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El Papa pide a los jesuitas que no vayan por «caminos paralelos» a la Iglesia

En la festividad de San Ignacio de Loyola, el Santo Padre urge «a sentir vergüenza» de nuestros límites para ser humildes

El Papa pide a los jesuitas que no vayan por «caminos paralelos» a la Iglesia afp

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El Papa Francisco ha pedido a los jesuitas que no vayan por caminos "paralelos" y que sientan "vergüenza" de sus límites y pecados para ser humildes, durante la celebración este miércoles de una misa privada en la Iglesia romana del Gesú con motivo de la festividad de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, orden a la que él también pertenece.

Junto al Pontífice, han concelebrado el secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, monseñor Luis Ladaria, el padre general de la Compañía de Jesús, Adolfo Nicolás , miembros del Consejo y más de doscientos jesuitas, según ha informado la Oficina de Prensa del Vaticano.

En su homilía, el Papa ha propuesto una reflexión basada en tres conceptos: poner en el centro a Cristo y a la Iglesia; dejarse conquistar por Él para servir; y sentir la vergüenza de los límites y pecados para ser humildes ante él y ante los hermanos.

Concretamente, ha destacado la importancia de estar "radicados y fundados en la Iglesia". "No puede haber caminos paralelos o aislados. Sí caminos de búsqueda, caminos creativos, sí, es importante; ir hacia las periferias, pero siempre en comunidad con la Iglesia".

"Nuestro lema, el de los jesuitas, 'Iesus Hominum Salvator' --ha explicado-- nos recuerda constantemente una realidad que no debemos olvidar nunca: la centralidad de Cristo para cada uno de nosotros y para toda la Compañía que San Ignacio quiso que se llamase 'de Jesús' para indicar el punto de referencia".

«No hay que avergonzarse de Jesús»

Este hecho, según ha apuntado, llama a los jesuitas y a toda la Compañía a ser "descentrados" para que Cristo y la Iglesia, que "no pueden separarse", sean el centro. "Yo no puedo seguir a Cristo si no en la Iglesia y con la Iglesia", ha subrayado. El camino para vivir esta centralidad doble es, según ha precisado, dejarse conquistar por Cristo e imitarlo incluso aunque se tenga que soportar "injurias, desprecio, pobreza".

En este punto, el Papa ha recordado al jesuita Paolo dell'Oglio, desaparecido en Siria desde hace días. Además, se ha referido a la "vergüenza" para subrayar que no hay que avergonzarse "nunca" de Jesús pero sí "sentir vergüenza de no estar a la altura", de ser "inadecuados", para así poder vivir con humildad.

"Humildad que nos lleva a ponernos a nosotros mismos no a nuestro servicio personal o al servicio de nuestras ideas, sino al servicio de Cristo y de la Iglesia, como vasijas de barro, frágiles, inadecuadas, insuficientes, pero con un inmenso tesoro que llevamos y comunicamos", ha explicado. Por otra parte, el Papa ha apuntado que, "cuando un jesuita termina su vida", le vienen a la mente dos imágenes: la de san Francisco Javier, mirando a China, y la de el padre Arrupe, en su última conversación en el campo de refugiados.

Y ha apuntado que observar y recordar estas dos imágenes hará bien a todos. Al final de la Misa, el Papa ha rezado ante el altar de la capilla de San Ignacio y de San Francisco Javier, en la capilla de Virgen de la Calle y ante la tumba del Padre Pedro Arrupe. A la salida, Francisco ha sido recibido por cientos de personas que querían saludarle y que han esperado hasta el final de la celebración para poder hacerlo.

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