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el final del pontificado

El equipaje de Benedicto XVI

El Papa llega hoy a Castel Gandolfo con sus libros, el belén familiar y el reloj Junghans que le dejó su hermana antes de morir

El equipaje de Benedicto XVI efe

laura daniele

Cuando el reloj marque hoy las ocho de la noche la Guardia Suiza abandonará la puerta principal del palacio de Castel Gandolfo . Será el único símbolo exterior que señale el final del pontificado de Benedicto XVI. Entonces el «Papa emérito» comenzará una nueva vida dedicada a la oración y la reflexión.

Su mudanza al palacio de veraneo de los papas, «el Vaticano número dos», como lo bautizó cariñosamente Juan Pablo II, no será aparatosa. Primero porque su estancia en este pequeño pueblo a una treintena de kilómetros al sur de Roma será muy breve y, segundo, porque el Papa siempre ha viajado ligero de equipaje.

Así fue su desembarco en Roma en marzo de 1982 cuando Juan Pablo II le llamó para que ejerciera como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El entonces cardenal de Munich solo se llevó a su nuevo hogar sus dos mil libros y su piano. Su piso estaba a pocos metros del Vaticano, en el Borgo Pío, y todos los muebles eran de segunda mano. Por aquel tiempo no era extraño encontrarse con él a primera hora de la mañana en mitad de la Plaza de San Pedro, puesto que todos los días iba andando a su oficina vestido de negro con alzacuellos y no con los típicos atavíos de cardenal.

Pero esa no sería su estancia definitiva. En abril de 2005, su elección como Papa le obligó trasladarse al Palacio Apostólico. La mudanza sería aún más sencilla. Eran pocos los metros que separaban su antiguo piso de su nueva casa en el Vaticano. «Para mí era importante tener mi estudio del mismo modo como había crecido a lo largo de muchas décadas. En 1954 compré mi escritorio y las primeras librerías. Después, fue creciendo poco a poco. Allí estaban todos mis libros, conocía cada rincón, y todo tiene su historia. Por eso el estudio lo traje conmigo íntegramente. Las demás habitaciones (del Palacio Apostólico) fueron amobladas con los muebles papables», contaría Benedicto XVI a Peter Seewald en el famoso libro «Luz del Mundo».

Le espera el piano

En estos ocho años de Pontificado, las grandes aficiones de Benedicto XVI no han cambiado un ápice. Algunos libros para los dos meses que residirá en Castel Gandolfo, el belén familiar, dos plumas Mont Blanc y un reloj Junghans que le dejó su única hermana antes de morir serán algunos de los objetos personales que acompañarán a Benedicto XVI en este viaje, cuyo destino final será el Monsterio Mater Ecclesiae dentro de los Jardines Vaticanos. El piano seguramente ya le esté esperando en esta residencia pontificia, conociendo la pasión del Papa por la música, sobre todo de Bach, Mozart o Bruckner. «Aquí tengo todo, el lago, la montaña y veo el mar», afirmó Joseph Ratzinger cuando tomó posesión del palacio, una frase que el alcalde de la localidad grabó en una placa y colocó en una plaza.

Benedicto XVI se instalará en dos plantas que conforman el apartamento papal, que incluye el dormitorio del Pontífice, las habitaciones de los secretarios y las cuatro laicas consagradas de Comunión y Liberación que le cuidan y una capilla privada. El palacio ubicado entre el mar y el lago Albano cuenta además con 55 hectáreas de jardines, donde el «Papa emérito» podrá dar largos paseos como acostumbraba hacer con su padre cuando era apenas un niño.

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