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«Food porn» y cocina autóctona para lograr una plaza en «MasterChef 5»

El exitoso concurso de La 1 ya viaja por España buscando aspirantes para su nueva edición

CARMEN ANIORTE

Abogados, arquitectos, informáticos, productores audiovisuales, amas de casa... Hasta 80 aspirantes se reunieron ayer en el madrileño hotel NH Ribera del Manzanares con la ilusión de dejarlo todo para entrar en «MasterChef 5» . Desde que se abrieran los castings en septiembre, más de 20.000 personas han mandado sus recetas con la esperanza de ser seleccionadas para las pruebas que se celebran en Madrid, Bilbao, Valencia, Sevilla y Barcelona. Entre todos ellos, estarán los quince aspirantes que entrarán en la nueva edición del concurso de TVE. El único requisito, al margen de «la pasión por la cocina y las ganas de aprender», según explica Esther González, directora de casting, es tener más de 18 años, residir en España y no haber trabajado en una cocina profesional.

A emplatar

Los aspirantes trajeron ayer en sus fiambreras el plato con el que tratarán de conquistar al jurado de la selección, los expertos culinarios del programa, muchos de ellos cocineros de restaurantes con estrella Michelin. Para esta prueba, «no tienen que estar pendientes del reloj, aunque tienen que mostrar su trabajo sin prisa pero sin pausa. Aquí solo tienen que emplatar», apunta González. Los evaluadores les preguntan «cómo han preparado el plato, los ingredientes, la presentación» y les ponen nota. Además, realizan un test en el que expresan sus motivaciones y su voluntad de cambiar de vida. «También tenemos en cuenta que sean divertidos. Este programa está abierto a todo tipo de personas», subraya González.

Como Ana Rosa , que se presenta a las pruebas acompañada de su novio Rolando . Programadora informática de profesión, la joven se ha grabado en su mandil el 0101, el número correspondiente al 5 –aspira a entrar en esta quinta edición– en el lenguaje binario. Apuesta por la cocina tradicional, y prueba de ello son las «migas ruleras» que preparó para la primera prueba de selección. Ayer sorprendió al jurado con un plato de «food porn» , «comida con alto contenido calórico y con características visuales muy impactantes y casi agresivas», explica. Su novio se enteró en ese momento de su secreta creación, aunque no le guarda rencor porque sabe lo competitiva que es. « Si hay suerte y llegamos, soy capaz de pedirle la mano en el programa», confesó.

Por su parte, Andrea es un ejemplo de tenacidad. « Llevo intentándolo desde la versión junior , y por fin ahora que ya tengo 18 años puedo participar», confiesa. Cerca, la hondureña Bessy se presenta al casting con la intención de «dar a conocer la cocina centroamericana». También apuesta por la comida de su tierra –o la moderna– Stephanie, una inglesa nacida en Tenerife. Pero no todos tienen tan claro que quieran dar un giro a su vida. José María, director comercial, cree que su futuro depende de lo que le ofrezcan. « De momento veo la cocina como una diversión », concluye.

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