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entrevista

Martínez Camino: «La Doctrina Social de la Iglesia no reconoce el derecho a la secesión en países soberanos»

Martinez Camino recuerda que la Iglesia reconoce el derecho a la autodeterminación solo en el caso de «una colonia o una invasión injusta»

Martínez Camino: «La Doctrina Social de la Iglesia no reconoce el derecho a la secesión en países soberanos» efe

laura daniele

Monseñor Juan Antonio Martínez Camino (Santa Cruz de Marcenado, 1953) llega al final de su mandato como secretario y portavoz de la Conferencia Episcopal Española. Durante la próxima Asamblea Plenaria, que se celebrará del 18 al 22 de noviembre, los obispos deberán elegir a su sucesor.

Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Valladolid y Doctor en Teología por la Theologische-philosophische Hochschule Sankt Georgen de Frankfurt del Main (Alemania), el también obispo auxiliar de Madrid ha sido durante los últimos diez años la cara visible del Episcopado español.

-Usted ha sido la voz de los obispos nada menos que durante diez años. ¿Ha sido una tarea difícil?

-No la he sentido como difícil. Me han ayudado mucho personas muy valiosas, con su consejo y con su trabajo. Entre ellas, el Director de la Oficina de Información de nuestra Conferencia y todo su equipo.

-¿Qué ha significado para usted todos estos años de trabajo en la Conferencia Episcopal? ¿Cuál es su balance?

Un balance objetivo creo que yo no lo puedo hacer; y menos ahora. Se han de mirar las cosas con más distancia personal y temporal. En cuanto a qué ha significado para mí el trabajo de todos estos años, sí puedo decirle que una grandísima satisfacción humana: es una gran suerte haber podido conocer de cerca a todos los obispos de España y trabajar a su servicio; son personas muy cualificadas de las que dependen cosas importantes para la Iglesia y la sociedad. Además, este trabajo también ha sido ocasión de un importante crecimiento y purificación espiritual. Me ha ayudado a comprender y a vivir mejor que la Iglesia es ante todo obra divina, a la que nosotros no prestamos más que una humilde colaboración.

-Su mandato ha coincidido con un puñado de leyes que han supuesto toda una "reingeniería social"...como la equiparación de las uniones homosexuales al matrimonio o el aborto libre hasta la semana 14. A usted le ha tocado en todas estas cuestiones ( y muchas más) ser el rostro visible del Episcopado, ¿cree que la Iglesia ha acertado a la hora de transmitir su doctrina y su magisterio?

-Perdone que comience con una precisión importante: la reforma del Código civil en materia de derecho a contraer matrimonio, de 2005, no ha equiparado las uniones homosexuales al matrimonio. Lo que ha hecho es destruir la figura jurídica del matrimonio, redefiniéndolo como la unión de dos ciudadanos cualesquiera (sin referencia ninguna al sexo) basada en el afecto.

Para llevar a cabo esta “ingeniería social”, tan destructiva, ha sido necesario arrebatar a todos los españoles el derecho a ser reconocidos por la ley como “esposo” o “esposa”, “padre” o “madre”. Estos términos, que hacen referencia a la condición masculina o femenina, han sido eliminados de la ley con la excusa «La reforma del Código Civil ha destruido la figura jurídica del matrimonio»de que pertenecen a una cultura “patriarcalista”. Los españoles que firman ese curioso contrato, al que se sigue llamando matrimonio, están obligados a denominarse oficialmente “cónyuge A” o “cónyuge B”. Otras legislaciones han respetado la figura jurídica del matrimonio, que sigue siendo la unión de un hombre y una mujer, y han establecido la equiparación jurídica total o parcial de la unión de personas del mismo sexo al matrimonio. Esto no puede ser considerado justo.

Pero lo que tenemos en España es aún más injusto. Lo curioso es que casi nadie lo sabe. Desde la Conferencia Episcopal estamos intentando hacer una labor pedagógica subsidiaria a este respecto. Digo subsidiaria, porque es una labor de suplencia de lo que otros no hacen. Pero lo más importante que ha hecho y hace la Conferencia a este respecto es proponer en positivo la verdad del amor humano.

