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Primer trasplante de sangre de cordón para intentar curar el sida

El paciente, un niño de doce años, recibió sangre de una donante con una variante genética de inmunidad al VIH

Primer trasplante de sangre de cordón para intentar curar el sida

N. RAMÍREZ DE CASTRO

¿Puede un trasplante curar de un plumazo una leucemia y una enfermedad vírica como el sida? Esta pregunta tuvo una respuesta afirmativa en un paciente alemán que contrajo el VIH (virus del sida) en 1995 y un año después desarrolló una leucemia. A este paciente le hicieron en Berlín un trasplante de médula ósea de un donante compatible que además tenía en su sangre una variante genética de inmunidad al virus del sida. Y esta combinación única surtió efecto, desterrando de su organismo las dos enfermedades. Ahora otro equipo médico, esta vez de Estados Unidos , se ha servido de una estrategia similar para intentar curar el sida a un niño de 12 años.

El pequeño paciente nació seropositivo y tuvo el mismo destino que el paciente alemán. Hace varios meses desarrolló una leucemia, el cáncer infantil más común, así que sus médicos decidieron probar suerte con una estrategia que luchara al mismo tiempo contra sus dos males.

Cordón en lugar de médula ósea

Siguieron la idea alemana, pero en lugar de hacerle un trasplante de médula convencional, John Wagner y su equipo de la Universidad de Minnesota sometieron al pequeño paciente a un trasplante de células madre obtenidas de la sangre de cordón umbilical. Estas células madre no despiertan ningún recelo ético y tienen como ventaja sobre la médula ósea que provocan menos riesgo de rechazo.

La sangre de cordón utilizada tampoco se eligió al azar ni pensando sólo en la compatibilidad con el paciente. En el banco de muestras se buscó una muy especial, la de una donante con una protección natural contra el virus del sida. Se estima que sólo el 1 por ciento de la población mundial alberga una característica genética que les convierte en inmunes a la infección del VIH. Esa mutación protectora se llama CCr5d32.

Antes de trasplantarle, los médicos sometieron a su paciente a un agresivo tratamiento que pasa por anular sus sistema inmune. Para ello tuvo que soportar sesiones de quimioterapia y radiación. El objetivo era que al transfundir las nuevas células, el sistema inmunológico o defensivo se reprogramara. El trasplante se realizó el pasado 23 de abril, pero hasta dentro de cien días no se sabrá si ha tenido éxito. Si el virus no se puede detectar en la sangre del niño, se retirará la medicación y si continúa indetectable podrían declararle curado del sida.

El mejor tratamiento

John Wagner , director del Programa de Trasplante de Sangre y Médula Ósea Pediátrica de la Universidad de Minnesota, ha manifestado su entusiasmo a través de la web de su Universidad, aunque aún no sabe si su apuesta ha tenido éxito. «Lo más esperanzador es que vamos a demostrar que el sida puede ser curado y que la sangre del cordón umbilical es el mejor tratamiento», asegura Wagner. «Hay personas con VIH y leucemia que están esperando estos resultados como un gran avance. El éxito en este paciente podría obligar a la comunidad científica a buscar estrategias potencialmente más seguras, como inducir la variante genética en las propias células madre de la médula de los pacientes».Esto permitiría generalizar el tratamiento a mayor número de enfermos.

De momento, sería una opción muy agresiva para las personas con VIH que no tienen leucemia.

Wagner, uno de los mayores defensores de la utilización de la sangre de cordón umbilical, asegura que la necesidad más inmediata es animar a los bancos de sangre de cordón a identificar todas las unidades de sangre con la variante de la resistencia del VIH».

El caso del bebé curado

El mes pasado, otro equipo médico de Estados Unidos dio a conocer en un congreso médico cómo habían conseguido curar a un bebé con VIH, en otro caso que también ha abierto un nuevo capítulo en la historia del sida.

El bebé, una niña nacida a finales de 2010, recibió un tratamiento agresivo con altas dosis de retrovirales, 30 horas de su nacimiento. La niña tiene ahora dos años y medio y ha estado sin medicamentos durante el último año, sin que se hayan registrado señales de un virus activo.

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