Estrategias para vencer al miedo, la ira y la ansiedad
Gestionar las emociones y los pensamientos puede hacer que suframos menos - Jim PennuccI
ESTRÉS

Estrategias para vencer al miedo, la ira y la ansiedad

No evitar la fuente de las preocupaciones, alejarse de la persona que nos irrita, resolver nosotros mismos nuestros miedos. Estas y otras cosas son las propuestas de la psicóloga Mónica Manrique

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No evitar la fuente de las preocupaciones, alejarse de la persona que nos irrita, resolver nosotros mismos nuestros miedos. Estas y otras cosas son las propuestas de la psicóloga Mónica Manrique

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  1. «Estar de los nervios»

    Gestionar las emociones y los pensamientos puede hacer que suframos menos
    Gestionar las emociones y los pensamientos puede hacer que suframos menos - Jim PennuccI

    El estrés es una respuesta natural común a todos los seres vivos que en el caso de las personas prolonga sus raíces a la mente y a los pensamientos. Tiene unos efectos drásticos sobre el cuerpo y puede convertirse en un problema de salud.

    Por eso, es fundamental controlar los pensamientos y los comportamientos que pueden convertir al estrés y a las emociones relacionadas (como la ira, la ansiedad y el miedo), en un auténtico quebradero de cabeza.

    La psicólogaMónica Manrique explica en la siguientes líneas cómo se pueden afrontar estas emociones de modo que provoquen menos sufrimiento.

    «Estar de los nervios»

    «Decimos que estamos nerviosos cuando tenemos un alto nivel de activación y notamos como el corazón se acelera, la boca se seca, sudamos más de lo habitual… esta respuesta del organismo se produce cuando sentimos miedo o ansiedad. También podemos estar nerviosos o inquietos ante un inminente suceso favorable como puede ser para un niño la llegada de los Reyes Magos. (...) La preocupación que me genera el que pueda salir mal me hace sentir ansiedad y tener una respuesta de estrés», según explica Manrique.

    «Ambas emociones son útiles y necesarias. La ansiedad ante un examen hace que me lo prepare bien y el miedo en la carretera hace que sea prudente cuando cojo el coche. Se pone en marcha una respuesta de estrés que nos ayuda a dar lo mejor de nosotros mismos. El problema viene cuando considero que no tengo recursos suficientes para hacer frente al peligro y el miedo y la ansiedad se disparan o duran mucho en el tiempo. En esta situación, el estrés hará que me agote e incluso pueda sufrir una depresión, estaré estresado pero no activado».

    Cuando eso ocurre, ¿cómo hay que actuar?

  2. Cómo gestionar el miedo

    La mejor forma de vencer al miedo es enfrentarse a él
    La mejor forma de vencer al miedo es enfrentarse a él - FOTOLIA

    Según dice la psicóloga, «el miedo es una emoción que surge ante un peligro real o imaginado y nos sirve para protegernos de los peligros movilizando los recursos necesarios para la respuesta de ataque, huida e inmovilidad».

    «Solemos cometer dos errores típicos a la hora de gestionar el miedo: evitar y pedir ayuda. Pero cada vez que evito algo temido lo hago más amenazante. Si bien en un primer momento siento alivio, este mismo alivio me está demostrando que estaba realmente ante un peligro, y la próxima vez que esté en esa situación sentiré todavía más miedo».

    «Cuando pido ayuda para enfrentarme a un miedo me están transmitiendo, sin pretenderlo, dos mensajes: que les importa mi bienestar y que yo no soy capaz de hacerlo por mí mismo. Con toda la buena intención me estarán privando de la oportunidad de demostrarme que puedo enfrentarme al miedo con mis propios recursos».

    «La única manera de vencer al miedo es enfrentándonos a él, y esto solo se puede hacer en primera persona. En esta misión nos puede ayudar fomentar emociones incompatibles con el miedo como la alegría, la gratitud, el amor, la relajación… No debemos olvidar que el miedo es útil, necesario y sano. Está en nuestras manos transformarlo en valor, pero si vemos que no podemos hacerle frente con nuestros propios medios, lo mejor será acudir a un especialista».

