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«Mad in Spain»: Entretenimiento low cost para el verano

Jordi González y Nuria Marín dieron el pistoletazo de salida de este nuevo formato de Telecinco

Jordi González MEDIASET

M.M.

Llega el verano y, con él, las alternativas low cost de las principales cadenas para rellenar la programación. Telecinco ayer nos mostró su apuesta para julio y agosto : «Mad in Spain» , la salvación de la cadena para evitar estropear los datos del resto del año. Este formato de bajo presupuesto (al menos inferior a lo que nos tiene acostumbrado) apuesta por el mayor filón de la cadena, la programación en directo.

«Mad in Spain» recupera la fórmula de «Moros y cristianos» para volver a enfrentar en un eterno debate sobre diferentes temas «de actualidad» a caras reconocibles. Para ello, Jordi González ha vuelto a probar suerte subiéndose en su particular «noria» como moderador de este debate. Con él, rellenaron anoche (y rellenarán durante el resto del verano) cuatro horas de televesión de máxiama audiencia con apenas tres temas en una primera entraga con algún que otro problema técnico .

Hijos de famosos: ¿Bendición o maldición?

El primer tema a debatir en «Mad in Spain» nos obligó a reflexionar, junto a los doce tertulilanos que invadieron en nuevo plató de Telecinco, si ser hijo de un famoso es un problema o, por el contrario, una bendición. Para que pudieramos ponernos en la piel de quienes han sufrido esta situación, la copresentadora Nuria Marín presentó a Sofía Cristo y Diego Matamoros .

Por un lado, Sofía Cristo calificó el hecho de ser hija de Bárbara Rey y Ángel Cristo como una maldición: «He tenido que demostrar muchísimo más que otras personas para poder trabajar de DJ. Mi juventud no ha sido nada fácil». Por no hablar de su vida sentimental... «Mis dos primeros novios me vendieron», añadía. Por su parte, Diego Matamoros mostraba el otro lado de la moneda asegurando que, para él, ha sido una bendición tener un apellido tan mediático. «Yo he sabido aprovecharlo bien. He podido disfrutar de algunas cosas a las que mucha gente no puede acceder gracias a la influencia de Kiko Matamoros », comentaba.

Para cerrar ese tema, Marín presentó la opinión que el público les había hecho llegar a través de las redes sociales. Hasta aquí no iba mal la cosa. Lo casposo llegó con los últimos dos temas del programa, que más que para un espacio de máxima audiencia, parecía la conversación que se puede tener en una panadería mientras esperas a que te atienden: la utilidad de las dietas y (¡ojo!) si les gusta oír a las mujeres hablar de sexo.

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