Hazte premium Hazte premium

Así matan nuestras 'células asesinas' a las cancerígenas

Un vídeo muestra por vez primera cómo estos 'asesinos en serie' localizan a las células tumorales y las eliminan

Así matan nuestras 'células asesinas' a las cancerígenas GILLIAN GRIFFITHS/JONNY SETTLE

R. I.

Las células T citotóxicas son también conocidas como los 'asesinos en serie' de nuestro organismo. Ahora un vídeo muestra por vez primera cómo dan caza y eliminan las células cancerosas antes de pasar a su próximo objetivo.

En un estudio que se publica en la revista « Immunity », investigadores del Reino Unido y EE.UU., dirigido por el profesor Gillian Griffiths, de la Universidad de Cambridge , describe cómo los miembros especializados de nuestros glóbulos blancos, conocidos como linfocitos T citotóxicos, destruyen las células tumorales y las células infectadas por virus. «En nuestro interior se esconde un ejército de ‘asesinos en serie’ cuya función principal es matar una y otra vez -explica Griffiths-. Estas células especializadas patrullan nuestros cuerpos, identifican y destruyen las células infectadas por un virus o las cancerígenas, y lo hacen con precisión y eficiencia».

Se calcula que hay miles de millones de células T en la sangre; por ejemplo, en una única cucharadita de sangre puede haber más 5 millones de células T, y cada una mide apenas 10 micrómetros de longitud, una décima parte del grosor de un cabello humano. Y cada una de ellas está comprometida en una batalla feroz e implacable para mantenernos sanos. En el vídeo, las células se ven como 'manchas' amorfas de color naranja o verde que se desplazan con rapidez en busca de sus enemigos.

Huésped inesperado

Cuando una célula T citotóxica encuentra una célula infectada, o, en el caso de la película, una célula cancerosa (azul), sus protuberancias de la membrana exploran rápidamente la superficie de la célula para comprobar que no es un huésped bien recibido. Y si es así, la célula T se pega a la célula cancerosa e inyecta proteínas venenosas –citotoxinas- (rojo) para matarla.

En este proceso, señala Griffiths, «es esencial que la célula T se centre sobre su objetivo, si no causaría daños colaterales a las células sanas». Y una vez que las citotoxinas se inyectan en las células cancerosas, «su destino está sellado y podemos ver como se marchita y muere. Finalizado su trabajo, la célula T comienza de nuevo su búsqueda de otra víctima».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación