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FERTILIDAD

Los embriones congelados son tan ‘eficaces’ como los frescos a la hora de tener un bebé

La probabilidad de tener un bebé por reproducción asistida es igual con los embriones congelados que con los frescos, si bien la criopreservación encarece el procedimiento

La infertilidad es un problema de salud ARCHIVO

R. I.

Cuando una pareja se somete a un ciclo de fertilización o fecundación in vitro (FIV), es frecuente que el número de embriones obtenidos sea superior al que finalmente se va a transferir. Por tanto, y con objeto de mejorar sus probabilidades de tener el ansiado bebé, las parejas suelen optar por congelar –o ‘criopreservar’– los embriones ‘sobrantes’, que siempre podrán ser transferidos en un futuro –ya sea porque la transferencia del primer embrión ‘fresco’ no ha tenido éxito o porque quieren tener más hijos–. Sin embargo, también hay muchas clínicas de FIV que trabajan exclusivamente con embriones congelados, no con frescos. Pero, la probabilidad de lograr la gestación y, lo que es más importante, de tener un bebé, ¿varía en función de que el embrión transferido sea fresco o congelado? Pues según concluye un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Medicina y Farmacia de Ciudad Ho Chi Min (Vietnam) y de la Universidad de Adelaida (Australia), no. Es la misma.

Como explica Lan N. Vuong, director de esta investigación publicada en la revista « The New England Journal of Medicine », «las técnicas de congelación de embriones son cada vez más comunes en las clínicas de fertilidad de todo el mundo. Esta es una de las razones por las que nuestro trabajo es importante para los especialistas en fertilidad, los investigadores y, por supuesto, para las parejas que esperan tener un bebé».

¿Frescos o congelados?

El estudio fue llevado a cabo con la participación de cerca de 800 mujeres que, con un problema de infertilidad no causado por el síndrome de ovario poliquístico, se sometieron a un único ciclo de FIV en el que recibieron la transferencia de un embrión fresco o congelado. ¿Y qué pasó? Pues que concluido el ciclo, la tasa de embarazo resultó prácticamente similar para ambos casos: del 36% en caso de recibir un embrión congelado, y del 35% en caso de recibir un embrión fresco.

Sin embargo, y obviamente, el objetivo del procedimiento no es lograr el embarazo, sino que este llegue a término con éxito. Y de acuerdo con los resultados, ambas alternativas son, de nuevo, similares: la tasa de bebés nacidos vivos tras la transferencia de este primer embrión fue del 34% en el caso del ‘congelado’ y del 32% en el del ‘fresco’.

Tras la trasferencia de un primer embrión fresco, es posible congelar el resto de embriones y transferirlos uno a uno, lo que resulta seguro y efectivo

Como explica Ben Mol, co-autor de la investigación, «trabajos previos han mostrado que las mujeres que padecen infertilidad por causa del síndrome de ovario poliquístico tienen una tasa de nacidos vivos significativamente mayor cuando se emplean embriones congelados, pero hasta ahora no teníamos evidencia de lo que ocurría en las pacientes sin síndrome de ovario poliquístico. Y en este contexto, nuestro estudio muestra que, en este caso, la tasa de nacidos vivos tras FIV es equivalente para los embriones congelados, lo que es una importante noticia para las mujeres infértiles de todo el mundo».

En definitiva, continua Ben Mol, «nuestro hallazgo ‘clave’ es que la congelación de embriones para la FIV no disminuye las probabilidades que tiene una pareja de tener un bebé. Así, y tras la trasferencia de un primer embrión fresco, es posible congelar el resto de embriones y transferirlos uno a uno, lo que resulta seguro y efectivo».

Igual, pero más caro

Sin embargo, los resultados tienen una segunda lectura: la probabilidad de tener un bebé es la misma con un embrión congelado que con un embrión fresco. Es decir, no es superior con los embriones congelados. Un aspecto a tener muy en cuenta dado que el proceso de congelación conlleva un incremento de los costes del procedimiento de FIV.

Como apunta Ben Mol, «cada vez es mayor el número de clínicas que están abandonando la transferencia de embriones frescos. Pero las parejas preocupadas por los costes, totalmente innecesarios, de congelar todos sus embriones no tienen por qué hacerlo, pues incluso así seguirían teniendo la misma tasa de bebés nacidos vivos».

Es más; es posible que no todas las técnicas de congelación sean igual de efectivas. Como concluye Lan Vuong, «nuestros resultados se han alcanzado con un método específico de congelación denominado ‘método Cryotech’, por lo que podrían no ser aplicables a todas las técnicas de congelación de embriones que se emplean en la actualidad. Necesitamos más estudios para comparar las tasas de embarazo y de nacidos vivos que se logran con otras técnicas de criopreservación de embriones».

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