arrepentimiento». Según el Papa, «sólo entonces podremos recibir la gracia de acercarnos uno a otro con verdadera contrición, pidiendo y ofreciendo verdadero perdón».

El Santo Padre aseguró que María «desea guiar al pueblo de Sri Lanka hacia una mayor reconciliación», y pidió la ayuda de la Virgen para que «tanto los tamiles como los cingaleses reconstruyan la unidad perdida».

Francisco estaba cansado y ojeroso, pero sobre todo muy emocionado por la carga histórica del lugar y la extraordinaria acogida que está recibiendo en Sri Lanka, donde trescientas mil personas le aplaudieron al paso del «papamóvil» el martes.

En la mañana del miércoles, la misa de canonización del sacerdote Joseph Vaz reunió en Colombo a «más de medio millón de personas», según el Vaticano, mientras la policía municipal sitúa la cifra en casi un millón.

Con el medio millón largo que le esperaba por la tarde en Madhu, el número de personas que le han visto en una jornada supera muy ampliamente el millón en un país de veinte millones de habitantes. Los líderes religiosos budistas, que rechazaron saludar a Juan Pablo II en 1995, han acogido muy bien a Francisco, y más de 600 monjes budistas acudieron al encuentro interreligioso del martes.

Visita a un templo budista

En ese clima de aprecio mutuo, el Papa aceptó la invitación a visitar, a última hora de la tarde en Colombo, el templo de la Sociedad Mahabodhi de Sri Lanka, que promueve la revitalización del budismo.

La visita, absolutamente privada y fuera de programa, duró unos veinte minutos, en los que el venerable Banagala Upatissa Thera explicó al Papa el sentido del culto e incluso le mostro unas reliquias –recuperadas después del expolio de la época colonial británica- que se exhiben tan sólo una vez al año. Durante la explicación, un grupo de monjes entonaba unos cantos. Según el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, no hubo ningún momento de silencio ni de plegaria sino que fue una simple visita para conocer mejor la tradición religiosa budista, una de las más antiguas del planeta.

Rumbo a Manila el jueves

Al término de la ceremonia en el santuario de Madhu, el Papa impartió la bendición con la pequeña imagen de la Virgen, que besó antes de devolverla al pedestal. Se quedó rezando ante la imagen y decidió regalarle su rosario, pero se había hecho un nudo en el bolsillo y, al intentar deshacerlo con prisas, lo rompió. Con paciencia, el Papa recompuso el enganche y entregó el rosario a un sacerdote que lo colgó al cuello de la imagen de la Virgen.

Francisco dedicará el jueves al vuelo de Colombo a Manila, donde será recibido por el presidente Benigno Aquino para una visita de tres días que incluye toda la jornada del sábado en Taclobán, la ciudad de la isla de Leyte, destrozada por el supertifón « Yolanda » hace apenas un año.

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