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«The Night Of», el monstruo sutil que todo lo engulle

Presente en premios y alabada por la crítica, ha terminado enterrada por un catálogo siempre amplio y en constante renovación. Como sus protagonistas, se ha convertido en una marioneta del destino

Lucía M. Cabanelas

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«The Night Of» es, como su protagonista, un monstruo sutil . Todo parece indicar que Nasir Khan (Riz Ahmed), un joven paquistaní que vive en Manhattan con sus padres y su hermano, no ha roto un plato en su vida. Saca buenas notas, es un hijo modelo y todo en él desprende ingenuidad. Sin embargo, las cosas cambian cuando se despierta una madrugada junto a la mujer a la que había llevado en taxi la noche anterior. Ella ha sido brutalmente acuchillada. Y él, pese a esa mirada de cervatillo, es el principal sospechoso.

El violento asesinato no es más que un señuelo, un McGuffin , que permite a la serie centrar el foco en todo lo que sucede en las cloacas de un sistema judicial decadente en el que importa menos ser inocente que parecerlo y de un departamento de policía con influencia directa del de «The Wire», donde los crímenes y los arrestos no son sangre ni vísceras, sino simples porcentajes.

Un crimen que, paradójicamente, sirve de pista falsa con la que desmantelar las primeras impresiones, cuestionar las apariencias. Khan comienza siendo la presa fácil, pero el controvertido régimen penitenciario y de inserción en prisión termina pervirtiendo a un joven que, pese a los avances en las pesquisas, nunca averiguamos si realmente era culpable. De manipulado a embaucador . Sutilmente.

En el lado inverso de la cuerda, y siempre en constante tensión con el extremo del protagonista entre rejas, su abogado, un perdedor, marginado por sus colegas por un repulsivo eczema, interpretado por un increíble aunque más comedido de lo habitual John Turturro . Un letrado vanidoso pero bajo cuyo traje holgado y la desagradable urticaria que le impide llevar zapatos hay un piadoso ser humano. No solo se hace cargo de la defensa de Khan, más por intuición que certeza, sino del gato de la víctima, a pesar de ser alérgico. Mientras uno se corrompe, el otro se ablanda; la cárcel engulle al recluso al mismo tiempo que el sentido de justicia se adueña del letrado.

La pareja protagoniza una dualidad similar a la de los personajes principales de «Malas calles» de Martin Scorsese , de la que incluso un capítulo de la serie toma el titulo original e inédito. En un principio, el filme de Marty iba a llamarse «Season of the Witch» , pero finalmente, por mediación de su amigo y guionista Jay Cocks, terminó recibiendo el título de una frase de Raymond Chandler.

La influencia de Scorsese no solo queda patente en la ambigüedad de los protagonistas, sino también en el taxi, en la lúgubre atmósfera que construye la serie, y hasta en la alergia del abogado, la misma que padece el propio director.

«The Night Of» llegó a lo más alto y sin hacer demasiado ruido, como su narrativa. Presente en premios , alabada por la crítica, ha terminado enterrada por un catálogo siempre amplio y en constante renovación. Como sus protagonistas, se ha convertido en una marioneta del destino . En un monstruo (por su grandeza y calidad) sutil. Pero sigue la estela cada vez más habitual en las series de retratar la desimplicación de los agentes por su oficio, engullendo inocentes y fagocitando culpables por faltar al instinto, tan manido en la ficción de antaño.

Esto es lo que nos importa de esta serie de HBO , más que el asesinato: si el protagonista volverá a recuperar la ingenuidad perdida entre rejas, si a Turturro se le curará ese desagradable eczema , y si el gato será o no sacrificado.

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