De Finlandia a Singapur: los mejores sistemas educativos del mundo
Alumnos del instituto Jincai en Shanghái durante una clase - p. m. diez

De Finlandia a Singapur: los mejores sistemas educativos del mundo

Estos países han logrado que sus escuelas se encuentren entre las mejores del mundo

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Estos países han logrado que sus escuelas se encuentren entre las mejores del mundo

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  1. Asia: Sistemas estrictos a la cabeza en rendimiento escolar

    Alumnos del instituto Jincai en Shanghái durante una clase
    Alumnos del instituto Jincai en Shanghái durante una clase - p. m. díez

    En contra de lo que muchos pensaban (pensábamos), los alumnos asiáticos no sólo lideran las pruebas PISA basadas en los conocimientos y la memorización, sino también las de resolución de problemas prácticos, más reflexivas. En dichas pruebas, en las que han participado 85.000 estudiantes de 44 países, los siete primeros puestos los ocupan países o ciudades orientales: Singapur, Corea del Sur, Japón, Macao (China), Hong Kong (China), Shanghái (China) y Taiwán.

    Para lograr tan sobresalientes resultados, la estricta educación asiática se basa, además de en maratonianas jornadas lectivas, en ejemplos reales para que la materia de las asignaturas resulte mucho más cercana a los alumnos. Durante una visita el pasado mes de diciembre al instituto Jincai de Shanghái, uno de los que participan en el informe PISA, Tian Hong, una de sus profesoras explicaba a ABC: «En nuestros colegios intentamos enseñar las matemáticas con aplicaciones a la vida cotidiana para hacerlas más digeribles».

    Aun así, la ciudad de Shanghái, que concurre a estos exámenes al margen del resto de China porque tiene un programa educativo distinto, baja del primer puesto obtenido en matemáticas, lectura y ciencias al sexto lugar en la resolución de problemas prácticos. Entre ellos destacan algunos tan corrientes como regular un termostato, calcular el trayecto más corto entre dos paradas de metro o cuántos invitados a una fiesta de cumpleaños deberían sentarse teniendo en cuenta una serie de requisitos.

    Ejercicios a pie de calle

    Singapur, que participa con 1.394 alumnos procedentes de 172 colegios, potencia este tipo de habilidades imponiendo a sus estudiantes ejercicios a pie de calle como, por ejemplo, diseñar su propia jubilación con tres clases de planes de ahorro que ofrecen distintos tipos de interés.

    Como consecuencia, en Singapur, Corea del Sur y Japón, uno de cada cinco estudiantes de 15 años es capaz de resolver las cuestiones más complejas, mientras que la media es de uno de cada nueve en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los más avanzados del planeta.

    «Los alumnos en estos países aprenden rápido, son muy inquisitivos y pueden solventar problemas sin estructurar en contextos no familiares», sentencia el informe PISA, que vuelve a coronar la educación en Extremo Oriente.

    En institutos de Shanghái como el internado de Jincai, los alumnos estudian desde las ocho de la mañana hasta las nueve y media de la noche, con breves descansos para almorzar, cenar, hacer ejercicio y ver las noticias de la televisión estatal. A las nueve asignaturas que aprenden en el colegio se suman las actividades extraescolares a las que los apuntan sus padres, obsesionados con darle la mejor educación posible para salir adelante en la ultracompetitiva, por masificada, sociedad china.

    Prácticamente lo mismo ocurre en Singapur y Corea del Sur, país que cuenta con uno de los índices de suicidio más altos del mundo entre niños y adolescentes por la asfixiante presión que sufren en las escuelas. Esa es, sin duda, la cara amarga del exitoso, pero mortalmente rígido, modelo educativo de Asia.

  2. Singapur: exigencia, bilingüismo y experimentación

    Un profesor junto a sus alumnos en un centro educativo en Singapur
    Un profesor junto a sus alumnos en un centro educativo en Singapur - reuters

    Los resultados en PISA que sitúan a Singapur a la cabeza en resolución de problemas y entre los primeros en lectura y matemáticas se deben, según expertos, al alto nivel de exigencia académica desde que comienza la educación obligatoria, al bilingüismo y al aprendizaje a través de la experimentación.

    Los niños tienen gran presión familiar para esforzarse desde primaria, ya que el examen de reválida a los doce años decide su futuro académico y social, pues determina a qué institución de secundaria, más o menos prestigiosa, podrán acceder. Los estudiantes suelen acudir a academias privadas para reforzar sus conocimientos.

  3. Norteamérica: Elitismo en EE.UU. y gasto público en Canadá

    Una clase de Educación Infantil en Thornton, Colorado (EE.UU.)
    Una clase de Educación Infantil en Thornton, Colorado (EE.UU.) - reuters

    Como en tantos otros aspectos, Estados Unidos y Canadá no tienen muchas similitudes en educación. Las desigualdades económicas y sociales en la sociedad norteamericana se replican o, mejor dicho, se refuerzan en su sistema educativo. El nivel de las escuelas y colegios es muy dispar en función del poder adquisitivo del distrito en el que se encuentran. Esto se debe a que la mayor parte de la financiación de los centros proviene de los impuestos a la propiedad que pagan los residentes de cada distrito.

