Tren a Busan (***): El AVE atestado de zombis
Es más fácil encontrar en la pantalla un miembro humano sin devorar que un instante de respiro
OTI RODRÍGUEZ MARCHANTE
El argumento cabe en un par de líneas, pero la película apenas si consigue apretarse en sus casi dos horas de duración. Un tren de alta velocidad viaja desde Seúl a Busan y encerrados en ese supositorio supersónico hay cada vez más zombis empeñados en ... zamparse a cada vez menos viajeros con modales más o menos humanos.
La acción es vertiginosa, agotadora y se instala casi desde el comienzo de la historia, tras una breve presentación de personajes, la niña, el padre, la parturienta, el marido…, o sea, los que protagonizarán las notables dosis de agonía y mal rollo en que consiste la trama. Es más fácil encontrar en la pantalla un miembro humano sin devorar que un instante de respiro, y puestos a buscar alguna reflexión en el avispero de ese tren, la única masticable es que tienen más peligro y maldad algunos seres humanos acorralados que esos pobres zombis tontos de solemnidad. No se podría considerar como un estudio serio del comportamiento del hombre cuando ve en peligro su supervivencia, pero, desde luego, se ofrecen algunos datos realmente desoladores al respecto.
No es un drama, tampoco se subrayan sus lados trágicos, sino que es simplemente una película de género hecha con notable pericia, espectacularidad y entretenimiento por Yeon Sang-ho, habilísimo director de cine de animación, que aquí lo anima en otro sentido. Para los amantes del cine de zombis, este “Tren a Busan” puede ser lo que Dreyer y “Ordet” a los amantes del cine espiritual.
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