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Donald Trump, invitado invisible a una Berlinale con pocas estrellas

La edición número 67 del festival arranca con alusiones al presidente de Estados Unidos por parte del jurado y de los primeros cineastas en competición

David Martos

Sobre el papel, sobre el siempre engañoso papel de la programación oficial, la edición número 67 de la Berlinale olía a 'indie'. Las estrellas de Hollywood que vendrán a pasearse por la alfombra roja son escasas, y en el catálogo abundan las películas pequeñas que se plantean los problemas de Europa: la identidad, el nacionalismo, las fronteras... y la inmigración. Recordemos que aquí, hace exactamente un año, ganó el Oso de Oro el documental italiano 'Fuego en el mar', que retrata la muerte de las miles de personas que tratan de llegar a la isla de Lampedusa. Iba a ser una Berlinale de las causas, sí, pero de bajo perfil... De esas Berlinales a las que les cuesta llegar a las portadas de los periódicos o a los titulares de los telediarios.

Pero se nos había olvidado Trump . Y se nos había olvidado que en el jurado, bajo la presidencia del holandés Paul Verhoeven, el festival había seleccionado a una actriz norteamericana -Maggie Gyllenhaal- y a un actor mexicano - Diego Luna - que suelen decir con claridad todo lo que piensan. Incluido lo que piensan sobre Trump. Sin nombrar al nuevo presidente de Estados Unidos, como ya ocurrió con Meryl Streep en los últimos Globos de Oro, la rueda de prensa de presentación del jurado se convirtió ayer en un alegato contra el nuevo mandatario. Contra él y contra sus primeras y controvertidas medidas al frente de la Casa Blanca. No hizo falta que los periodistas tirásemos de la lengua de los intérpretes. Ellos traían ya de casa un par de mensajes muy potentes.

«Estoy aquí para investigar cómo se derriban los muros. Hay muchos expertos en eso. Quiero llevar la respuesta hasta México»

«La única cosa positiva que veo en todo lo que está pasando es que tiene que haber una reacción», continuaba el actor, que hace pocas semanas entró a formar parte del universo de 'Star Wars'. «Quiero ser parte de esa solución. Quiero mandar un mensaje de amor, es la única manera de combatir el odio. Yo cruzo esa frontera tres o cuatro veces al mes, tengo tantas historias de amor en Estados Unidos... que no voy a dejar que ningún muro se interponga entre ellas», concluía, antes de recibir un aplauso cerrado de la sala de prensa de la Berlinale.

La competición arranca con «Django»

Preguntado por qué espera de la sección oficial que tendrá que juzgar como presidente, el director de «Elle» exponía cómo quiere que sean las películas que se proyectarán hasta el 19 de febrero. “Espero que veamos muchas películas diferentes, controvertidas, que como jurado mantengamos discusiones encendidas pero respetuosas. Que haya diversidad, enfados... y lo mejor, un entusiasmo general”, vaticinaba el holandés, que no sabía decir si la selección de películas conformaba un festival político, porque aún no había visto ninguna de las cintas.

Y sin embargo la primera que se proyectaba en sección oficial, la francesa 'Django', era netamente política. El debut en la dirección del productor francés Etienne Comar, que muestra un período de la vida del músico de jazz Django Reinhardt durante el nazismo, ha encontrado su paralelismo también con los primeros pasos de Trump en la Casa Blanca. “Quería mostrar la vida de un músico durante un período complejo de la historia”, ha dicho e cineasta. “Y a medida que hacía la película me daba cuenta de que había muchos paralelismos con los refugiados, y con quienes intentan impedir que la gente viaje”.

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