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Ritos sexuales y adicción a las drogas: la terrible infancia de River Phoenix

Perdió la virginidad con cuatro años, alentado por la secta a la que pertenecía su familia, y murió a los 23, por sobredosis de un cóctel de todas las drogas posibles mientras su hermano Joaquin Phoenix gritaba pidiendo ayuda

El emotivo discurso de Phoenix en los Oscar ABC Multimedia
Lucía M. Cabanelas

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Pasó su corta vida huyendo de los clichés, pero terminó convertido en uno. Estrella adolescente, fue en apenas unos años chapero drogadicto y narcoléptico, el joven Indiana Jones y líder de una pandilla en busca de un cadáver. Sin embargo, su precoz talento, aprovechado solo en quince títulos, se esfumó con la muerte más tópica de todas, por sobredosis, en 1993.

River Phoenix, el hermano con más proyección del siempre turbador Joaquin Phoenix, tenía 23 años cuando un cóctel de todas las drogas posibles le dejó KO en la puerta de la discoteca The Viper Room, que por entonces pertenecía a Johnny Depp. Gritando, a su lado, sus hermanos Joaquin y Rain y su novia Samantha Mathis, que un cuarto de siglo después de su desaparición habló por primera vez del traumático instante. «Sé que estaba colocado, pero la heroína que le mató no apareció hasta que entramos en The Viper Room. Tengo mis sospechas sobre lo que sucedió, pero no vi nada», reconoció a The Guardian .

La familia Phoenix: River (segundo por la izquierda) y Joaquin (segundo por la derecha)

La actriz, de la que Phoenix se enamoró en la película «Esa cosa llamada amor», no sabía por qué habían acudido al local de Sunset Street, solo que quería irse cuanto antes. La vocación innata y las querencias de artista de su pareja terminaron por convencerla para quedarse: «Quieren que toque con ellos esta noche en la discoteca. No pasa nada, ¿no?», llegó a decirle, como pidiendo permiso. Pero sucedió lo inevitable.

Secta sexual

El primogénito de los Phoenix nació en una cabaña de Oregón y se crió bajo el influjo de los Hijos de Dios, una secta religiosa que abandonó tras liberarse del yugo de su líder, que intentaba captar discípulos a través del sexo. Junto a su familia, vivió en la pobreza, actuando en las calles en Venezuela por algunas monedas. Fue allí cuando, tras ver los escabrosos métodos de pesca de los marineros locales, River se traumatizó y decidió hacerse vegano. Una profunda impresión que le marcó de por vida. Hasta el punto de interrumpir una cena con su novia Martha Plimpton («Los Goonies») por pedir cangrejo en un restaurante: «Salió llorando» , recordó la intérprete.

«A una edad temprana, River hacía cola en las esquinas, haciendo proselitismo para el culto. Pero si no llevaba suficiente dinero al final de día a casa, su familia no comía», escribió Gavin Edwards, autor de «Last Night at the Viper Room: River Phoenix and the Hollywood He Left Behind». «Era mucho peso bajo los hombros de un niño tan pequeño» .

Phoenix (derecha), en «Exploradores»

Descreídos del destino al que les abocó la secta y ya abandonados a su suerte, decidieron volver a Estados Unidos en 1978, escondidos como fugitivos en un barco de carga. En su país de origen, cambiaron su apellido por Phoenix porque, como el ave mítica, también la familia fue capaz de resurgir de sus cenizas .

Después de atraer el instinto de un agente, River Phoenix hizo sus pinitos en varios programas de televisión. En cuestión de dos años, el mayor de los cinco hermanos pasó de imitar a Elvis Presley para una audición a correr con un hatillo delante de un tren en marcha en «Cuenta conmigo» . Tenía 15 años cuando empezó a guardar la cajetilla de tabaco debajo de la manga de la camiseta de Chris Chambers , un papel que consolidó su meteórica carrera en Hollywood, pero también anticipó su madurez. Su vida alcanzó un paradigma de contradicciones, y encontró una fama de la que no dejó de huir hasta su último aliento.

«Chris Chambers era el líder de nuestra pandilla y mi mejor amigo. Él venía de una mala familia, y todo el mundo sabía que acabaría mal . Incluido Chris». Tras ese triste destino certificado a las puertas del local de Depp, la frase de Gordie Lachance parece un mal presagio más que una honrosa descripción.

«Lo único que recuerdo de esa noche es sentarme en las vías del tren con todo girando a mi alrededor»

En pleno ecuador de los ochenta y durante el rodaje de esa fábula sobre el fin de la infancia dirigida por Rob Reiner, probó su primera cerveza con su compañero de reparto Corey Feldman y también se atrevió con su primer porro. «Lo único que recuerdo de esa noche es sentarme en las vías del tren con todo girando a mi alrededor», llegó a decir Phoenix. Para cuando se estrenó el filme, con 15 años, el actor ya había perdido la virginidad «por segunda vez» . La primera, impulsado por la secta, fue a los cuatro. «El sexo era casi todo en lo que River podía pensar», reconoció Feldman. «Cuando decidió "segunda virginidad", le pidió permiso a sus padres. En lugar de decir simplemente que sí, ellos pusieron una tienda de campaña en el patio trasero para que su hijo fuera con la chica».

