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CÁNCER

Diseñado un virus artificial capaz de estimular al sistema inmune para combatir el cáncer

La inclusión de proteínas exclusivas de los tumores en un virus facilita al sistema inmunitario la identificación y consecuente destrucción de las células cancerígenas

LCMV modificado con proteínas tumorales integradas UNIVERSITY OF BASEL

M. LÓPEZ

El cáncer, lejos de ser una única patología, es un conjunto de enfermedades muy dispares y caracterizadas, entre otros rasgos comunes, por un crecimiento desmesurado y totalmente incontrolado de células malignas y por una capacidad para esconderse de las defensas del organismo. Y es que el cáncer, contrariamente a como hacen los invasores ‘externos’ –como los virus y las bacterias– desactiva al sistema inmune para que no ‘interfiera’ en su crecimiento. Tal es así que las inmunoterapias, esto es, los tratamientos farmacológicos para potenciar la actividad de las células inmunes, constituyen una de las alternativas más prometedoras para combatir los tumores. El problema es que, al momento, no funcionan demasiado bien. Entonces, ¿qué se puede hacer? Pues utilizar un agente que porte proteínas del cáncer y que, al desencadenar la respuesta inmunitaria, muestre al organismo cómo son estas células tumorales. Sería el caso, por ejemplo, de un virus. Y según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Basilea (Suiza), se trata de una alternativa que funciona bastante bien.

Como explica Daniel Pinschewer, director de esta investigación publicada en la revista « Nature Communications », «los actuales tratamientos frente al cáncer son todavía ineficientes a la hora de combatir muchos tipos de tumores. Esperamos que nuestros hallazgos y tecnologías puedan ser utilizados próximamente en las terapias anticancerígenas y, así, ayuden a mejorar sus tasas de éxito ».

Virus de diseño

Contrariamente a como sucede con las células cancerígenas, que en la gran mayoría de las ocasiones logran pasar inadvertidas para el sistema inmunitario, los virus siempre activan las señales de alarma del organismo. Y en respuesta a estas señales, las células inmunes acaban aunando sus fuerzas para destruir al invasor –en ocasiones sin demasiado éxito, como sucede por ejemplo en el caso del virus del ébola.

El objetivo es que este virus artificial permitia al sistema inmune reconocer a las proteínas cancerígenas como peligrosas

Doron Merkler

Partiendo de esta premisa, numerosos equipos de investigadores de todo el mundo han tratado de construir virus artificiales que contengan algunas de las características propias del cáncer –por lo general, proteínas que se encuentran exclusivamente en las células tumorales –. Así, y una vez entrara en el organismo, este virus artificial desencadenaría una respuesta inmune no solo frente a sí mismo, sino también frente al tumor. Y es que tras identificar y ‘etiquetar’ a las proteínas tumorales como agentes invasores, las células tumorales ya sabrían a quién hay que atacar. Sin embargo, y si bien la premisa parece ‘sencilla’, aún no se ha logrado diseñar un virus artificial ‘anticancerígeno’ eficiente. O al menos, así ha sido hasta ahora.

En el nuevo estudio, los autores construyeron un virus artificial tomando como base el virus de la coriomeningitis linfocítica (LCMV), capaz de infectar tanto a los roedores como a los seres humanos. Y lo que hicieron es añadirle algunas proteínas específicas que solo se encuentran en las células cancerígenas.

Como apunta Doron Merkler, co-director de la investigación, « el objetivo es que este virus ‘de diseño’ permitiera al sistema inmune reconocer a estas proteínas cancerígenas como peligrosas ».

Implicar a las ‘células asesinas’

Finalmente, los autores utilizaron su nuevo virus modificado –que ya han patentado– en modelos animales de cáncer. Más concretamente, en ratones, en los que el LCMV es totalmente inocuo pero, aun así, desencadena la liberación de los síntomas de alarma típicos de cualquier infección vírica. ¿Y qué sucedió? Que las células inmunes destruyeron tanto al virus como a las células tumorales.

Como concluyen los autores, «la combinación única de señales de alarma y de proteínas de las células cancerígenas estimularon la creación por el sistema inmune de un ejército de linfocitos T citotóxicos, también conocidas como ‘células asesinas’, que identificaron a las células tumorales a través de sus proteínas y las destruyeron con éxito ».

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