El Papa pide «coherencia entre liturgia y vida», y menos cotilleos a la salida de misa

Como hace siempre, el Papa interrogó a los fieles, y en esta ocasión fue sobre el cambio de actitud respecto a los demás que trae la Eucaristía: «¿Me lleva a considerar a todos verdaderamente como hermanos y hermanas? ¿Aumenta mi capacidad de alegrarme con los alegres y de llorar con quien llora? ¿Me empuja a acercarme a los pobres, los enfermos y los marginados? ¿A reconocer en ellos el rostro de Jesús?».

Con buen humor y al margen del texto, el Papa añadió que a veces, después de la misa «nos dedicamos a cotillear: ¿Has visto cómo iba vestido este? ¿Has visto cómo iba esta otra? Esto se hace… ¡Pero no se debe hacer!». Lo decía en tono dulce y sonriendo, por lo que no era una verdadera reprimenda. Aun así, los peregrinos se dieron por aludidos y, al tiempo que se reían, se lo agradecieron con un fortísimo aplauso.

El Papa afirmó también que la Eucaristía da «la gracia de sentirse perdonados y de perdonar». La misa comienza con un «Yo confieso…» que «no es una formalidad sino un acto de penitencia». Es importante sentirse perdonados, pero también saber perdonar a los demás.

El Papa dirigió un saludo afectuoso a «los miembros de la Hermandad matriz de Nuestra Señora del Rocío, acompañados por el obispo de Huelva», y se emocionó de modo especial dando la bienvenida a un grupo de checos entre los que figuraba el arzobispo emérito de Praga, cardenal Miloslav Vlk, a quien elogió como «un verdadero luchador y defensor de la fe en la República Checa» durante los años del comunismo.

Este viernes, día de San Valentín, el Papa celebrara en la plaza de San Pedro una audiencia especial para parejas de prometidos en matrimonio . El número de novios y novias que piensa participar sigue aumentando cada día: se esperaban 7.000, el número subió a 17.000 y ahora va ya por 25.000.