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Compuesta y sin novio en el altar

Una italiana es abandonada por su novio militar, pero decide llevar a sus invitados al restaurante del convite: «Brindé y comí con familiares y amigos la torta nupcial»

Nadia Murineddu, de 39 años, fue «plantada« en el altar por su pareja Giovanni Delegu Facebook

Ángel Gómez Fuentes

Se quedó compuesta y sin novio. Nadia Murineddu , 39 años, había preparado todo meticulosamente para coronar el sueño de su vida, pero su amor la abandonó en el altar. Tras siete meses de noviazgo con Giovanni Delegu , un joven militar de 24 años, al que había conocido en Facebook , decidieron casarse. Nadia, dependienta en un centro comercial, se apresuró a hablar con don Luca, su párroco de Sorso , pueblo de 15.000 habitantes en Cerdeña.

Era consciente de la diferencia de edad, quince años, y de que sus padres no aprobaban el matrimonio, pero nunca pude imaginarlo…

Nadia Murineddu

El sacerdote les hizo un curso prematrimonial, mientras en el ayuntamiento y en la iglesia se exponían bien visibles, como es de rigor, las amonestaciones. «Don Luca es un cura especial; nos explicó muy bien en qué consiste el matrimonio, y Giovanni lo siguió siempre sin mostrar ninguna duda», contó Nadia Murineddu. Segura de su amor con Giovanni, militar con físico de Rambo según muestra en sus fotos de Facebook, no dejaron ningún detalle al azar. Escogieron buen restaurante, gustoso menú y tarta nupcial con las estatuillas de los esposos.

«Ciertamente, era consciente de la diferencia de edad, quince años , y de que sus padres no aprobaban el matrimonio, pero nunca me lo podía haber imaginado…», recuerda ahora Nadia.

«Debo volver al cuartel»

Lo que nunca se imaginó, ocurrió: Cuando llegó el día de la boda, con los familiares y amigos en la iglesia, el novio no se presentaba. Pasaban los minutos y Giovanni Delegu no daba señales de vida. Un tiempo infinito que Nadia recuerda con tristeza: «Me veía radiante, con mi vestido blanco de novia, color marfil, escote a corazón … A las once teníamos que estar en la iglesia. Pero él no aparecía. Hablé con don Luca y le dije que llegaríamos un poco tarde. Llamé por teléfono a Giovanni, pero no respondía».

Nadia Murineddu y su entonces novio Giovanni Delegu Facebook

Una hora después, por fin Giovanni contestó al teléfono para anunciar a la novia: «Debo volver al cuartel». Nadia se quedó petrificada, sin dar crédito. Tuvo que intervenir el padre para abrirle los ojos y que volviera a la realidad: «Te está mintiendo». Los carabineros se pusieron en contacto con el cuartel de Giovanni y confirmaron a la novia: «Es verdad, se ha atrincherado en el cuartel» . Tras la ducha fría, Nadia Murineddu recibió el conforto de los familiares y del párroco: «Me quité el vestido y vino a casa don Luca, que me dijo: “Eres fuerte, es un momento terrible, pero saldrás adelante”». Nadia no se hundió y no quiso renunciar al refresco y banquete en el restaurante.

Tarta y brindis

«¡Vamos, al fin y al cabo está todo pagado !», le dijo el padre afectuosamente para cambiar el aire funerario y desdramatizar. «Debía ser una fiesta. El día más bello de mi vida, pero no quise que fuera el más horrible. Así que pensé lo mismo que mi padre. Y me dije: En el fondo, no se ha muerto nadie, la vida continúa», recuerda Nadia.

En el restaurante no hubo fiesta. No podía ser un «normal» banquete de boda. No hubo música y el fotógrafo se marchó enseguida tras saludar a la novia. Pero sí hubo tarta y brindis, refiere Nadia con melancolía: « No hubo la alegría que yo hubiera querido , pero ciertamente nos comimos la tarta y el brindis me lo han querido dedicar a mi». De una cosa está segura: No perdona a su exnovio y asegura que «ese es ahora el último pensamiento».

El exnovio deberá resarcirla

El excompañero huido podría recibir una mala noticia: está obligado a resarcir a Nadia. El artículo 81 del código civil prevé que la promesa de matrimonio hecha con acto público, como es su caso, «obliga al que promete, si no tiene justos motivos para justificarse, a resarcir el daño ocasionado a la otra parte por los gastos realizados y por las obligaciones contraídas a causa de aquella promesa». La esposa abandonada tiene derecho a pedir una compensación dentro de un año.

Quizás el brindis, un tanto triste, podría acabar en la cuenta del militar. Y seguramente Nadia Murineddu puede consolarse pensando que se ha librado del peligro de haber tenido que pagar algún día un divorcio.

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