«Testigo»: espionaje político en una Francia «infectada de populismo y arribistas»
François Cluzet protagoniza este intenso thriller político donde un ciudadano corriente se ve arrastrado por las intrigas de la alta política
Un estreno pequeño, de una película pequeña, de un director novel y con un presupuesto limitado. « Testigo » tiene tantas cosas corrientes que, en cuanto su trama echa a andar y sus limitaciones se diluyen, se convierte en un thriller político con la intensidad del cine mayúsculo. Cuando François Cluzet comienza a descubrir las sombras y los engranajes que articulan la política (en este caso, la mala política), se dispara un filme que muestra la desnudez de los ciudadanos mientras el protagonista desnuda al sistema. Quizá todo se comprenda mejor con el título original en francés: «La mécanique de l’ombre».
«No he querido hacer una película que dijera que toda la política está podrida. Yo creo en la política . Y lo demuestro en el recorrido del protagonista, un recorrido de lucha, de resistencia...», explica a ABC el director de «Testigo», Thomas Kruithof durante su visita a Madrid. «Es una película en la que expongo los miedos que tengo: un sentimiento de vigilancia generalizada, los vínculos truculentos entre el poder y los servicios secretos y cómo los utilizan para fines personales... Son cosas que me fascinan y que me asustan», asegura.
Aunque pueda parecer lo contrario, el estreno no ha estado condicionado por las elecciones francesas. En el país de Marine Le Pen y Emmanuel Macron la película salió hace meses. Sin embargo, no se puede ignorar el contexto que la rodea hoy ni las similitudes de uno de los protagonistas con la extrema derecha. «No hago política ficción, y ese personaje no se basa en Le Pen . Las conspiraciones de la película se inspiran en cosas que tuvieron lugar bajo gobiernos de derechas, de izquierdas... de todos. Este tipo de conspiraciones se llevan realizando desde hace mucho tiempo en la sombra, no son de ahora», asegura. Unas sombras que se mueven rápido en época electoral: «La trama transcurre justo en elecciones porque son periodos con muchas discusiones y conspiraciones, donde la suerte de algunos la deciden otros ...»
Un novato con suerte
Thomas Kruithof vive en una nube, y nada tiene que ver con que mida más de dos metros. Es un novato que presenta su película lejos de Francia y que, para su regocijo, ha generado interés y expectativas. Él, un joven que presume de no haber pasado por ninguna escuela de cine –«soy de la generación del vídeo. Podíamos ver y volver a ver películas en casa. Esa ha sido mi escuela»– ha levantado desde cero una película cuyo guión, que escribió también sin conocimientos a base de repetir y repetir durante años, conquistó desde el primer momento a François Cluzet, protagonista de «Intocable» y una de las estrellas galas. «El milagro es que un actor como François conserve un espíritu de aventura y curiosidad. Cuando nos conocimos depositó toda su confianza en mí... Me sorprende todavía que se leyera mi guión y que me quisiera conocer y arriesgarse a darme tanta confianza», presume todavía impresionado.
«¿Mis influencias? Ahí están los libros de John le Carré y su ambiente crepuscular de podredumbre traición y relaciones humanas»
Su inexperiencia –«me puse de capitán del barco y nunca había estado en el mar»– la suplió rodeándose de un equipo experto y atendiendo cada consejo. «Tenía mi idea de cómo quería contar la película, lo que quería contar, de cómo crear el ambiente y el suspense... Después, en el rodaje, hablé desde con la maquilladora hasta con el protagonista para que todos hiciéramos la película que queríamos», relata.
Hay varios peligros en un director novato que pueden resumirse en dos: perderse por los rincones de la trama hasta que se deshaga la historia o «inspirarse» demasiado en su experiencia visual para no cometer errores. Riesgo contra miedo. El director evita ambos: la tensión de la trama política no decae (no tanto así la ligera vertiente amorosa que la acompaña) y, pese a referentes reconocibles (tiene ramalazos visuales de Fincher), se desarrolla con originalidad. «Tengo muchas influencias, pero la mayoría son inconscientes. Si hoy me dices que esa secuencia te recuerda a tal película de tal director, pues te tengo que decir que seguramente sí, porque esa película me gustó. Naturalmente hay cosas de thrillers políticos, de cine negro, de las películas expresionistas... Porque todo eso está en mi cabeza. Y en cuanto a las influencias conscientes, ahí están los libros de John le Carré y su ambiente crepuscular de podredumbre traición y relaciones humanas».
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