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Polémica por el uso de sillas de ruedas de plástico en un hospital de Buenos Aires

Se utilizan para el traslado de «emergencia» en la guardia del centro

carmen de carlos

El hospital público Doctor Cosme Argerich de Buenos Aires, donde en época de Néstor Kirchner se creó la unidad presidencial (sin inaugurar por la presidenta que prefiere la sanidad privada), se encuentra en el centro de la polémica después de que se conocieran imágenes de una sillas de plástico adaptadas con ruedas para desplazar a los pacientes.

Las fotografías de las sillas de ruedas –modelo terraza de bar- han desatado una ola de críticas desde diferentes sectores donde se censura la precariedad del diseño. El centro, dependiente del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, opositor al nacional de Cristina Fernández de Kirchner, se defendió de las mismas. «Es una donación y la aceptamos. La silla es fea pero muy útil», aseguró el subsecretario de Planificación Sanitaria, Néstor Pérez Baliño.

Según sus explicaciones, se utilizan para el traslado de «emergencia» en la guardia del centro. Acorralado por la avalancha de críticas y los comentarios de los lectores y redes sociales, Pérez Baliño aclara que no son las únicas que existen en el hospital, «hay alrededor de treinta sillas con distintos niveles de complejidad. Sólo seis son plásticas y fueron donadas por la ONG Cilsa » (Centro de Integración Libre y Solidario de Argentina).

Este centro, de ayuda a los discapacitados, reconoció que entregó hace cinco años media docena de estos modelos de sillas al Argerich, como se conoce popularmente al hospital. Desde entonces se utilizan en el traslado de la zona mencionada, pero su presidenta, Silvia Carranza, aseguró, tras ver las fotografías publicadas en los medios de comunicación, que se alteró el modelo original. «La imagen de la silla de ruedas no corresponde a las entregadas originalmente por la ONG. Tiene partes que no son de la silla y la alineación no es correcta. Tal como está no corresponde usarla».

El modelo de la ONG se conoce como prototipo Gen1 y, en rigor, fueron entregadas a Cilsa por la Organización Internacional Free Wheelechair Mission . Buenos Aires no fue la única ciudad que las recibió, también en la provincia y en otras del interior de Argentina fueron enviadas y, pese al aspecto, los enfermeros dan buena cuenta de su funcionalidad.

No obstante, el tiempo de duración de la sillas se estima entre tres y cinco años y Cilsa, según sus responsables, se encarga de entregar los repuestos cuando se precisan. De ahí el malestar de la ONG al ver alterada la colocación de algunas piezas aunque a la vista no se aprecia para los no entendidos .«Del Argerich -insisten- no nos pidieron nunca repuestos. Deben haber tenido que cubrir una demanda y las arreglaron así», se lamentaron.

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