Phoenix en «Indiana Jones y la última cruzada»

Alma sensible y atormentada, River Phoenix encabezó la generación de fin de siglo igual que antes lo habían hecho James Dean y Montgomery Clift . Pero, como ellos, murió demasiado pronto para ser ejemplo de nadie.

Actor marginal con un marcado gusto por los desafíos, selló su estilo retando a la industria con papeles que se salían del estándar. «Era especial en el sentido de que era muy instintivo. Era disléxico, lo que significaba que no podía aprender dos líneas sin cometer un error», dijo George Sluizer , el hombre que le dirigió en su última película estrenada, «Dark Blood» . «Tenía que entender lo que decía para sentirlo, y eso daba cierta fuerza a su actuación».

Prematura madurez

Mientras sus compañeros aprendían a afeitarse la incipiente barba, River Phoenix miraba el mundo con una seriedad excesiva. Ni tiempo tuvo para los caprichos de la adolescencia, acuciado por un ritmo tan vertiginoso que se saltó las etapas habituales. Estrenó los 18 con una nominación al Oscar por dar vida a Danny Pope en «Un lugar en ninguna parte», papel para el que halló inspiración en su propia infancia; mientras otros recibían el permiso de conducir, el actor se sumió en «un rampante consumo de heroína» en el rodaje del desgarrador drama de Gus Van Sant «Mi Idaho privado», que le valió una Copa Volpi por interpretar a Mike Waters y la amistad con Keanu Reeves, que se metió en la piel de Scott Favor. Creció tan deprisa que incluso adelantó a James Dean, que se estrelló con su «pequeño bastardo» a los 24 años.

Para cuando se percató de la dirección que tomaba su vida, ya era títere de los excesos, víctima de su condición de icono. De tanto huir de sus logros, terminó sometido a ellos.

Trabajaba para mantener a su familia, pero terminó derrotado por las adicciones. La fama doblegó su carácter inconformista y, sometido a las drogas y al alcohol, se entregó al deber, que dejó de disfrutar para cumplir en su lugar. «Solo tengo que hacer una película más para tener dinero suficiente para pagarle la universidad a mi hermana pequeña », cuenta Mathis que le dijo el año de su muerte.

Ese aura herida de estrella perdida de rock n’ roll le convirtió en leyenda cuando cruzó la puerta de The Viper Room , 45 minutos después de haber entrado. También como el rebelde sin causa, vivió rápido y murió joven, demasiado. Un cuarto de siglo después, ya ha vivido más en un fotograma que sin las cámaras .

«Estaba más que pálido. Estaba blanco», dijo Leonardo DiCaprio el día de su muerte, presente en el local donde intentó sin suerte saludar a su «héroe»

Ese 31 de octubre de 1993, Samantha Mathis creyó ver cómo su novio se peleaba con otro hombre. Cuando le echaron de la discoteca, River Phoenix se desvaneció y empezó a tener convulsiones. «Estaba más que pálido. Estaba blanco», dijo un adolescente Leonardo DiCaprio, que intentó sin éxito saludar a su «héroe» dentro del local de Sunset Street. «¿Qué le has hecho? ¿Qué os habéis metido?», increpó Mathis al otro hombre. «Déjale en paz. Le estás estropeando el colocón», recibió por respuesta.

«Mi Idaho privado»

Su hermano intentó salvarlo. Junto a Rain y el bajista de los Red Hot Chili Peppers, lo probaron todo. Joaquin Phoenix llamó, desesperado, a emergencias. «¡Está teniendo convulsiones! ¡Venid, por favor, porque se está muriendo, por favor!» , gritaba en esa llamada que se difundió en todas las televisiones del país. Cuando la ambulancia se lo llevó y llegaron al hospital, River Phoenix estaba muerto.

El actor murió de una sobredosis de más de cinco drogas, entre ellas cocaína, morfina, sedante Valium y marihuana. «Se puede descartar cualquier teoría de que su fallecimiento fue accidental», aseguraba un comunicado de la Oficina Judicial de Los Ángeles del que se hizo eco ABC, evitando las conspiraciones que intentaban justificar el trágico final de un nuevo mito desaparecido el día de Halloween. El James Dean de la «Generación X» murió igual que vivió, sumido en un explosivo cóctel de contradicciones; como tantas estrellas de rock n’ roll, fue incapaz de soportar la fama y desapareció consumido por sus excesos.

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