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Casillas ya no es santo

Desde 1999 a 2012 fue «San Íker». Ahora no consta en el santoral. No hay milagros, no ha salvado al Madrid cuando lo necesitó

Casillas ya no es santo efe

tomás gonzález-martín

Durante doce años fue «San Íker». Desde el invierno de 2012, Casillas no es santo de la devoción de un sector del madridismo. La acusación de «chivato» que hizo Mourinho en su contra en diciembre de aquel año, cuando Adán fue nombrado titular en La Rosaleda el día 22, marcó el devenir de su carrera. La paz firmada por el capitán blanco con Xavi después de las guerras de los clásicos supuso la cruz definitiva del técnico sobre el guardameta. El entrenador portugués se marchó en junio de 2013, pero Íker se quedó con el cartel colgado para siempre. Y los mourinhistas le flagelan desde entonces. El capitán recuperó su titularidad tras año y medio de suplencia, primero con el portugués y luego con Ancelotti . Lo que nunca recuperó totalmente fue su seguridad de antaño. Ser silbado por tu afición cada dos semanas es muy desagradable. Juegas mejor a domicilio que en tu campo. Y no lo puedes decir. Esa presión en casa ha supuesto una pérdida de confianza que ha crecido paulatinamente cuando el madrileño cometía un error. Su rendimiento esta temporada no ha aportado ese plus que le hacía fundamental. En la capital, «San Íker» ya no consta en el santoral.

Su nivel a lo largo de la campaña no ha mejorado el rendimiento del Real Madrid. No ha salvado al club en los partidos clave, frente al Atlético y el Valencia en la Liga, contra la Juventus en la Champions. Nunca se sabrá qué fue antes, si el huevo o la gallina, si Íker ha fallado por los pitos o ya no rendía bien por esa suplencia que Mourinho decidió y Ancelotti perpetuó durante un año. La única verdad es que Casillas no ha realizado aquellos milagros que le elevaron a la gloria durante trece años, desde 1999 a 2012, con el Guadiana de César en 2002.

Los goles del Atlético a balón parado en la Supercopa de España, en agosto, y en Liga el 13 de septiembre, calentaron los silbidos contra él. Fue elegido por sus enemigos como chivo expiatorio de las lagunas defensivas del Real Madrid. Nadie hablaba de las deficiencias de marcaje de los centrales. Ni siquiera su parada monumental frente a Messi en el clásico (3-1), que decantó el triunfo madridista, cambió la situación. Casillas ha sufrido un maltrato injusto por parte del público. Debió marcharse el verano pasado y no alargar esta situación. Dicho esto, en España no cuidamos a los ídolos. Los éxitos se olvidan pronto. Ver la despedida de Gerrard en Liverpool y observar las protestas contra Íker suscita una comparación odiosa.

Ahora, Íker sabe que el Madrid negocia desde hace seis meses el fichaje de David de Gea y no piensa marcharse . Tiene contrato hasta 2017 y quiere quedarse aunque sea tercer portero. Su entorno le dice que se vaya. Triste final de una gran trayectoria. Casillas conoce un lema de la casa: «En el Real Madrid se envejece muy mal».

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