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«Yo me negué, pero se están firmando contratos de dos días»

Un informe de la OMC advierte de la precariedad laboral en la que se encuentra la mitad de los facultativos del Sistema Nacional de Salud. Tres médicos le ponen cara a ABC a esa incertidumbre

«Yo me negué, pero se están firmando contratos de dos días» abc

n. r. c./a. c.

Medicina es la carrera mejor posicionada en España para conseguir un puesto de trabajo, según el último estudio de inserción laboral de estudiantes universitarios que recientemente ha presentado el Ministerio de Educación. Las Facultades de Medicina consiguen colocar al 92,9% de sus estudiantes, pero detrás de estos buenos datos hay numerosas historias de contratos precarios e inestabilidad laboral. Médicos que tras seis años de estudio en la Facultad, uno de preparación del examen MIR, más los cuatro años de especialidad, están abocados al paro o a trabajar con contratos eventuales que se renuevan en el mejor de los casos cada tres meses o cada 15 días. Esta es la otra realidad que muestra la Organización Médico Colegial (OMC) en un nuevo informe. ABC ha recogido sus testimonios.

Renovando cada 3 meses desde hace 8 años

Concha Berná no entiende su profesión fuera de la sanidad pública. «No lo he pensado nunca, ni un minuto. Iría en contra de mis principios», dice. Aunque tendría razones para desanimarse si piensa en su situación laboral y en la de sus compañeros. «Creo que los médicos de mi promoción de la Facultad de Granada no han sido contratados por más de dos o tres meses de duración».

Ella para tener estabilidad tuvo que dejar su Andalucía natal para encontrar trabajo en Canarias. Allí ejerció en la isla de La Palma durante año y medio. «Me podría haber quedado, pero tenía mi vida y mi pareja en Granada. Volví cuando terminó mi contrato el 30 de septiembre y ahora estoy en paro. Confío en encontrar un puesto de trabajo como médico rural en algún centro de salud y si no volveré a Canarias».

Berná reconoce que se puede vivir con contratos temporales. «No nos podemos quejar si te comparas con otros profesionales. El problema es la incertidumbre. Conocí a un médico que llevaba más de ocho años viviendo con contratos que se renovaban mes a mes. Llegaba el día 30 y no sabía si iba a seguir trabajando el día 1. Ganaba lo suficiente para vivir aunque no podía pensar en pedir un crédito hipotecario para comprarse una casa. En el banco le decían que era imposible con ese tipo de contrato».

Berná cuenta cómo en Andalucía ni siquiera se cubren por completo las bajas por enfermedad. «Aunque se sepa que una persona va a estar de baja cinco meses se llegan a contratar.

Contratos de dos días

Patricia C., médica de Atención Primaria, acabó su residencia en 2006 y pasó unos años en un hospital de Granada; en 2012, su vocación hipocrática se convirtió en un calvario. «Desde finales de 2012 estoy firmando por meses, entrando y saliendo del paro. Yo me he negado a trabajar menos de quince días, pero tengo un compañero que ha firmado por dos días», explica.

Se están llegando a firmar contratos de dos días

Contratos que ni siquiera son completos, sino al 75%. Una manera, dice, «de ahorrarse un 25% en la base imponible, en la nómina y en todos los complementos. Eso sí, cubrimos el 100% de la jornada porque hacemos horas extras. Te sobrecargan con guardias y fines de semana y, aunque lo cobres, no generas antigüedad y cuando llevas cuatro años de trabajo, en realidad solo has cotizado por tres».

La crisis de la profesión no solo se ciñe al ámbito contractual, también está machacando la investigación. «Yo antes ayudaba con las publicaciones porque ganabas puntos para tu plaza. Con contratos de dos semanas es imposible. Así que ya solo lo hago si me obligan», concluye.

Becas de 600 euros

Cuando terminó de especializarse en Oncoradioterapia en el Hospital Carlos Haya de Málaga se dio cuenta del futuro que le aguardaba. Le ofrecieron una beca de investigación por 600 euros al mes que le obligaba además a pasar consulta. Solo fue el principio. Después Fernando Rivas probó suerte en la privada, en la Clínica La Luz de Madrid donde disfrutó del primer contrato estable hasta que la crisis hizo mella en los conciertos de la sanidad pública.

En 2012 volvió al sector público, al Hospital La Paz, con contratos que se renovaban cada seis meses o tres como máximo hasta que se quedó en paro. Así estuvo siete meses y para no estar más tiempo en el dique seco se ahorcó con un contrato de 15 días en el Carlos Haya de Málaga que ni siquiera era a tiempo completo. Solo le pagaban el 50 por ciento de una jornada laboral. «Sabía que era una miseria, pero me permitía estar en activo». El sueldo era tan bajo, recuerda, que no me daba para tener un piso en alquiler y me alojaba con mis amigos.

Con aquellos contratos al 50% tocó fondo y empezó a pensar que debía abrirse a otras posibilidades, dentro y fuera de España. Empezó a trabajar para la Organización Médica Colegial poniendo en marcha una oficina que ayudara a otros médicos en su misma situación a buscar alternativas laborales. Al final él mismo recibió una oferta y encontró la estabilidad en una empresa de biotecnología que se dedica al desarrollo de fármacos contra el cáncer. «Ahora mismo creo que sería incapaz de volver a la asistencia sanitaria», confiesa.

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