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César Calero, «aprender a escribir y divertirse es posible»

El escritor español lleva a los colegios públicos de Buenos Aires, «Gabinete de Historias», el primer centro de escritura en español basado en un modelo estadounidense

César Calero, «aprender a escribir y divertirse es posible» ABC

CARMEN DE CARLOS

Autor de «Cuba a cámara lenta» y de la novela «Humano», el periodista madrileño César G. Calero, ha logrado poner una pica en Flandes o, para ser más precisos, instalar en las escuelas públicas de Buenos Aires el primer «Gabinete de Historias» en español del mundo, inspirado en el innovador proyecto estadounidense «826 Valencia». La propuesta consiste en impulsar el desarrollo de las habilidades creativas de los niños y adolescentes a través de talleres de escritura dinámicos impartidos por expertos.

Los chicos, que siempre buscan el sentido práctico de su aprendizaje, terminan el año con su «libro o periódico entre las manos. Ven editado el fruto de su esfuerzo y además, se divierten en el proceso. Como me dijo Mateo, un chaval de 8 años: Nunca pensé que escribir fuera tan divertido», recuerda, satisfecho, Calero.

Experto en Latinoamérica y residente desde hace siete años en Buenos Aires, el responsable de «Gabinete de Historias» observa: «La idea original partió del escritor Dave Eggers. La desarrolló hace una década en el número 826 de la calle Valencia, en el barrio de Mission (San Francisco), donde tenía su estudio literario. De ahí el nombre. Hoy –apunta- En Estados Unidos funcionan ocho centros donde asisten 40.000 chicos al año».

Todo empezó hace dos años

Calero descubrió la iniciativa hace un par de años y desde entonces, «comencé a leer todo lo que caía en mi mano sobre el modelo “826”. Contacté con los principales centros en el mundo para asesorarme sobre los pasos a seguir con el objetivo de lanzar el proyecto en Buenos Aires».

«En febrero pasado –continúa- me invitaron a participar en una reunión internacional de grupos “826” que se celebró en Dublín. Allí tuve la oportunidad de conocer, entre otros, a Eggers y al fundador del centro “826” en Dublín (Fighting Words), el escritor Roddy Doyle. Ambos me comentaron que Buenos Aires era para ellos la ciudad ideal para lanzar el primer proyecto en español inspirado en el “826” y me puse manos a la obra. En España existe una iniciativa similar en Barcelona, Vox Prima, que imparte talleres de pictoescritura en catalán y en Europa, -apunta-, funcionan centros en Londres (bajo la dirección del escritor Nick Hornby), París, Milán, Amsterdam, Estocolmo, Copenhague y Viena, entre otras ciudades».

Divertirse, eje del modelo

Periodista en actividad en el diario La Nación de Buenos Aires, César G. Calero sacaba el tiempo de donde podía para conocer el modelo 826 en profundidad antes de implantarlo en Argentina. En abril, «me fui a Nueva York, al barrio de Brooklyn, donde existe un centro de escritura creativa al que se accede a través de una tienda de accesorios para superhéroes. Porque el divertimento es otro de los ejes del modelo. Muchos de los centros cuentan con una tienda temática desde la que se accede a la sala de los talleres (en San Francisco es una tienda de objetos para piratas). De esa forma, los niños entran en un mundo mágico que les despierta la imaginación», describe.

Entre los incentivos de estos talleres, además de la diversión, sobresale que al final de cada serie de talleres reciben un «producto» de su creación. Bien sea un librito escrito e ilustrado por ellos (en los que figura la foto y el nombre del autor) o un periódico con sus propias crónicas. Eso –reflexiona- eleva la autoestima de los jóvenes autores.

La conexión de la comunidad cultural (escritores, poetas, ilustradores, directores de cine , periodistas, etc.) con los niños de bajos recursos y el hecho de que los talleres se realicen en un ambiente cálido, con pantallas de vídeo donde van apareciendo los textos inventados por los niños o personajes de teatro, como un Editor Gruñón que reta a los chicos para que escriban la mejor historia del mundo, «hacen que autores, docentes y niños compartan una experiencia maravillosa”.

Enamorado del proyecto, César G. Calero fundó en junio la ONG Gabinete de Historias, «una asociación sin ánimo de lucro desde la que comencé a diseñar el programa». En la primera fase, -arrancó hace unas semanas en Buenos Aires-, «pasaron 150 niños de primaria de escuelas públicas». Pero el plato fuerte arrancará con el inicio del curso escolar argentino, en marzo del 2015. Con el auspicio de la Fundación SM y el apoyo del Centro Cultural de España en Buenos Aires, el Gabinete de Historias recibirá «a unos mil niños de primaria». Toda una historia aún por escribir.

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