  3. Cómo gestionar la ira y no perder los papeles

    No dejar acumular las frustraciones, alejarse de la fuente de irritación y buscar soluciones ayudan a frenar la ira
    No dejar acumular las frustraciones, alejarse de la fuente de irritación y buscar soluciones ayudan a frenar la ira - Saurabh Vyas

    «Sentimos ira cuando algo se interpone entre nosotros y nuestros objetivos o cuando consideramos que estamos ante una injusticia», explica la psicóloga Mónica Manrique.

    «Es importante comprender que todas las emociones son útiles y necesarias, y la ira no es una excepción. Entonces, ¿para qué nos sirve? Nos avisa de que algo debe cambiar y nos motiva a detener aquello que consideramos injusto o nos causa malestar. Para ello disminuye el miedo y nos aporta la energía necesaria para actuar».

    «La ira en sí no es un problema, pero mal gestionada puede ser peligrosa ya que nos impide pensar con claridad y hace que actuemos de manera hostil y agresiva».

    «Lo mejor es prevenir, así que antes de perder los nervios ten en cuenta que es fundamental no dejar acumular lo que nos molesta, porque si no, seremos como una olla exprés que va acumulando presión y corre el riesgo de explotar. También es muy importante cuidar el descanso y las demás necesidades básicas. Cuando tenemos sueño o estamos hambrientos es mucho más fácil que nos saquen de nuestras casillas. Y, por último, procura bajar tu nivel de activación en algún momento, a lo largo del día: puedes practicar técnicas de relajación, yoga, meditación o disfrutar de un baño relajante».

    Cuando se pierden los papeles

    «Cuando ya nos ha desbordado la situación y nos sentimos invadidos por la ira, poco podemos hacer», continúa Manrique. «Debemos evitar responder con la misma moneda, la violencia provoca más violencia y cierra las posibilidades de comunicación. En cuanto notemos las primeras señales de que podemos perder el control, lo mejor será apartarnos de quien nos está irritando antes de hacer o decir algo de lo que luego nos podamos arrepentir. Tampoco es conveniente darle vueltas y vueltas a lo que nos ha enfadado, ya que solo conseguiremos enfadarnos todavía más».

    Una vez que ha ocurrido un episodio de ira, la psicóloga propone hacerse estas preguntas:

    -«¿Estoy ante una situación injusta? Si es así, busca cuando estés tranquilo, la manera de cambiar las cosas sin recurrir a la violencia».

    -¿Algo o alguien me impide conseguir mis objetivos? En este caso plantéate:

    1) ¿Son mis objetivos realistas?

    2) ¿Son realmente lo que quiero?

    3) ¿Tengo alguna manera alternativa de conseguirlos?

    El afrontamiento de la ira pasa por ver las cosas de manera distinta. Adoptar el punto de vista del otro hará que le comprendamos mejor y nos enfademos menos. También nos puede ayudar, dejar de interpretar las relaciones humanas en términos de ganar perder, puesto que, en la mayoría de las situaciones todos ganamos y perdemos».

  4. Cómo gestionar la ansiedad

    La ansiedad se supera al enfrentarse a las preocupaciones. La alegría, el deporte y la relajación ayudan
    La ansiedad se supera al enfrentarse a las preocupaciones. La alegría, el deporte y la relajación ayudan - ap

    Por último, la psicóloga explica cómo actuar cuando las preocupaciones generan miedo: «Sentimos ansiedad ante la anticipación de un peligro futuro indefinible e imprevisible. Se ha definido como un miedo sin objeto. La función de esta emoción es ayudarnos a aportar soluciones a los peligros de la vida».

    «A la hora de gestionar la ansiedad solemos incurrir en dos errores: evitar la situación que nos produce ansiedad y ocultar los síntomas para no sentirla (beber, fumar, comer compulsivamente…)», enumera.

    Por ello, «si algo te preocupa ponte a ello, con calma, pero a ello. Es importante priorizar y secuenciar lo que tenemos que hacer y ponerse objetivos realistas. Nos ayudará hacer ejercicio físico y practicar relajación, yoga, meditación… con el objetivo de bajar nuestro nivel de activación en algún momento del día. Tenemos que ser capaces de delegar y pedir ayuda y poder dedicarnos tiempo a nosotros mismos. Es fundamental cuidar la vida social y rodearnos de nuestros seres queridos así como hacer cualquier actividad que favorezca la alegría».

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