Un guardia de la cárcel paranoico se muda a un pequeño pueblo en el que los únicos divertimentos son la prisión y el burdel. El hombre se hace amigo de su vecino, un hipocondríaco desempleado.

El realizador checo Petr Vaclav dirige "Nunca estamos solos", una película que desde el minuto uno va a por todas. Su sexto largometraje, empieza con gritos, desolación, tensión, furia y violencia. El tremendismo y el desconsuelo se convierte en el vehículo para el espectáculo del drama. Premiada en el Festival de Berlín, en este largometraje vemos menciones a la Primavera de Praga y a la invasión de la URSS, mezclados en una conversación con el terrorismo de Al Qaeda y el uso de símbolos musulmanes, sin que tengan mucho que ver. También se va alternando el blanco y negro y el color en las escenas, sin ningún motivo narrativo ni estético.

Este relato en el que se habla de la República Checa en la actualidad cuenta con actores de gran prestigio en su país como Karel Roden ("La huérfana") y Lenka Vlasáková ("Lea") y también podemos ver actores con una corta trajectoria en la gran pantalla como Klaudia Dudová y Zdenek Godla, pero que ya trabajaron con el director en su anterior filme.