    La financiación federal o estatal no es suficiente para cerrar la brecha entre colegios ricos y pobres. El resultado es que algunos estados y distritos se gastan dos o tres veces más por alumno que las zonas pobres. Fuera del sistema público, los colegios privados, muy caros y elitistas, son de un nivel muy alto y forman la cantera principal de Harvard, Yale, Stanford y el resto de las universidades de primer nivel del país.

    Las diferencias sociales, los problemas raciales y el alto (pero poco equitativo) gasto educativo tienen como resultado un sistema que navega entre la desigualdad y la excelencia. El estudiante medio de raza negra está en el percentil 19 del estudiante blanco en lectura y solo el 65% de los niños de los segmentos más pobres acuden a educación preescolar. Mientras tanto, los colegios privados y de los distritos más ricos conforman una elite académica que se extiende al nivel universitario, en el que el liderazgo mundial en investigación se concentra en un puñado de universidades, la mayoría privadas. Las desigualdades educativas se han visto reflejadas en el informe PISA, donde EE.UU. suele aparecer en mitad de la tabla, a pesar de ser la mayor potencia económica, tecnológica y de innovación del mundo.

    Mientras, sus vecinos del Norte no bajan de los primeros puestos. Uno de los factores que explican el éxito de Canadá es su financiación. Tres de las provincias más grandes y con mejores resultados del país --Alberta, Columbia Británica y Ontario-- han encarado el problema de la desigualdad estableciendo sistemas de financiación provinciales. Cada una evalúa los recursos que cada distrito necesita y asegura que los fondos se distribuyan con equidad en todas las zonas.

  4. Finlandia y Estonia: Formación continua para los docentes

    Una maestra entre reglas a sus alumnos de segundo curso de Primaria en una escuela en Vaasa (Finlandia).
    Una maestra entre reglas a sus alumnos de segundo curso de Primaria en una escuela en Vaasa (Finlandia). - afp

    Salió malparada de la última Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA 2012), con un descenso al duodécimo puesto, por detrás de Corea o Japón y también de otros países europeos como Holanda, pero de nuevo Finlandia figura ahora como el país europeo mejor situado en el estudio de PISA sobre resolución de problemas. Su retroceso en diciembre hizo saltar las alarmas en el país. Inmediatamente después de conocer los resultados, la ministra de Educación, Krista Kiuru, anunció la creación de un foro con expertos en enseñanza, políticos, padres y alumnos «para salvaguardar el futuro del sistema educativo» que más éxito había cosechado en Europa.

    Es precisamente ese engranaje entre familia, escuela y las fuerzas políticas y sociales de Finlandia lo que sustenta esta educación pública gratuita que aúna equidad y calidad y logra excelentes resultados académicos con el menor número de horas curriculares del mundo.

    La rigurosa selección y formación del profesorado es la clave de este modelo educativo. «Es donde dan el do de pecho los finlandeses», explica Xavier Melgarejo, autor del libro «Gracias, Finlandia». Sin embargo, debe encontrar ahora la forma de aumentar la motivación de unos alumnos con cada vez más estímulos (videojuegos, redes sociales…) a su alcance.

    De las innovaciones tecnológicas ha hecho virtud su vecina Estonia, que también suele aparecer entre los países que superan la media de los países de la OCDE en PISA. Ya en los años 90 se subió con determinación a la era digital conectando a internet a todos los colegios del país y llevó a cabo una formación sin precedentes para adultos que ha facilitado la extensión del proyecto de escuela electrónica eKool. Padres, profesores y alumnos participan de forma activa desde hace años en un entorno común virtual de comunicación donde se puede consultar las notas o ausencias de los alumnos o los deberes.

    Las escuelas enseñan programación informática a niños desde los 6 años para familiarizarlos con las nuevas tecnologías. Es otra iniciativa de la Tiger Leap Foundation, creada en 1997 para gestionar el desarrollo de las nuevas tecnologías en la enseñanza y dependiente del Ministerio de Educación estonio, que también es el de Innovación.

  5. Polonia: el espejo en el que se mira España

    Un aula de una escuela en Polonia
    Un aula de una escuela en Polonia - abc

    Polonia, un país de características geográficas y demográficas similares a España, ha precedido a nuestro país en la implantación de una reforma educativa que está dando sus frutos. Sus resultados en las últimas pruebas PISA en matemáticas, lectura y ciencias se sitúan por encima de la media de la OCDE, con una evolución notable en las tres categorías de las que el Ministerio de Educación español ha tomado buena nota.

    El éxito de este antiguo país de la antigua órbita soviética radica, según la propia OCDE, en las dos grandes reformas de 1999 y diez años después. Para elevar el nivel educativo tras la era comunista, se puso en marcha una reforma estructural que dio una mayor responsabilidad en materia educativa a las autoridades locales, al tiempo que reorganizaba la red escolar, modificaba los métodos administrativos y de supervisión; cambiaba el currículo; introducía un nuevo sistema centralizado de exámenes; reorganizaba la financiación de los centros escolares a través de subvenciones a los gobiernos locales, y ofrecía nuevos incentivos al profesorado, como itinerarios de promoción alternativos y la revisión de sus remuneraciones.

    El gran cambio en la arquitectura del sistema fue una nueva secundaria inferior obligatoria llamada «gimnasio», que permitía extender un año el periodo de educación general, con un núcleo común de contenidos y los mismos estándares para todos los estudiantes.

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