Si no se comprende esta verdad, no se puede entender la injusticia de nuestra legislación ni sus efectos desintegradores; pero, lo que es más triste, no conociendo y amando la verdad del amor, es muy difícil vivir la vida sin estar abocados a terribles fracasos personales y, en el fondo, a la infelicidad. Lo tendremos que hacer mejor, pero tendremos que seguir anunciando la buena noticia del amor verdadero como secreto de la vida humana y de la vida de los creyentes. Hay mucho que perfeccionar y que avanzar en este campo.

-¿Queda la asignatura de Religión mejor tratada en la LOMCE que en la LOE?

-En conjunto, sí está mejor tratada en la LOMCE. Pero es una Ley con algunas incoherencias notables, que esperamos puedan ser subsanadas de algún modo.

-La actual redacción de la ley no contempla la oferta obligatoria de la asignatura de Religión en Bachillerato, ¿cree que hay margen de negociación con el Ministerio para cambiar este extremo en el desarrollo normativo de la ley?

-Sí. Si hay voluntad política será posible hacerlo.

-¿Teme que la reforma del aborto que prepara el Gobierno y en la que se plantea, según ha adelantado el ministro de Justicia, volver a una ley de supuestos se convierta otra vez en un coladero, como ocurrió con la norma del 85'?

-Podría ser así, si no se toman las precauciones necesarias en la misma Ley. Esperemos que se arbitren los mecanismos legales oportunos para evitar ese drama moral y social.

-¿Cuál es la posición de la Iglesia ante el desafío soberanista catalán?

-La Conferencia Episcopal ha hablado sobre las implicaciones morales de los nacionalismos en dos instrucciones pastorales: una de 2002 y otra de 2006, tituladas respectivamente “Valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus consecuencias” y “Orientaciones morales ante la situación actual de España”. Ha vuelto a recordar esas implicaciones el año pasado en una declaración de la Comisión Permanente titulada “Ante la crisis, solidaridad”. Remito a esos documentos, fáciles de encontrar en el buscador de la página web de la Conferencia Episcopal.

Remito también al artículo firmado por Fernando Sebastián y un servidor, en la Tercera de ABC el 4 de diciembre de 2006, bajo el título “La unidad de España, elemento básico del bien común". En «Ninguna actuación unilateral, que ponga en cuestión la soberanía, puede ser considerada moralmente aceptable»síntesis, los obispos afirman que la unidad de la nación española es un bien que hay que tratar con responsabilidad moral y que ninguna actuación unilateral, que ponga en cuestión la soberanía que se expresa en la Constitución, puede ser considerada prudente ni moralmente aceptable. Lo cual, naturalmente, no quiere decir que la Constitución sea sacralizada, o que no pueda ser modificada, sino que ha de ser respetada como norma básica de la convivencia en paz.

-Medio centenar de grupos y órdenes religiosas catalanas han manifestado su apoyo al Derecho a Decidir amparándose en la Doctrina Social de la Iglesia... ¿Defiende el magisterio de la Iglesia el derecho la autodeterminación?

-La Doctrina Social de la Iglesia reconoce un derecho real y originario de autodeterminación política en el caso de una colonia o de una invasión injusta, pero no el de una secesión en países soberanos que hace mucho tiempo que son independientes. El Papa Juan Pablo II advirtió expresamente contra los peligros del separatismo en el caso de Italia, un Estado con mucha menos tradición que España.

-¿El nacionalismo divide a los obispos catalanes?

-No soy quién para hacer juicios al respecto. Pero puedo decir que todo el episcopado español goza de un excelente clima de comunión.

-¿El Episcopado tiene previsto o está preparando algún documento concreto sobre el proyecto soberanista catalán?

-No.

-Usted saldrá de la Secretaría General la próxima semana. El cardenal Rouco Varela termina su mandato como presidente en el mes de marzo... ¿Estamos ante un cambio de ciclo dentro de la Conferencia Episcopal?

