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Así se vive la Semana Santa en los conventos y monasterios de España

Esta época tan especial del año viene cargada de multitud de tradiciones que se siguen en los cenobios españoles

Así se vive la Semana Santa en los conventos y monasterios de España chema concellón

aurora vasco

La Semana Santa es una época muy especial del año para los creyentes. Y más aún si estos han consagrado su vida a Cristo. Es el caso de múltiples religiosos repartidos por toda la geografía española, que durante estos días son protagonistas de unas costumbres muy peculiares. Algunas son iguales en todos los conventos y monasterios. Otras son propias de cada comunidad.

Una de las tradiciones que se siguen en muchos de los cenobios es la de acudir a la llamada «adoración nocturna». Esta práctica consiste en pasar toda la madrugada rezando de pie. «De 23h hasta medianoche es la hora Santa, en la que oramos y cantamos», comenta Sor María Auxiliadora, becaria del convento Santa Clara de Úbeda –Jaén–. «Eso sí, detrás de la reja», apunta señalando su condición de monjas de clausura.

En el Convento de las Adoratrices de Badajoz también practican la adoración nocturna y la hora Santa. «Durante esos 60 minutos recordamos la pasión que el Señor sufrió por nosotros», afirma Isabel López, una religiosa adoratriz. Las costumbres relacionadas con la vigilia de sueño son numerosas. Además de esta hora Santa y la adoración nocturna, en el Convento ubetense de Santa Clara no se acuestan durante la noche del Viernes Santo.

El vía crucis, omnipresente

Otra de las costumbres que se repiten en muchos centros religiosos es la representación del vía crucis, aunque cada convento o monasterio lo vive de una manera singular. Por ejemplo, en el citado convento de Santa Clara lo realizan dentro del propio cenobio, igual que en el Convento pacense de las Adoratrices. Sin embargo, en este último las monjas pueden realizarlo en comunidad aunque también hay religiosas que, en privado, rememoran los pasos que dio Jesucristo caminando al Calvario.

«Hacemos el vía crucis a través del monte, por el campo»

Particular es el caso del Monasterio de Yuso , en San Millán de la Cogolla –La Rioja–, muy célebre por ser la cuna del castellano a través de sus glosas emilanenses . Los miembros de este monasterio hacen el vía crucis «a través del monte, casi hasta el próximo Monasterio de Suso», cuenta Ismael Ojeda, viceprior de esta casa. El traje que visten en Semana Santa –también para caminar durante su vía crucis– no difiere del que llevan cotidianamente: hábito negro con correa y capucha.

También al aire libre, «en la montaña», se celebra el vía crucis en uno de los países que encontramos al «cruzar el charco». Así lo recuerda Segunda Sánchez, que estuvo de misionera en Costa Rica. De vuelta a España, Segunda cuenta que en el colegio Santa Teresa –asociado a las Carmelitas Misioneras en Europa getafeñas a las que ella pertenece–, el vía crucis lo realizan en compañía de los alumnos.

¿Se hacen procesiones en los conventos?

Ninguno de los conventos y monasterios a los que se consultó para la realización de este reportaje afirmó realizar procesiones dentro de sus lugares de culto. «Nosotras no representamos procesiones», cuenta Segunda Sánchez –carmelita misionera de Getafe–, «pero nos unimos a todos los oficios que realiza nuestra parroquia».

En el Monasterio de Yuso tampoco hacen procesiones, pero en cierto sentido están relacionados con ellas. El Jueves Santo, las cofradías de Logroño suben hasta el monasterio para decorar con su «tamborrada» un día tan especial para esta comunidad religiosa de agustinos recoletos que engloba a 11 religiosos.

En el Convento de las Adoratrices, por su parte, tampoco se organiza ninguna procesión. «A veces salimos a verlas, sobre todo las religiosas más jóvenes, que son las que más fuerzas tienen», afirma Isabel López, una de las monjas de este centro de Badajoz.

En cuanto a las procesiones, es curioso darse cuenta de las diferencias que existen entre países. Segunda Sánchez, religiosa del centro de Carmelitas Misioneras en Europa de Getafe, ha experimentado en primera persona la manera en que se vive la Semana Santa en países como Puerto Rico y Costa Rica. De su estancia en ellos recuerda las asimetrías con respecto a las costumbres en España: «En Costa Rica, las procesiones son muy sencillas pero muy participativas». En Puerto Rico, sin embargo, las procesiones no se viven tal cual las conocemos en España, sino que esos momentos de recuerdo a Cristo «se sienten más en privado». Durante el Domingo de Ramos sí se pasea con palmas. Lo más parecido que hay a las procesiones en este país caribeño sería el día del Corpus, en el que la gente sale a la calle con flores.

Los menús, «frugales» y sin carne

La gastronomía tiene un papel destacado para los religiosos durante Semana Santa. Todos los monasterios y conventos resaltan que los menús que ingieren son «muy frugales» y, por supuesto, obvian la carne durante el Viernes Santo. La religiosa adoratriz Isabel López cuenta que este día las monjas practican el ayuno –algunas incluso pueden ampliarlo a los días que ellas quieran de manera particular–, que se relaja por la noche con alimentos poco contundentes como «un vasito de leche».

En la frugalidad de las comidas insiste la carmelita misionera Segunda Sánchez: «Solemos tomar menús ligeros, como por ejemplo huevos pasados por agua, aunque también el típico potaje de Viernes Santo», dice. Curioso es un acto propio de las carmelitas en el que las religiosas comen en silencio absoluto «sentadas en el suelo y apoyadas en la pared», comenta Segunda.

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