El estrafalario prisionero de Zenda

Temiendo por la vida del heredero al trono del pequeño país de Ruritania, sus allegados buscan un doble para él. El elegido resulta ser un taxista de Londres con un extraordinario parecido con el príncipe. Syd, que así se llama, se verá así lanzado a una peligrosa trama de traición y codicia en la que también se verá atrapado entre el amor de dos hermosas mujeres.

Parodia de la famosa noela de Anthony Hope que ya había sido llevada anteriormente a la pantalla en varias ocasiones. Dirigida por un Richard Quine en horas bajas y protagonizada por Peter Sellers, en uno de sus habituales papeles múltiples, para ambos la cinta significó uno de sus últimos trabajos. Una lástima, porque fracasó tanto a nivel crítico como comercial.