¿Pierdes las llaves y el móvil a menudo? Memoriza estas claves para que no te pase

¿Dónde habré guardado las llaves? ¿Y el teléfono móvil?. ¿Alguien ha visto mis gafas?. Son solo tres preguntas que resultan quizás demasiado habituales. Perder las cosas resulta cuanto menos fastidioso, y en algunas ocasiones, especialmente cuando llevamos más prisa , hasta irritante. Según una encuesta realizada en 2012 por una empresa aseguradora británica entre más de 3.000 personas, un tercio de los encuestados empleaban una media de 15 minutos diarios buscando objetos cotidianos.

Son numerosos los estudios que analizan por qué nos volvemos tan olvidadizos, sobre todo con los artículos de uso más común . y en general, todas ellas concluyen que los lapsos de memoria suceden en todas las edades, pero con los años se hacen más frecuentes. en los casos más graves se pueden asociar a trastornos de tipo depresivo, déficit de atención o hiperactividad. Para el Doctor Daniel L. Schacter, psicólogo en la Universidad de Harvard y autor de «Los siete pecados de la memoria», en numerosas ocasiones se trata de «la ruptura en el interfaz de atención y la memoria», según sus declaraciones al diario «The Wall Street Journal» .

Como ejemplo de esta «ruptura en el interfaz» pone el caso de cuando una persona llega a casa con hambre, deposita las llaves en la entrada e inmediatamente se va a comer. Es más tarde cuando no recuerda dónde están las llaves, porque en el momento de guardarlas su mente estaba centrada en la prioridad de comer.

La memoria se puede ver afectada por gran cantidad de interferencia. Pero si somos una de esas personas con especial «habilidad» para perder objetos , siempre tenemos la posibilidad de seguir una serie de recomendaciones con las que, tal vez, nuestros olvidos sean menos frecuentes. Según el profesor Mark McDaniel, de la Universidad de Washington, «lo más probable si has estado leyendo es que las gafas estén en la mesa o la mesilla».

Esto quiere decir que debemos de asociar determinados comportamientos a lugares concretos, y mediante esa asociación podemos recordar mejor dónde hemos depositado nuestros objetos perdidos. Para Daniel L. Schacter, autor del libro «entrenamiento de la memoria» , una técnica eficaz es la de «pensar o decir en voz alta `pondré la billetera en la cómoda´», y así será más fácil recordarlo cuando necesitemos de nuevo coger la billetera.

Otra de sus técnicas consiste en visualizar una tarea futura asociándola con las señales ambientales. Por ejemplo, si te quieres acordar de comprar pollo en el supermercado, aguacate y lechuga, tendrás que «imaginar los departamentos de producción de estos elementos, y así, cuando llegues a la tienda será más fácil recordar los artículos que querías recordar».

Por supuesto, también está la siempre útil lista de la compra, que podemos hacer extensiva a otras actividades y así convertirla en una «lista de recordatorios». Y, por supuesto, después usar una de las técnicas anteriores para no perder «la dichosa notita».