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¿Cómo limpio mis gafas sin dañar los cristales?

Según los expertos consultados por ABC, hay que evitar los clínex, apostar por las gamuzas entregadas por los fabricantes y usar jabón en crema

¿Cómo limpio mis gafas sin dañar los cristales? ARCHIVO ABC

ABC.ES

Desde pañuelos, hasta la misma camisa en un momento de necesidad. A día de hoy, son cientos los « remedios caseros » que usamos para mantener limpias las lentes de nuestras gafas (tanto graduadas como de sol). Sin embargo, siempre nos asaltan las mismas dudas: ¿Dañamos los cristales quitándoles la suciedad de esta forma? ¿Cuál es el método idóneo para dejarlas relucientes? Los expertos consultados por ABC tienen la respuesta: hay que evitar los clínex, apostar por las gamuzas entregadas por los fabricantes y, finalmente, hacer uso de cualquier tipo de jabón en crema.

A pesar de los diferentes métodos que existen, expertos como Julio Castro -óptico-optometrista de la óptica « Zires »- consideran que la mejor forma de quitar la suciedad a una lente es lavándola con jabón y aclarándola después bajo el grifo. Así pues, lo idóneo es rociar las gafas con agua templada, dejar caer una gota de detergente sobre el índice y el pulgar y, finalmente, frotar con suavidad los cristales hasta generar espuma. De esta forma, se conseguirá eliminar todas las sustancias que haya en los cristales. Esta idea es apoyada por la Asociación Americana de Optometristas (AOA por sus siglas en inglés).

Pero… ¿Qué jabón es el adecuado? «No es aconsejable usar pastillas porque llevan emulgentes para estar sólidas y eso provoca que los cristales se empañen mucho» completa Castro. A su vez, tampoco es bueno utilizar sustancias que puedan dañar alguno de los tratamientos a las que son sometidas las lentes, como el baño antirreflejos. «Lo ideal es utilizar siempre productos no abrasivos como el jabón PH Neutro para que los tratamientos de los cristales no se alteren», señala a ABC Macarena Merchán Cortés, óptico-optometrista, especialista en visión infantil y director técnico del « Centro óptico Dimar ».

Una vez que se ha logrado eliminar la suciedad de las lentes, el siguiente paso es secarlas. En este caso, los trapos ideales son las sedas acrílicas o de hilo ya que, como bien explican los optometristas consultados por este diario, son las que mejor eliminan la humedad y las más idóneas para mantener impolutos loas lentes con baño antirreflejos. Si no se hiciera de esta forma, los cristales podrían perder transparencia y empañarse de forma más continuada.

La limpieza cuando no hay agua cerca

Sin embargo, no son escasas las ocasiones en las que es necesario limpiar bien los cristales y no hay agua cerca. En este caso, lo mejor es recurrir a los trapos de microfibra que suelen darse en las ópticas. «Las gafas suelen entregarse con unas gamuzas que envía el propio fabricante. Éstas son las más adecuadas para limpiar los cristales. También se puede usar un trapo de hilo, pero eso sí, que no provoque provocar arañazos no abrasión sobre el material», añade Merchán. Con todo, esto no sustituye a un lavado bajo el grifo y es sólo una solución temporal.

«Las gafas de sol se limpian exactamente igual que las graduadas»

De lo que hay que huir siempre es de la camisa u otros materiales que puedan contener partículas de suciedad y polvo. Y es que, al ser frotada contra el cristal, estas sustancias pueden provocar serios desperfectos. «El problema es el polvo de los trapos, es el polvo lo que araña, no el tejido, que no es tan duro como para dañar el material orgánico del que –normalmente- están elaborados los cristales», destaca Castro. Merchán es de la misma opinión y, a demás, considera que hay que tener cuidado a la hora de seleccionar la tela con la que damos lustre a las lentes, ya que «el rayado sobre material orgánico no se puede pulir, así que no tiene arreglo».

Otro elemento del que hay que huir siempre a la hora de secar los cristales de las gafas es del clínex, muy utilizado para quitar la suciedad cuando no hay gamuzas de microfibra cerca. «La mayoría de los clínex, las servilletas y los pañuelos de papel tienen pequeñas y minúsculas partículas de vidrio que, a la larga, pueden dañar el material con el que están elaborados los cristales», destaca la experta. También es aconsejable evitar las toallitas húmedas que no se venden en ópticas, ya que las de dudosa procedencia suelen utilizar sustancias que pueden provocar levantar el antireflejante.

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