Papa visita a una comunidad evangélica pentecostal y les pide perdón por las persecuciones
Francisco ha visitado en privado a un viejo amigo, pastor evangélico
Francisco mantiene su palabra. Había prometido al pastor evangélico de Caserta que iría a visitarlo, y ha cumplido. Aunque le ha costado conseguirlo. Para no abrir heridas, tuvo antes que viajar el sábado por la tarde a esta misma ciudad a 200 kilómetros de Roma, celebrar allí una Misa con los católicos de la diócesis, y regresar de nuevo menos de 48 horas después para esta “visita privada”.
El Papa llegó en helicóptero a las 10,15 y se subió en un Ford Focus que lo llevó hasta el portal del edificio en el que reside el pastor Giovanni Traettino . Se trata de un gran impulsor del diálogo entre evangélicos y católicos en Italia y amigo personal del Papa. Se conocieron en 2006, durante un multitudinario encuentro ecuménico en Buenos Aires.
Francisco se bajó del coche en una calle normal, y la gente lo contemplaba atónita. Para romper el hielo, el Papa bromeó con una señora que salía en ese momento del supermercado con varias bolsas de la compra en las manos y que se asustó al verlo tan cerca.
Luego el Papa entró en casa de Giovanni Traettino donde permaneció gran parte de la mañana. A última hora visitó su comunidad, en una futura iglesia evangélica que está todavía en fase de construcción. Se trata de una nave, con enormes ventanales, decorada sobriamente con una gran cruz de madera y las palabras «Jesús es el Señor» y «Reconciliar sirviendo».
A pesar de que entre los dos hay gran amistad, seguramente el Papa no esperaba tanta cordialidad por parte de las personas. En la misma puerta del futuro templo lo esperaban los más ancianos de la comunidad evangélica local. Dentro, unas 350 personas le recibieron con aplausos y apretones de manos. Asistían también pastores evangélicos de varios países, y el Papa reconoció entre la multitud a Jorge Himitian, otro amigo personal de su época de Buenos Aires.
Comenzaron una «Celebración de la Palabra». Francisco escuchaba en pie a Traettino, que le daba las gracias por esta visita, «un regalo enorme, inesperado e inimaginable». «Gracias por lo que ha hecho para superar las complicaciones protocolarias. Sepa que los pentecostales y los evangélicos rezan por usted», añadió. Luego, le ha pedido que rezaran juntos el Padrenuestro.
Francisco rezó con ellos y les habló sin papeles. Comenzó llamándoles «hermanos y hermanas» y les dijo que estaba allí para «devolver las visitas que vuestros hermanos me hicieron a Buenos Aires».
Luego les pidió perdón por las persecuciones raciales del fascismo italiano de los años 30, que llevaron a la expulsión de sus pastores y de muchos de sus creyentes. «Había católicos entre los que persiguieron y denunciaron a los pentecostales, como si fueran locos que estropeaban la raza. Yo soy el pastor de los católicos y os pido perdón por estos hermanos y hermanas», dijo.
También pidió perdón por las divisiones. Según Francisco, en el diálogo entre cristianos se repite lo que dice la Biblia que hicieron los hijos de Jacob con el pequeño José, «primero intentaron matarlo, y luego intentaron salvarlo». Y añadió que para perdonarse hay que conocerse, y que tanto católicos como evangélicos deben aprender a reconocer que «es el Señor quien tiene la iniciativa, no nosotros». «El antídoto es caminar juntos en presencia de Jesús», y confiar en el Espíritu Santo «que nos da, no la uniformidad, sino unidad en la diversidad».
Durante el encuentro el Papa escuchó varios testimonios, pero sobre todo recibió aplausos. También de nuevo, al final, cuando rezaron de nuevo todos juntos el Padrenuestro. Pero la visita del Papa no terminó ahí, ya que Francisco se quedó con ellos para almorzar juntos antes de regresar a Roma.
Con esta visita, el Papa da una señal clara. Francisco se toma muy en serio el diálogo con los cristianos evangélicos pentecostales, que a menudo son considerados secundarios en el diálogo ecuménico.
Además de los frecuentes contactos con el pastor de Caserta y la visita de ayer, Francisco se ha reunido en varias ocasiones con pastores evangélicos en Casa Santa Marta. En febrero envió un videomensaje sobre la unidad a una congregación americana y en junio recibió a ocho famosos telepredicadores de Estados Unidos
El Papa Francisco ha pedido perdón a los evangélicos pentecostales por las persecuciones que sufrieron durante la época fascista de Benito Mussolini, este lunes durante su segunda visita a la ciudad italiana de Caserta donde se ha encontrado con su amigo el pastor evangélico Giovanni Traettino .
El Pontífice ha llegado a Caserta en helicóptero a las 10,15 horas y tras un coloquio privado en la casa del pastor Traettino, se ha encontrado con la comunidad de la Iglesia evangélica pentecostal en los locales, aún en construcción, de la Iglesia Pentecostal de la Reconciliación .
«Entre los que persiguieron y denunciaron a los pentecostales, como si hubieran sido locos que arruinaban la raza, también había católicos: yo soy pastor de los católicos y les pido perdón por aquellos hermanos y hermanas católicos que no comprendieron y fueron tentados por el diablo», ha subrayado Francisco ante unas 350 personas, según informa el diario oficial del Vaticano 'L'Osservatore Romano'.
Ante la comunidad pentecostal también ha precisado que hay un antídoto para esto y es «caminar siempre juntos», católicos, evangélicos y todos los cristianos, «en la presencia de Jesús».
El Papa se ha quedado a almorzar con el pastor Giovanni Traettino, amigo suyo desde los tiempos de Buenos Aires, y con su comunidad antes de regresar esta tarde al Vaticano.
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