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Luis Oliveros: «Es triste que en Occidente no queramos posicionarnos ante ciertas guerras»

El director ha estrenado «El jugador de ajedrez», donde cuenta la historia de Diego Padilla, un campeón español que huyó de la Guerra Civil y acabó en un campo de concentración nazi en París

Escena de «El jugador de ajedrez», con Marc Clotet (izquierda) como protagonista ABC
Israel Viana

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Luis Oliveros asegura que « El jugador de ajedrez » no intenta despertar los mismos sentimientos que « La lista de Schindler ». Asegura que no es una película sobre el odio ni la venganza. Tampoco un filme político o bélico, aunque transcurra durante la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial . «Es más una historia de amor y supervivencia, sentimientos que están por encima de cualquier otro. Se parecería más a “ La vida es bella ”, donde al espectador, aunque viera a Roberto Benigni encerrado en un campo de concentración, lo que le entristece es ver a una familia rota, a diferencia de la famosa película de Spielberg», explica el director.

Marc Clotet, en una de las primeras escenas de «El jugador de ajedrez» ABC

No es fácil defender la tesis de Oliveros. «El jugador de ajedrez» es una película mucho más cruda y desgarradora que la italiana ganadora de tres Oscar en 1997. En esta no cabe ni media risa. «Siempre me han gustado las películas ambientadas en guerras, porque hacen aflorar cosas que en la vida normal no se ven», añade. Tampoco ayuda a esta comparación la imagen del protagonista, interpretado por Marc Clotet , durante la visita que ABC realizó al rodaje en el antiguo cuartel militar Manuel Lois de Gran Canaria , donde el actor aparecía en la entrevista con el cuerpo sucio y maltratado, tras haber adelgazado nueve kilos.

Fue esa la transformación física necesaria para contar la historia de Diego Padilla , un campeón de España de ajedrez que, al estallar la Guerra Civil, huye con su mujer y su hija a Francia, donde es detenido, acusado de espía por los nazis y encerrado en una prisión de las SS. Es en este infierno donde Padilla encuentra una forma de evitar las torturas y la muerte que sufren a cada minutos sus compañeros de celda: la afición al ajedrez del coronel Maier, el oficial al mando, que le mantiene con vida para poder jugar partidas con él.

«Eso es lo que me atrajo de este proyecto, historias muy potentes de gente normal y corriente intentando sobrevivir. No habla de derechas ni de izquierdas, sino del ser humano y la libertad», cuenta el director, consciente de que una actitud neutral como la del protagonista no te pone a salvo de la tragedia: «La guerra siempre te caza por algún sitio. En un conflicto bélico es imposible no posicionarse, por eso me interesó esta historia. Es triste ver que en Occidente no queramos posicionarnos ante las guerras que vemos, porque no nos tocan. Metemos la cabeza en la tierra como un avestruz. Una de las conversaciones más alucinantes del filme es cuando el general le pregunta a Padilla, “¿usted tiene enemigos?”, y éste responde que no, a lo que Maier añade tajante: “Todos tenemos enemigos”», opina.

Alexander Alekhine

La historia —adaptación cinematográfica de la novela del mismo título reeditada este año por Planeta— nació en la cabeza de Julio Castedo. El escritor madrileño, que hace las veces de guionista, se inspiró en los días que el campeón ruso Alexander Alekhine pasó en la Francia ocupada por los nazis, donde un alto mando de la Wehrmacht aficionado al ajedrez le ofreció un trato: no enviar a su esposa de origen judío, la también ajedrecista Grace Wishaar , a un campo de concentración, a cambio de que representara a Alemania en una serie de campeonatos organizados en los países del Tercer Reich .

«Lo realmente importante en esta película es la historia de amor»

Para Oliveros —que ya rodó «El ángel de Budapest» en 2011, sobre Ángel Sanz Briz, el diplomático español que salvó a centenares de judíos húngaros de morir en el Holocausto nazi — era muy importante que «todo fuera muy realista». Por eso contó con jugadores profesionales y asesores de la Federación Española de Ajedrez, que le ayudaron a montar muchas de las secuencias del filme: «Yo le decía que necesitaba en cada partida y ellos la diseñaban. Y con respecto a los actores, no solo les asesoraron sobre cómo se mueven las fichas o cómo se comportan los jugadores en una partida, también les enseñaron a pensar como los maestros. Diego Padilla se comporta como un campeón de ajedrez las 24 horas del día, analizándolo todo en cada momento», comenta.

Para el director, sin embargo, esta película va más allá de los encuentros entre el protagonista y el general Maier. «Lo realmente importante es la historia de amor y cuánto puede aguantar un hombre normal cuando la vida le lleva a situaciones inhumanas. En la novela, la relación entre Padilla y Maier no dura ni un capítulo. Y yo no quería contar la historia entre el dominado y el que domina, que ya se ha contado en otras películas como “ Feliz Navidad, Mr. Lawrence ”, “ El puente sobre el río Kwai ” o “ El imperio del sol ”. A mí lo que me interesa es cómo el protagonista sobrevive jugando», subraya.

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