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Las comunidades católicas detrás de los papables

Algunos de los cardenales que elegirán al próximo Papa pertenecen a una orden religiosa o están vinculados a distintos grupos de fieles

Las comunidades católicas detrás de los papables abc.es

guillermo llona

Los cardenales que a partir de este martes se reunirán en la Capilla Sixtina tienen detrás a grandes comunidades católicas que, presumiblemente, apoyarán con la oración sus candidaturas. Algunos de los purpurados que elegirán en el cónclave al sucesor de Benedicto XVI pertenecen a una orden religiosa o están vinculados a distintos grupos de fieles, unos cuantos de reciente creación. ABC.es repasa aquí el peso que cada una de estas organizaciones tiene en el Colegio Cardenalicio .

Entre los cardenales religiosos, la orden con mayor número de purpurados es la de los Franciscanos Menores, con siete. Entre ellos cabe destacar a los electores Carlos Amigo, arzobispo emérito de Sevilla, y Sean O'Malley, arzobispo de Boston y capuchino que muchos expertos vaticanistas ven cerca del Trono de Pedro. Estos frailes siguen el ejemplo de austeridad que supone la figura de San Francisco de Asís , quien fundara la orden en 1209.

El jesuita indonesio no acudirá por problemas relacionados con su vista

Seis purpurados pertenecen a la Compañía de Jesús. En principio dos de ellos podrían votar al nuevo Papa, pero de hecho sólo lo podrá hacer el argentino Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires. El jesuita indonesio Julius Darmaatmadja, cardenal elector, no acudirá al cónclave por motivos de salud relacionados con su vista. La orden, formada por 18.000 jesuitas , fue fundada por el azpeitiarra San Ignacio de Loyola en 1540 y tiene como principal objetivo «la salvación y perfección del prójimo».

Los salesianos tendrán en el cónclave seis cardenales. Entre ellos destacan el Camarlengo Tarcisio Bertone, y el hondureño Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa. Ambos son electores. La Familia Salesiana fue fundada a mediados del siglo XIX por el santo turinés Juan Bosco, que dedicó su vida a la protección y educación de los niños y jóvenes más pobres y abandonados. Los valores de esta congregación se inspiran en la figura de San Francisco de Sales, patrono de escritores y periodistas. Los salesianos en todo el planeta son más de 16.000.

El Opus Dei contará con dos cardenales en el cónclave. Uno de ellos, el español Julián Herranz -expresidente del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos-, tendrá voz en la junta de purpurados pero no voto, porque tiene 82 años. El otro, el arzobispo de Lima Juan Luis Cipriani, sí es elector. La Obra de Dios , fundada en Madrid el 2 de octubre de 1928 por San Josemaría Escrivá de Balaguer, promueve el encuentro con Cristo «en el trabajo, la vida familiar y el resto de actividades ordinarias». Esta prelatura de la Iglesia cuenta con dos millares de sacerdotes y un total de 90.000 miembros, y defiende la idea de que todos los seres humanos están llamados a ser santos.

Comunión y Liberación cuenta con un purpurado de excepción: Angelo Scola

Otros dos de los cardenales electores están vinculados al Movimiento de los Focolares. Son el italiano Ennio Antonelli y el brasileño Joao Braz de Aviz, conocido por haber estado a punto de morir tiroteado en una favela y por ser uno de los purpurados con más probabilidad de ser elegido Papa.

Oficialmente aprobado por la Iglesia con la denominación «Obra de María», el Movimiento de los Focolares fue fundado en Trento en 1943 por Chiara Lubich. Esta maestra, que entonces tenía 20 años, descubrió refugiada durante los bombardeos que sufrió la ciudad italiana que el Evangelio era la mejor respuesta al horror de la Segunda Guerra Mundial. El principal objetivo de esta comunidad de fieles es ecuménico: que todos los seres humanos de todos los credos «sean uno». Los Focolares, unos 100.000 en total, han construido en distintos puntos del planeta una serie de ciudadelas, llamadas «mariápolis», en las que ponen en práctica los principios que instituyó Chiara Lubich.

Comunión y Liberación contará en el cónclave con un purpurado de excepción: el arzobispo de Milán, Angelo Scola, uno de los nombres que más suenan para ejercer el Ministerio Petrino. De joven estuvo a punto de engrosar las filas comunistas italianas, pero el fundador de CyL, el sacerdote italiano Luigi Giussani , le redescubrió a Cristo. El movimiento, formado por unos 50.000 miembros, nació en 1954 a partir de un grupo de estudiantes del Liceo clásico Berchet de Milán. Su nombre «sintetiza el convencimiento de que el acontecimiento cristiano, vivido en comunión, es el fundamento de la auténtica liberación humana», en palabras de la propia organización.

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