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Los recortes también llegan al Vaticano

La Santa Sede refuerza su gestión económica interna para optimizar los recursos

Los recortes también llegan al Vaticano abc

juan vicente boo

Igual que las familias, los ayuntamientos o los gobiernos, el Vaticano también tendrá que recortar sus gastos para hacer frente a la crisis, según anunció el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone, en un congreso sobre el nuevo reglamento económico. A la línea de mayor sobriedad se añade una mejora de la gestión económica interna, demasiado fraccionada en “reinos de Taifas”.

En vista de que la crisis se alarga y, en consecuencia, los donativos disminuyen, la única decisión lógica es la de recortar. Según el cardenal Bertone, “ante la imposibilidad de aumentar los ingresos, no hay más remedio que llevar a cabo una reducción paulatina pero eficaz de los costes, al menos en proporción a los déficits de los últimos balances”. El cardenal no indicó las áreas de recorte, pero hace ya tiempo que se evita contratar nuevo personal.

Contrariamente a la impresión popular, tanto el presupuesto anual del Estado del Vaticano (un estado como otro cualquiera, si bien minúsculo) como el de la Santa Sede (los organismos de la Curia romana) son verdaderamente exiguos.

El Estado del Vaticano tiene un presupuesto anual de unos 250 millones de euros, similar al de la ciudad de La Coruña, cuya parte del león son los sueldos de las 2.000 personas que se ocupan de los servicios básicos, la seguridad y los Museos Vaticanos que son, a su vez, la principal fuente de ingreso del pequeño Estado.

La Santa Sede , es decir, las congregaciones, pontificios consejos, etc. tiene un presupuesto anual de unos 210 millones de euros, muy inferior al de las diócesis grandes. Con ese dinero paga los sueldos de unas 2.500 personas, así como los gastos de las nunciaturas y medios de comunicación oficiales, muy deficitarios. Los únicos ingresos son donativos de los fieles, las diócesis y las órdenes religiosas.

Una parte de ese dinero se destina a obras de caridad, pero la mayor parte de la actividad caritativa de la Santa Sede se lleva a cabo a través de Caritas Internationalis, las Obras Misionales Pontificias y la Pontifica Ayuda a la Iglesia Necesitada, que distribuyen unos 300 millones de euros cada año. En todo caso, la parte del león de la actividad caritativa de la Iglesia católica la llevan a cabo las diócesis y ONGs.

La crisis impone también mejorar la gestión económica de las docenas de congregaciones, pontificios consejos, y entidades variadas que componen la galaxia administrativa del Vaticano, y esa tarea corresponderá a la Prefectura de Asuntos Económicos, muy reforzada con el nuevo reglamento.

En el congreso celebrado para explicar las nuevas normas, el secretario de la Prefectura de Asuntos Económicos, Lucio Ángel Vallejo Balda, subrayó la importancia de superar la fragmentación y el individualismo. Aparte de asumir nuevas competencias de dirección y coordinación, en lugar de limitarse a aprobar los balances y realizar las auditorias, la Prefectura emprenderá un mayor contacto con los medios de comunicación.

Después de haber explicado el nuevo reglamento a la Curia romana y a las autoridades del Estado del Vaticano, el cardenal prefecto, Giuseppe Versaldi, lo presentará a los medios de comunicación el jueves en una rueda de prensa. Una primicia en términos de transparencia, objetivo repetidamente señalado por Benedicto XVI.

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