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Personas con discapacidad intelectual sufren 4 veces más obesidad extrema

Suelen llevar estilos de vida poco saludables, con escasa actividad física y una alimentación inadecuada, según la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO).

REDACCIÓN

La obesidad no tiene relación directa con la discapacidad intelectual, pero sí con el estilo de vida que suelen llevar las personas que la padecen, según la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), que alerta que este colectivo presenta un Índice de Masa Corporal (IMC) mucho mayor que el de las personas de su misma edad sin discapacidad.

Sedentarismo, el gran problema

“Las alteraciones en la composición corporal de las personas con discapacidad intelectual y la falta de actividad física contribuyen a que padezcan obesidad, aumentando la incidencia de enfermedades cardiovasculares y diabetes, incrementando su nivel de dependencia, empeorando su calidad de vida llegando al aislamiento social”, afirma el doctor Fernando Fernández Aranda, socio de la SEEDO. “Un estudio realizado por la Universidad de Illinois en Chicago (EE.UU.), con una cohorte de 306 adultos con discapacidad intelectual constató que estas personas presentan un riesgo 4 veces mayor con respecto a los que no tienen discapacidad a presentar obesidad extrema (IMC mayor de 40 kg/m2)”.

Así, la SEEDO asegura que las personas con deficiencia mental tienen tendencia a estar obesas, no por su deficiencia en sí, sino por su baja forma física, la protección familiar y la creencia general de que no pueden participar en actividades deportivas.

Alimentación equilibrada

“Al fomento de la actividad física hay que sumar una alimentación adecuada, asegurado un equilibro entre lo que se ingiere y lo que se gasta, siendo el referente perfecto para ello la dieta mediterránea”, mantiene el doctor Fernández‐Aranda. “Esta recomendación, aplicable a ambos sexos, debe tenerse muy en cuenta especialmente en el caso de las mujeres ya que se ha constatado también que el problema de la obesidad es mayor en mujeres con discapacidad que en hombres”.

Por otra parte, los niños con Síndrome de Down son dos veces más propensas a ser obesas, según la Organización Holandesa para la Investigación Científica Aplicada de Leiden, publicado en la revista Pediatrics, que tiene que ver con la triplicación del cromosoma 21, siendo la disminución del índice metabólico y una mayor incidencia de hipotiroidismo los condicionantes genéticos que predisponen a estas personas al sobrepeso. Pero este sobrepeso también es consecuencia de no poder desarrollar correctamente las habilidades motrices.

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