misión humanitaria en madagascar
Un médico español lucha en África contra la «herida innombrable»
José Manuel Devesa viaja todos los años para operar a mujeres con fístula vésico-vaginal, una patología causada por partos mal asistidos. Ya ha hecho más de 100 cirugías en ese continente
Aneris casassus
Era un niño y ya sabía que quería ser cirujano como su padre. Pero cuando llegó a la adolescencia y leyó la biografía de Albert Schweitzer supo que, además de médico, quería ser viajero. Imaginó entonces unir esas dos pasiones y empezó a soñar con ... África. Desde 2005, el sueño del doctor José Manuel Devesa se hace realidad cada agosto, cuando viaja a Madagascar a operar a las mujeres con la «herida innombrable».
Devesa junto a su equipo ya ha intervenido quirúrgicamente a más de 100 mujeres –muchas de ellas niñas y adolescentes- que sufren de fístula vésico-vaginal. Esta lesión de origen obstétrico es una comunicación que se produce entre la vejiga y la vagina como consecuencia de un parto obstruido, con muerte fetal.
Según la ONU, más de dos millones de mujeres sufren esta patología en África que es causada principalmente por la falta se asistencia en el parto. En las zonas rurales se acumula entre el 80 y el 90% de la población y sólo hay un médico cada 100 mil habitantes. Esto, sumado a los prejuicios culturales que les hacen desconfiar del parto institucional, provoca que 60 millones de mujeres den a luz todos los años sin ayuda. Los primeros partos suelen registrarse entre los 11 y los 18 años.
«La herida innombrable es una patología que abarca distintos tipos de sufrimiento: el parto en una edad joven, la pérdida de un hijo y el abandono de la familia, del marido y de la sociedad. Estas mujeres son despreciadas porque en general no pueden volver a tener hijos y porque no pueden controlar la orina», explica el doctor Devesa, que es jefe de la Unidad de Colon y Recto del Hospital Universitario Ramón y Cajal y del Ruber Internacional , de Madrid.
Devesa, de 65 años, desarrolla su labor en la Misión de Ambatoabo, en Farafangana, al sudeste de Madagascar, perteneciente a la compañía religiosa de las Hijas de la Caridad, que funciona allí desde 1902. El equipo se financia gracias a donaciones de grupos y personas y también por el aporte de sus propios miembros. Cuando llegaron, en 2005, sólo había un quirófano sin dotación. Pero en este tiempo lograron equiparlo y ya cuenta con dos mesas de cirugía. Para capacitarse en la técnica de esta intervención, Devesa se formó en el Addis Ababa Fistula Hospital , una clínica fundada por un matrimonio de ginecólogos australianos en Etiopía. Es el centro con mayor experiencia en esta patología con más de 40 mil mujeres operadas.
«La herida innombrable es una patología que abarca distintos tipos de sufrimiento: el parto en una edad joven, la pérdida de un hijo y el abandono de la familia, del marido y de la sociedad».
Cuenta el doctor que muchas veces las niñas o mujeres llegan con desconfianza a la consulta. «En general vienen solas y descalzas. Vienen con cara asustada porque no saben qué es lo que les espera. No saben de dónde venimos ni a qué van a ser sometidas. Simplemente alguien les dijo que hay unos médicos que podrían curar su enfermedad. Cuesta trabajo darles la confianza de que con la operación van a curarse».
El largo viaje para llegar a la misión
Cada año, el equipo médico viaja cuatro días para llegar hasta Farafangana, una población de 15 mil habitantes. La primera escala es en París. De allí toman un vuelo hasta Antananarivo, la capital de Madagascar. De allí tienen un viaje de 14 horas en coche hasta Fianarantsoa y de allí el «tren de la selva» hasta Manakara, que tarda entre 12 y 14 horas para recorrer 160 kilómetros. Al llegar, las monjas de la misión los están esperando para viajar en coche otras 4 horas hasta Farafangana.
«De África impresiona todo. Uno siempre se queda con ganas de volver. Se enamora de su indefensión, de su sufrimiento y de su miseria. La belleza de África es salvaje», dice Devesa.
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