-Un cambio en las personas que sirven los cargos no hay duda de que sí. Lo del “cambio de ciclo” no sé exactamente lo que puede querer decir. Si se piensa en un viraje en el rumbo pastoral, no creo que se vaya a dar, porque la Conferencia Episcopal ya ha demostrado que, aunque cambie el Presidente, es el conjunto de los obispos reunidos en Asamblea Plenaria el que marca las líneas fundamentales de actuación. Sí pueden cambiar los estilos personales.

-¿Cómo se plantea su vida de ahora en adelante? En la archidiócesis en la que usted es obispo auxiliar también se vislumbran cambios en el horizonte, después de que el cardenal Rouco Varela presentara su renuncia al Papa tras cumplir los 75 años...

-Me planteo el futuro, como hasta ahora, con disponibilidad a lo que el Señor me vaya mostrando como voluntad suya a través de los superiores o de otros signos. Es la misma actitud que he tratado de mantener siempre, como expresión de la llamada “indiferencia espiritual” ignaciana, una gracia que pido constantemente a Dios. Así viví también otros momentos de posibles cambios en mi vida, como, por ejemplo, cuando llegó el momento de mi reelección o no para Secretario, hace cinco años, en 2008. Querer solo la voluntad de Dios es el único medio de conseguir la serenidad espiritual. Trato de hacerlo. Es muy bonito.

-Según los estatutos de la Conferencia Episcopal, no hay impedimientos para que una mujer le suceda en el cargo, ¿ve probable que se introduzca esta novedad?

-No lo veo probable.

-¿Le parece necesario un papel más preponderante de la mujer en los cargos de decisión de la Iglesia española? ¿Lo ve posible a corto plazo?

-Me parece bien que se avance en esa dirección, como ya se viene haciendo desde hace años, al paso del mismo fenómeno en toda la sociedad. Pero en la Iglesia, como ha recordado el Papa hace poco, la Virgen es más importante que los obispos. Y la mujer puede ejercer una influencia decisivamente beneficiosa en la Iglesia, al modo de María, aunque no tenga acceso a determinados cargos de «El Papa Francisco transpira autenticidad espiritual»gobierno que van ligados al sacramento del Orden. Esto no se debe perder de vista, porque nos permite comprender lo que realmente es la Iglesia: no una organización meramente temporal, sino el Cuerpo místico de Cristo que nos incorpora a la vida divina, a la santidad de Dios. Aunque repito: la mujer podrá acceder también cuantitativa y cualitativamente a más responsabilidades en la vida eclesial.

-¿Cree que el estilo de Gobierno del Papa Francisco será seguido en la Iglesia española?

La Iglesia en España siempre ha secundado el gobierno de los papas. No sé por qué se ha extendido la especie de que ahora pudiera no ser así. Son invenciones interesadas.

-¿Qué espera del Santo Padre?

-Como es un hombre libre, en el sentido más evangélico de la palabra, aportará sus propios dones en este momento de la vida de la Iglesia. Ya lo está haciendo. Son dones personales distintos que los de sus predecesores. Así podremos avanzar en la desmundanización de la Iglesia para que pueda ser un cauce más limpio de la gracia de Cristo para el mundo. Ya lo decían Juan Pablo II y Benedicto XVI: la Iglesia ha de liberarse continuamente de sus mundanas adherencias al antropocentrismo de la cierta cultura moderna, que aleja a los hombres de la verdadera humanidad porque los aleja de amor infinito de Dios.

-¿Le conoce personalmente? ¿Cómo es el Papa Francisco en las distancias cortas?

-Sí. He tenido la suerte de convivir con él algunos días, aquí en Madrid, cuando vino a darnos los Ejercicios Espirituales a los obispos españoles en 2006. Incluso pasó algunos días conmigo en el ático de la residencia universitaria, propiedad de un Instituto secular, donde yo estaba acogido por entonces, como capellán de la casa. Es una persona que transpira autenticidad espiritual.

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