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El TDAH y las dificultades escolares no siempre van de la mano

Se tiende a confundir el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDHA) con trastornos del aprendizaje, pero solo el 33% de los niños con trastorno de aprendizaje de la lectura y el 26% con problemas de cálculo (discalculia) lo padecen.

redacción

«La asociación de trastornos es muy frecuente», explica la doctora Magallón, profesora de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra. «Una persona afectada de un trastorno del neurodesarrollo tiene más posibilidades de tener un trastorno de aprendizaje que otra persona que no lo tiene. Así, es más probable que un niño con TDAH tenga dislexia, por ejemplo, que un escolar sin TDAH, pero esto no significa que todos los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad/impulsividad tengan que presentar necesariamente otras afectaciones». En otras palabras, el TDAH puede darse en su forma aislada.

La importancia del apoyo escolar

«En síntesis, el TDAH se puede presentar de modo aislado, aunque es frecuente que se dé en forma comórbida con otras dificultades», ha señalado la doctora Magallón, durante su ponencia en la VIII Jornada de Actualización en Psiquiatría Infantil y Adolescente celebrada recientemente en Pamplona. «A veces, la diferenciación entre las distintas afectaciones (diagnóstico diferencial) no es fácil. Por ello, es importante realizar una exploración médica, neuropsicológica y educativa exhaustiva; sobre todo para detectar las áreas en las que se debe de intervenir y ofrecer apoyo escolar».

Entre las asociaciones comórbidas están las dificultades para el manejo de utensilios pequeños, para dibujar, para recortar (motricidad fina) y/o para correr de forma coordinada o saltar (motricidad gruesa). Si la torpeza es significativa, se trataría de un trastorno del desarrollo de la coordinación (TDC), que podría asociarse al TDAH. Por otra parte, entre el 8% y el 39% de los escolares con TDAH presentan trastorno del aprendizaje de la lectura/escritura (clásicamente se han denominado dislexia y disortografía).

«Estos escolares tienen dificultades para automatizar el mecanismo de la lectura y para acceder al significado de los textos», concluye la doctora Magallón. «También pueden tener un trastorno de aprendizaje no verbal o trastorno de aprendizaje procedimental (TAP) cuando al déficit de atención o torpeza motriz se suman problemas en las relaciones sociales por no tener un uso pragmático del lenguaje o por no poder hacer una integración visuo-espacial o una coordinación perceptivo-manipulativa».

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