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Your Name

La invasión del anime creciente

Llega a las pantallas españolas «Your Name», la película revelación y más taquillera del año pasado en Japón

Fotograma de «Your Name», que se estrena hoy en los cines españoles

JUAN GÓMEZ-JURADO

Llega a las pantallas españolas «Your Name», la película revelación y más taquillera del año pasado en Japón. Dirigida por Makoto Shinkai, la cinta narra la historia de Taki y Mitsuha , dos adolescentes japoneses que viven a cientos de kilómetros de distancia, que no se han conocido nunca y que, sin embargo, comparten una extraña conexión que les hace intercambiar sus cuerpos de tanto en tanto. Mientras van dejándose mensajes en el móvil o garabateados con un rotulador en la piel, entre dos perfectos extraños surge algo indescriptible.

«Your Name» ganó, muy merecidamente, el premio al Mejor Film de Animación en el Festival de Sitges , y solo el hecho de no haber sido estrenada aún en Estados Unidos le ha impedido ganar el Oscar de su categoría. Tanto daría que la academia fuera ya grabando el nombre en la estatuilla, para ahorrar líos al estilo Warren Beatty. «Your Name» es una obra maestra , en la que la excepcional calidad de la animación es solo una parte de su éxito. La historia es al mismo tiempo delicada y sin pretensiones. Tiene la finura de una joya bien engarzada, aplicada a una historia de amor del siglo XXI.

«Your Name» es una obra maestra, en la que la excepcional calidad de la animación es solo una parte de su éxito

Las normas son otras para los niños. Desde que, a principios de los noventa, series como Sherlock Holmes (también de Miyazaki), Oliver y Benji, Caballeros del Zodiaco y Bola de Dragón se convirtieran en grandes éxitos, las cadenas de televisión no han dejado de incluir en su programación productos japoneses. Los niños son más flexibles, no tienen los gustos tan acendrados y las series de dibujos animados suelen occidentalizar un tanto los productos que ofrecen, al menos lo suficiente para que Doraemon y Yokai Watch sean visibles en todos los países del mundo.

Los niños se hacen mayores y comienzan a consumir menos productos culturales específicos

Consumo masivo

El interés por lo japonés para el otaku, que así se denomina el reverso japonesizado de nuestros frikis, no concluye en lo audiovisual, sino que se expande hasta el papel, con obras como Bleach, Yugioh!, Slam Dunk o Detective Conan. El manga es un producto de consumo absolutamente masivo en el país del Sol Naciente, hasta el punto que el 38% de todas las publicaciones en Japón son libros de historietas. Los consumen japoneses de todas las edades, y el término consumir es más ajustado que nunca.

En una nación en la que el metro cuadrado es el bien más preciado de todos, no es raro ver al tokiota leer en el metro o en una pausa para comer un manga que luego dejará abandonado sobre la mesa para que lo recoja el siguiente comensal, o directamente lo arrojan a la papelera. A una media de 300 yenes por ejemplar (unos 2,40 euros), para ellos es el equivalente a leer y descartar un periódico o una revista. Con la salvedad de que dichas revistas de manga no bajan de 200 páginas, y llegan en algunos casos a las 900, en papel barato y en blanco y negro, muchas veces.

El adulto que continúa en la afición llega hasta obras maestras del 9º Arte como Akira, Lobo Solitario y su cachoro o 20th Century Boys , novelas gráficas de grandísima calidad que pasan desapercibidas en España para la gran mayoría de los aficionados a un género de por sí minoritario como es la historieta.

Apropiación cultural

Como dato curioso, este viernes se estrena también en los cines una película como Power Rangers , el reboot de una franquicia que se concibió como una apropiación cultural en toda regla por parte de la cultura norteamericana hacia lo japonés. Estos experimentos no suelen salir bien, y para muestra el desastroso resultado en taquilla de Ghost in the Shell , la adaptación de Hollywood del famoso manga de Masamune Shirrow, ferozmente criticado por los aficionados por haber colocado a Scarlett Johansson y sus muy redondos ojos en un papel que correspondía a una actriz asiática. No es el único caso sangrante de whitewashing hacia el manga, pues tenemos ejemplos como The Last Airbender de Shyamalan o Dragonball Evolution de James Wong.

En una industria como la del cine, donde las productoras se juegan muchísimos millones de euros en unos pocos taquillazos, nadie quiere correr riesgos. Todo son comités, películas en común y decisiones prefabricadas que asumen la estupidez del espectador medio. Mientras tanto, películas como «Your Name» rompen la taquilla en Japón y más allá, haciendo algo muy sencillo: contar bien una buena historia.

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