Educación, la reforma aún pendiente
Desde las primeras etapas hasta la universidad, la enseñanza en España adolece de debilidades que hipotecan el futuro de nuestros niños y jóvenes
La educación en España tiene serios problemas. Los últimos resultados de las pruebas de PISA sobre resolución de problemas, en las que los estudiantes españoles aparecen claramente por debajo de la media de la OCDE, son la última llamada de atención acerca de las deficiencias en nuestro sistema de enseñanza.
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La rigidez de un método centrado en la memorización; la escasa autonomía de directores de colegio y profesores para extraer lo mejor de sus alumnos; la falta de motivación de los docentes, y la ausencia de evaluaciones estandarizadas, explican buena parte de los resultados. A ello se une la mayor tasa de abandono escolar de la UE. La Lomce busca enderezar el rumbo, aunque solo su implantación, a partir del próximo curso, demostrará si lo consigue o no.
1. Sistema memorístico
Los estudiantes de 15 años obtuvieron en la prueba PISA sobre resolución de problemas 477 puntos, frente a 500 de media en la OCDE, y el 28% de los evaluados no alcanza el nivel básico de rendimiento (en la OCDE, el 21%). Para Andreas Schleicher, director de PISA, el método español está excesivamente centrado en la adquisición de conocimientos y no en su aplicación práctica. En este sentido, el director del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), Ignacio Sanz, explica que la OCDE propone «un enfoque equilibrado»: lo importante «no es lo que sabes, sino qué sabes hacer con lo que sabes».
2. Escasa autonomía
La rigidez del sistema apenas deja margen a los directores de colegio para gestionar sus recursos y desarrollar mejoras. Tampoco a los profesores, atados de pies y manos por un temario que deben cumplir a rajatabla, se les facilita la posibilidad de que exploten su capacidad de iniciativa. El director de PISA tiene claro que «son los profesores y los directores quienes deben decidir cómo enseñar mejor».
Ignacio Sanz coincide en que en España «los profesores y los directores eligen los libros de texto, pero no deciden mucho más», señala. En cambio, en otros países con mejor rendimiento, los directores tienen capacidad de seleccionar personal, gestionar el presupuesto y establecer incluso el número de horas de cada asignatura.
Ahora bien, Schleicher y Sanz advierten de que esa autonomía no sirve para nada sin rendición de cuentas y unas pruebas estandarizadas permitan comparar centros. Se trata de combinar «autonomía y transparencia», predica sin cesar Schleicher.
3. Falta de motivación y formación del docente
Nadie pone en cuestión que el profesorado es la pieza clave de todo sistema educativo y, sin embargo, en España es uno de sus puntos débiles. No se trata de que estén mal retribuidos, ya que sus salarios están por encima de la media de los países desarrollados. Lo que falta es hacer atractiva la profesión de maestro y ofrecer una carrera profesional atractiva, apunta Schleicher. Hasta ahora, en la selección del profesorado en España «ha influido mucho la experiencia y menos el expediente académico u otras cuestiones», explica Ismael Sanz.
Por otra parte, a lo largo de la carrera, las matemáticas ocupan solo un 6,6%, mientras que se sobredimensionan otras como didáctica y pedagogía, señala el director del INEE. Además, muchos de los que acceden a estos estudios no han visto nada de esta asignatura desde cuarto de ESO.
4. Abandono escolar
El 24,9% de la población española de entre 18 y 24 años no ha completado el nivel de Educación Secundaria y no sigue ningún tipo de educación o formación, mientras que la media de la UE es prácticamente la mitad, el 12,8%. En esta lista, España supera en más de dos puntos al siguiente clasificado, Malta (22,6%), y en más de cuatro al tercero, Portugal (20,8%).
5. Deficiencias en lectura, matemáticas y ciencias
El problema de la educación en España no es que los estudiantes le dediquen poco tiempo. De hecho, están muy por encima de la media de la OCDE en horas de clase (1.050 frente a 907). También tienen más deberes y su escolarización es más temprana. Sin embargo, se dedican pocas horas a las enseñanzas básicas: matemáticas, ciencias y lectura. En cambio, se dedica demasiado tiempo a otras asignaturas que en otros países no tienen tanto peso, apunta Ignacio Sanz.
6. Bajo nivel de inglés
Una de las debilidades históricas de los estudiantes españoles , que perjudica sus posibilidades de empleo, es el bajo nivel de inglés. El estudio europeo de comprensión lingüística les situaba en los últimos puestos, especialmente en comprensión oral, donde se situaba por detrás de griegos, portugueses y polacos, aunque por delante de los franceses. La implantación de escuelas bilingües desde las primeras etapas, en las que la Comunidad de Madrid ha sido una avanzadilla, buscan paliar esta deficiencia.
7. Falta de actitud
La actitud del estudiante también influye en el rendimiento. Un estudio de Ildefonso Méndez, de la Universidad de Murcia, concluye que los estudiantes de «países que valoran como cualidades a potenciar en un niño la responsabilidad , la perseverancia, la independencia, la capacidad de ahorro y de postergar las recompensas o la imaginación son los que obtienen mejores resultados en resolución de problemas».
8. Demasiados repetidores
Los datos de los alumnos españoles en PISA se ven afectados negativamente por el elevado porcentaje de repetidores, casi el doble que en la OCDE (33,2% frente a 17%).
9. Exceso de campus y titulaciones
El mapa de las universidades españolas se compone en la actualidad de 82 instituciones académicas -50 de ellas públicas-, distribuidas en 236 campus. Mientras, la oferta de titulaciones se sitúa ya en un total de 2.562 grados. El informe de la comisión de expertos para la reforma universitaria , advierte de que «nuestras universidades poseen una estructura demasiado homogénea y ofrecen una gran mayoría de estudios comunes, muchos de ellos repetidos un sinnúmero de veces y, con frecuencia, dentro de reducidísimas áreas geográficas o en la misma ciudad», añaden.
10. Politización
El sistema de elección de los rectores y órganos de gobierno de las universidades propicia que responda más a criterios políticos que académicos. Sindicatos y otras organizaciones sociales suelen tener un gran peso en los claustros, lo que marca en buena medida el sesgo de los rectores, y no es infrecuente que estos ocupen antes o después puestos políticos autonómicos o en la administración central. La comisión de expertos propone primar el perfil académico de los rectores y que la pertenencia al Consejo de la Universidad sea incompatible con haber tenido un cargo en algún organismo público en los cuatro años anteriores.
11. Endogamia
La selección del personal docente e investigador de las universidades no siempre prima la excelencia, sino que busca promover a profesores surgidos de su propio seno. Aquí la comisión de expertos recomienda impedir que una universidad contrate un doctor propio, salvo que hubiera estado vinculado a otra durante al menos tres años.
12. Escasa excelencia
Los expertos advierten de que «la falta de universidades españolas de excelencia es incontrovertible». Ninguna aparece entre las 200 mejores del mundo en el ranking de Shangái y la escasez de premios Nobel científicos es notoria. El porcentaje de publicaciones españolas respecto a la producción de Europa occidental y del mundo es del 11,3 y del 3,2%, respectivamente.
13. Universidad-empresa, mundos aparte
Un estudio de la Fundación BBVA-IVIE sobre la universidad, los universitarios y la productividad en España señalaba que, si bien la producción de documentos científicos se había más que duplicado en una década, solo representaba el 13,1% de las patentes del país. «Una de las mayores debilidades de la universidad se encuentra en las actividades de investigación aplicada y transferencia tecnológica», circunstancia que «limita sus posibilidades de contribuir a la transformación del tejido productivo», explicaba.
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